No debemos, no pagamos

“La deuda se paga o se paga”. Nos lo han grabado a sangre y fuego. Una de esas máximas que a fuerza de ser repetidas una y otra vez se convierten en verdades absolutas. Pero, ¿es eso cierto? ¿Y si la deuda hipoteca nuestro futuro? ¿Y si la deuda no la hemos contraído nosotros? Entonces, ¿por qué hay que pagarla?

Triunfo continental

Triunfaron los que apoyan los gobiernos denostados como populistas en América Latina. Vencieron los que apuestan a cambios posibles en medio del triunfo mundial de un capitalismo brutal sumido en una profunda crisis. Celebramos los que luchamos contra las campañas difamatorias de los medios dominantes, defensoras de sus intereses y representantes del poder económico concentrado. Nos emocionamos los que confiamos en que en circunstancias límites, los pueblos tienen un GPS político que los orienta a favor de los líderes que se han preocupado por mejorar sus vidas.

Cine Argentino. Entre lo posible y lo deseable

El pasado 1 de octubre de 2012 falleció, a los 77 años el cineasta, narrador e investigador Octavio Gentino.

Vinculado al peronismo, realizó con Pino Solanas el documental La hora de los hornos (1969), sobre el neocolonialismo y la violencia en el país y América Latina. En 1971 entrevistó con Juan Domingo Perón, exiliado en Puerta de Hierro, España. Realizaron los documentales: Perón, la revolución justicialista y Perón: Actualización política y doctrinaria para la toma del poder. En 1972 escribió y dirigió la película El familiar.

En su homenaje, reproducimos “Cine Argentino. Entre lo posible y lo deseable”, uno de sus trabajos.

Hambre, subdesarrollo y medio ambiente

Los más resonantes problemas globales ya fueron identificados por Josué de Castro hace 60 años: hambre, subdesarrollo, crecimiento demográfico y destrucción ecológica. Estas amenazas a la seguridad humana y a una vida decente para la humanidad son mucho más inmediatas y peligrosas hoy que en tiempos de ese autor -contrariando las promesas de los beneficios del libre comercio, los mercados financieros abiertos y las políticas económicas promercado. La cuestión es si hay respuestas convincentes a éstos y a otros desafíos.

El socialismo del siglo XXI sólo puede ser plural.

El 15 de julio salió a la venta El fin del capitalismo tal y como lo conocemos (El Viejo Topo). Su autor, Elmar Altvater (Kamen, 1938), es uno de los más respetados politólogos alemanes. Profesor emérito de la Universidad Libre de Berlín y miembro del consejo científico de Attac-Alemania, en su último libro analiza la última crisis del capitalismo tardío y sus alternativas. En él Altvater planta cara a Fukuyama: el fin del capitalismo, asegura, no es el fin de la historia, sino que hay historia más allá del capitalismo. La entrevista la realizó Àngel Ferrero.

Hasta hace unos años “capitalismo” era una palabra tabú. Profesor Altvater, ¿cómo definiría el término capitalismo?

¿Porque las clases medias occidentales odian a Chávez y las clases trabajadoras venezolanas le votan?

Desde hace 14 años cada comicio electoral venezolano viene precedido de una avalancha mediática en Europa y Norteamérica en contra de Hugo Chávez. El estertor de los rotativos es sin embargo aún mayor en España donde día tras día se nos informa del inminente derrumbe de la economía venezolana, de su corrupción, del crimen imperante, del autoritarismo de Hugo Chávez, e incluso de la aparentemente insaciable vida amorosa de mandatario bolivariano.

No cabe duda de que algunos aspectos de su gestión como, por ejemplo, los problemas con el funcionamiento del sistema judicial, la inseguridad en Caracas o algunos planteamientos o alianzas de su política exterior tienen un fondo real que justifican un debate serio y profundo. Sin embargo, la caricatura interesada realizada sobre el proceso bolivariano y la persona de Hugo Chávez tienen una más que dudosa credibilidad. Necesitamos un enfoque que documente y valore de la forma más objetiva posible lo que de positivo haya podido aportar el proceso que se inició con la constitución de 1999, refrendada por una amplia mayoría de venezolanos (más del 70%).

Radiografía de la economía venezolana

Graduado de economista en la Universidad de La Habana, Víctor Alvarez fue ministro de Industrias y Minería del gobierno de Hugo Chávez y director de Pdvsa. En su labor de docente e investigador del Centro Internacional Miranda, de Caracas, coordina un equipo de estudio sobre nuevos modelos productivos. En su último libro, Claves para la industrialización socialista, propone un nuevo tipo de desarrollo industrial basado en diferentes formas de propiedad social en manos de los trabajadores y las comunidades, sin mediaciones burocráticas. Allí busca identificar diferentes formas de intervención eficaz del Estado para orientar procesos que él considera no pueden quedar sometidos a las fuerzas ciegas del mercado.

Chávez, los mentirosos y el Infierno del Dante

En La Divina Comedia Dante Alighieri describe con artesanal minuciosidad los diferentes círculos del Infierno. Son nueve, pero nos interesa el octavo porque es el que está destinado a castigar a los mentirosos, entre los cuales sobresalen los malos consejeros, los charlatanes y los falsarios, gentes que mienten a sabiendas y sin escrúpulo alguno. Si el gran florentino tiene razón en su descripción las recientes elecciones venezolanas sumaron una enorme cantidad de candidatos a penar para siempre en ese círculo infernal.

Manifiesto para la renovación de la historia

En el curso de las últimas décadas el relativismo en la Historia ha armonizado con el consenso político. Es hora de "reconstruir un frente de la razón" para promover una nueva concepción de la Historia. A ello invita Eric Hobsbawm, en el discurso de cierre del coloquio de la Academia británica sobre historiografía marxista (13-11-2004).

Hasta ahora, los filósofos no han hecho más que interpretar el mundo; se trata de cambiarlo". Los dos enunciados de la célebre "Tesis Feuerbach" de Karl Marx inspiraron a los historiadores marxistas. La mayoría de los intelectuales que adhirieron al marxismo a partir de la década de 1880 -entre ellos los historiadores marxistas- lo hicieron porque querían cambiar el mundo, junto con los movimientos obreros y socialistas; movimientos que se convertirían, en gran parte bajo la influencia del marxismo, en fuerzas políticas de masas. Esa cooperación orientó naturalmente a los historiadores que querían cambiar el mundo hacia ciertos campos de estudio -fundamentalmente, la historia del pueblo o de la población obrera- los que, si bien atraían naturalmente a las personas de izquierda, no tenían originalmente ninguna relación particular con una interpretación marxista. A la inversa, cuando a partir de la década de 1890 esos intelectuales dejaron de ser revolucionarios sociales, a menudo también dejaron de ser marxistas.