El discurso formador de la política económica argentina: la reiteración de postulados recesivos
En las últimas décadas, y casi con seguridad desde los años sesenta, la política económica se fundamentó en la Argentina sobre un mismo modelo, que no presentó cambios significativos en el tiempo. Es posible, por eso, inferir la continuidad de la política económica y de la constelación de intereses que la sustentó. Desde esa reiteración, pueden ser singularizados seis ejes, expresados en propuestas e instrumentos económicos, que dominaron el discurso promotor y legitimador de las políticas económicas aplicadas repetidamente en las últimas cuatro décadas: se privilegió el capital financiero, incluso el especulativo, por encima de los recursos productivos; se asumió un modelo promotor de la reducción del gasto público y de la eliminación de todo déficit fiscal, marginando criterios expansivos; se implementó el desmantelamiento de las estructuras administrativas y productivas del estado como criterio recurrente; se desvalorizó el concepto de moneda hasta descalificar incluso su emisión. Como decisión de política económica, se desindustrializó, destruyéndose estructuras organizadas y en operación, perdiéndose incluso recursos humanos formados en la práctica productiva; se asumió, repetidamente, la necesidad de establecer un tipo de cambio único, para actividades financieras y productivas, no reconociéndose diferenciales de productividad determinadas, predominantemente, por la heterogeneidad de las dotaciones de recursos naturales internos y que motivan la necesidad de formular precios sectoriales dispares para la moneda externa.
Es indudable que la política económica no es, para nada, neutral. Fundamentalmente legitima y viabiliza negocios, determinando el entramado de ganadores y perdedores que engendra toda economía. También los instrumentos que dan cuerpo a la política económica conforman el camino que vehiculiza el ingreso de los condicionantes externos. Por eso, la persistencia de un mismo discurso económico no conforma un error sino, por lo contrario, señala el mantenimiento de un mismo conjunto de intereses, la persistencia de una misma estructura de poder y de un similar entramado de intereses locales y externos.