La ortodoxia ha fracasado: Europa necesita un nuevo acuerdo económico

David Cameron anda recorriendo Europa, aparentemente sin mucha idea de lo que quiere conseguir en su tan alabada renogeciación anticipada a un referéndum en 2016 o 2017. Si el primer ministro cree que puede debilitar los derechos de los trabajadores y esperar buena voluntad respecto a Europa para mantenernos en la UE, comete un gran error.

El apoyo menos esperado llegó de Londres

“Apoyamos a países como Argentina que han tratado de reestructurar sus deudas, pero que después se encontraron con fondos buitre que los llevaron ante cortes en otros países y consiguieron sentencias que vuelven prácticamente imposible para ellos pagar, y los empujan a un nuevo default técnico.” El rechazo al accionar carroñero y el respaldo a la posición argentina fueron realizados la semana pasada por el primer ministro británico, David Cameron, al regresar de la cumbre de presidentes del Grupo de los 20 en Brisbane, Australia. Las declaraciones del mandatario inglés fueron difundidas a través del sitio web TheyWorkForYou.com, que reproduce los debates parlamentarios de ese país. El apoyo del conservador Cameron a la posición argentina se suma al amplio consenso exhibido en distintos foros internacionales como el G-77 más China y Unasur, las Naciones Unidas, la Asociación Internacional de Mercados de Capitales y el Fondo Monetario Internacional sobre la necesidad de limitar el accionar buitre.

Soberbia imperial

Las recientes declaraciones del primer ministro británico David Cameron en una entrevista que concedió al canal de televisión BBC1, en la cual afirmó estar dispuesto a utilizar todos los recursos bélicos disponibles para conservar las Islas Malvinas, son una renovada muestra de soberbia imperial destinada a exacerbar el nacionalismo inglés, habida cuenta de que en la carta que le dirigió personalmente la presidenta Cristina Fernández de Kirchner no hay frase amenazante alguna que pueda haber suscitado tan desmedida reacción. Por el contrario, el texto se limita a reseñar los antecedentes históricos que justifican la reivindicación de la soberanía argentina y reitera la invitación a acatar las resoluciones de las Naciones Unidas.