Una conversación sobre Marx, las revueltas estudiantiles, la nueva izquierda y los Miliband
Hampstead Heath, en el frondoso norte de Londres, se enorgullece de su papel como lugar de paseo en la historia del marxismo. Por aquí era, en domingo, por donde paseaba Karl Marx con su familia subiendo Parliament Hill, recitando a Shakespeare y a Schiller durante la caminata, para pasar una tarde de comida campestre y poesía. Durante la semana se juntaba con su amigo Friedrich Engels, que vivía en las inmediaciones, para dar una vuelta rápida por el parque, donde los "viejos londinenses", como se les conocía, reflexionaban sobre la Comuna de París, la Segunda Internacional y la naturaleza del capitalismo.
Hoy, en una calle lateral que sale del parque, la ambición marxista sigue viva en casa de Eric Hobsbawm. Nacido en 1917 en Alejandría (Egipto) bajo mandato británico, más de veinte años después de la muerte de Marx y Engels, no llegó a conocer a ninguno de ellos personalmente, claro está. Pero hablar con Eric en su espacioso salón, lleno de fotos familiares, distinciones académicas y una vida entera de objetos culturales, hay una sensación casi tangible de conexión con estos hombres y su recuerdo.
El compañero Eric
Cuentan los amigos de Eric Hobsbawm que mantenía una relación muy amorosa con Marlene Schwartz, su mujer en los últimos 50 años. Se acariciaban en público y se regalaban tarjetas de San Valentín a veces con tanta afinidad que compraban la misma. Fue ella la que recibió una carta pocas horas después de la muerte de su marido. “A lo largo de la última década leí con orgullo las entrevistas en las que él atribuía a nuestro gobierno la responsabilidad de ‘cambiar el equilibro en el mundo y llevar a los países en desarrollo al centro de la política internacional’”, dice el texto tras confesar una “profunda tristeza” por la noticia de la muerte de Hobsbawm, de quien fue un honor “haber sido su contemporáneo”.
El buen marxista
Un auditorio lleno en el Teatro San Martín. Unas mil personas. En su mayoría, jóvenes. Fines de los noventa. Más precisamente, 1998. Eric Hobsbawm arranca la conferencia contando su sorpresa: le llama la atención ver a tantos chicos interesados en lo que tenga para decir un viejo historiador inglés de visita en Argentina. Rápido de reflejos analíticos, no tarda en encuadrar esa aparente anomalía en un relato histórico: América latina, dice, es unos de los lugares donde todavía la izquierda existe, aún cuando en el resto del mundo -caída del Muro de Berlín mediante- los partidos y movimientos revolucionarios desaparecieron o se transformaron en intentos socialdemócratas cada vez más imperceptibles en su distancia respecto a las fuerzas conservadoras.
No hay luz ni final del túnel
La batalla es política. Es una batalla de ideas. En un mundo en crisis, y una crisis que se ha ido profundizando y convirtiendo en social y política, Argentina y la región juegan la carta fuerte de instrumentar políticas que van a contramano del pensamiento dominante. Y no pueden darse el lujo –ni cometer el error– de ir solos. Esta semana se congregaron en Buenos Aires dos encuentros académicos de carácter internacional para debatir sobre la crisis mundial, las características de la etapa para América latina y los dilemas que presenta el futuro. Funcionarios de primera línea del Gobierno expusieron allí las respuestas dadas en materia de política macroeconómica y plantearon su diagnóstico. Defendieron los instrumentos y los explicaron como pocas veces lo habían hecho antes –si es que hubo alguna vez anterior–, señalando que el propósito es anticiparse a consecuencias más graves que podrían derivarse de la crisis mundial. Encontraron el consenso de importantes pensadores heterodoxos del mundo y algún cuestionamiento a la forma en que se aplican las medidas de parte de expertos locales. Un debate tan útil como imprescindible, teniendo en cuenta, como allí se dijo, que lo peor de la crisis todavía está por venir.
Economía, política y algunos apuntes para el cambio
Madres de Plaza de Mayo convocó a debatir la situación global y local. Aquí, las miradas de dos de los invitados extranjeros: Thetonio dos Santos y Pierre Salama.
Libor: qué pasó con la tasa más famosa
La “London Interbank Offered Rate”, la tasa a la cual los bancos se prestan entre sí, es la principal tasa de interés en el mercado mayorista de dinero para libras, dólares y euros. Indica a qué tasa están consiguiendo el dinero las entidades en el proceso de prestarse unas a otras para balancear diariamente sus libros.
La Libor sirve, además, como referencia para el precio de instrumentos como swaps y futuros. Según varias estimaciones, unos 350 billones en derivados y otros productos financieros están atados a ella. También hay tasas de créditos e hipotecas que dependen de la Libor.
La City busca salir del oprobio
Lady Hogg no necesita darse ínfulas. Hija de ministro, esposa de diputado, es el prototipo del establishment inglés seguro de sí, “nacido para gobernar”. Fue periodista, asesora del primer ministro John Major, presidenta del grupo inversor 3i y administradora de la BBC. La baronesa, de 66 años, necesitará de todo su temple para lograr la más peligrosa de las misiones: encontrar quien administre y elabore la famosa Libor (London Interbank Offered Rate), la tasa de interés interbancario, eje del escándalo del siglo.
Tropezar dos veces con la misma piedra
Aunque el negocio, como de costumbre, ha regresado al sector financiero, la devastación económica del mundo real causada por la crisis persiste, al igual que la fragilidad subyacente del sistema financiero. No hemos aprendido las lecciones de la crisis financiera mundial (CFG) y así se ha despilfarrado la oportunidad de llevar adelante una verdadera reestructuración del sistema financiero, que es necesaria para evitar otro crash.
Litio, el "oro blanco" del Cono Sur
Varios expertos pronostican que en unos 40 o 50 años el mundo agotará sus reservas de petróleo. Para entonces habrá que encontrar fuentes alternativas para el transporte.
Los científicos ya creen haber encontrado la solución: vehículos híbridos o eléctricos que funcionan a base de una batería de litio.
Las proyecciones más conservadoras estiman que para 2020 habrá en el mundo unos 20 millones de estos autos, aunque otros elevan esa cifra a 200 millones. Esto se suma a las baterías de litio que ya se usan en teléfonos celulares, computadoras y otros dispositivos electrónicos.
“Debemos pensar en una fuerte política de colonización”
Entrevista. Emilio Pérsico. Líder del Movimiento Evita. La agricultura familiar, el rol del Estado y la necesidad de darles peso político y económico a las organizaciones campesinas son temas centrales de una agenda que pone en debate el modelo de país y su viabilidad en el largo plazo.