El pacto migratorio de la Unión Europea: ¿hacia un nuevo comienzo en materia humanitaria?

Indiana Azar, Mariana Polizzi


Desde la crisis migratoria de 2015, los países miembros del bloque europeo han mantenido sus discrepancias respecto a la cuestión migratoria, en especial debido a la distribución de refugiados, donde países mediterráneos como Italia y Grecia se han visto sobrepasados en solicitudes de asilo humanitario.

Desde la crisis migratoria de 2015, los países miembros del bloque europeo han mantenido sus discrepancias respecto a la cuestión migratoria, en especial debido a la distribución de refugiados, donde países mediterráneos como Italia y Grecia se han visto sobrepasados en solicitudes de asilo humanitario. El reciente incendio del campamento de Moria, más la situación crítica en Lampedusa (Sicilia), son hechos que no hacen más que contribuir al empeoramiento de la crisis. Es preciso preguntarse si esta nueva propuesta migratoria podría implicar un nuevo comienzo europeo en la materia.

Antecedentes de la cuestión: crisis migratoria de 2015

La llegada de inmigrantes y refugiados a Europa, durante el año 2015, alcanzó una cifra sin precedentes: según cifras oficiales de ACNUR, para diciembre de ese año se alcanzó el número de 911.000 desplazados, y otros 3500 que perdieron la vida en vistas a alcanzar suelo europeo. La mayoría de los migrantes del mundo provienen de países nord-africanos (como Libia y Etiopía, principalmente), y del Medio Oriente (Siria y Turquía).

¿Y por qué se habla de crisis migratoria? Porque además de las cifras espectaculares, se sucedieron acontecimientos muy desafortunados respecto a los migrantes: en abril, 600 personas naufragaron a bordo de una embarcación humanitaria en el Mar Mediterráneo; en agosto, se producen 71 muertes dentro de un camión frigorífico en Austria; septiembre, la muerte del niño sirio Aylan Kurdi en playas turcas (cuya imagen dio vuelta al mundo), más el cierre de fronteras entre Hungría y Serbia; octubre comienza con la reubicación de los refugiados desde Italia y Grecia; y, finalmente, noviembre, cuando se prevé el traslado de 160.000 personas hacia distintos puntos de Europa, como Luxemburgo y Grecia [1].

Es importante destacar que toda esta situación ha despertado discordancias en el seno de la Unión Europea, en el cual se destacan dos corrientes principales: a) un fuerte cuestionamiento al Tratado de Schengen, lo cual ha enfrentado a los principales Estados miembros entre sí, reflejando una vez más el sempiterno clivaje entre la Europa Septentrional y la Sur Mediterránea, en cuanto a la cuota de distribución de los solicitantes de asilo humanitario; b) esta situación ha retroalimentado a los populismos de derecha nacionalista del Viejo Continente, en tanto y en cuanto uno de los principales de la agenda mancomunada es la postura antiinmigración extracomunitaria, pegando de esta manera “desde abajo” a los sectores más endebles de la cuestión [2].

El Pacto de Dublín

Hasta ahora la gestión migratoria en Europa se articulaba a partir del Pacto de Dublín (también conocido como Reglamento de Dublín III). Este tratado internacional regula la política migratoria europea y detiene a los migrantes en el primer país fronterizo europeo que los acoge, mientras esperan la aprobación de su pedido de asilo. Si bien dicha convención sufrió modificaciones desde su creación en 1990, con el correr de los años se ha mantenido intacta la responsabilidad de la solicitud de asilo al primer país de entrada, lo que ha generado profundos problemas en los países que conforman las fronteras terrestres y marítimas de Europa.

Si bien en los últimos años el número total de pedidos de asilo se ha ido reduciendo notoriamente, el Tratado de Dublín fue objeto de múltiples críticas que dejaron en evidencia que las respuestas provistas eran insuficientes. Ya se han pronunciado al respecto tanto el Consejo Europeo de Refugiados y Exiliados (ECRE por sus siglas en inglés) [3], como la ACNUR [4], señalando que la gestión actual no proporciona una protección justa, eficiente y eficaz. Estos organismos han denunciado que la extrema burocratización del proceso de acogida ha derivado en el incumplimiento de los derechos legales y el bienestar personal de los solicitantes de asilo. A su vez, esto ha traído aparejado la distribución desigual de las solicitudes de asilo entre los Estados miembros. A estos reclamos, se suman los de los estados fronterizos que soportan la mayor presión migratoria y donde generalmente los recursos son acotados [5], lo que ha agudizado el debate político europeo. Especialmente, las quejas al Tratado de Dublín van de la mano con la ineficiencia de las diversas operaciones llevadas adelante por Frontex [6] (la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas).

El nuevo pacto migratorio de la Unión Europea y sus implicancias: ¿un freno al populismo?

Cuando Úrsula Von Leyen, Presidenta de la Comisión Europea, propuso superar el Tratado de Dublín hacia un pacto que pusiera fin a la redistribución de refugiados, las críticas no se hicieron esperar. Claramente, la eliminación de cuotas pareciera (a simple vista) una claudicación frente a los intereses populistas y xenófobos de la derecha radical europea; no obstante, es preciso analizar el antes y el después de la presente propuesta migratoria.

Uno de los ejes principales de la propuesta anterior (Tratado de Dublín) implicaba que el país que se responsabilizaba por los migrantes era el Estado nacional en el que éstos últimos hacían pie por primera vez. Previamente se mencionó a Hungría, Grecia e Italia como los principales focos migratorios y, asimismo, como escenarios o puntos críticos de la situación, dada la proveniencia de los requirentes de asilo.

Ahora, el núcleo central del nuevo pacto migratorio es la eliminación de las cuotas de refugiados, evidenciando que no es posible obligar a los países previamente mencionados a acoger migrantes, tal como muchos partidos de derecha nacionalista proclaman a viva voz. El punto clave es el nuevo “mecanismo de solidaridad” [7], por el cual los países que no acepten recibir refugiados deben arbitrar todos los mecanismos necesarios para su segura repatriación. Esta medida apunta, sin dudas, a reforzar Schengen y a reconstruir la confianza entre los Estados miembros de la Unión, de cara a sus propios ciudadanos, en una materia tan sensible como lo es la inmigración.

Asimismo, hay dos puntos cruciales para analizar [8]: 1) el concepto del antiguo Dublín, primer país de desembarco, no se cancela sino que se corrige mediante la introducción de una verdadera agencia de asilo europea, siendo factible el control de las fronteras exteriores, la identificación, el registro, los controles sanitarios y, además, un plazo de cinco días para distinguir entre quienes pueden requerir el asilo humanitario y quienes tienen pocas posibilidades de solicitar el mismo (respetando los pactos vigentes en materia de derechos humanos); 2) el nuevo “mecanismo de solidaridad” será obligatorio pero "flexible" y se aplicará a petición de un Estado miembro: será la Comisión quien decida: a) en situaciones no críticas, los estados miembros podrán brindar solidaridad eligiendo entre la recepción de migrantes vulnerables, el "patrocinio" de la repatriación, o incluso otras formas de solidaridad, como envío de personal, medios, fondos u otros; b) solo en el caso de una "crisis" estatal, la novedad reside en que se repatriará todo tipo de migrantes, no solo los vulnerables.

Los sucesos más recientes en Moria (Grecia) y Lampedusa (Italia) dan cuenta de una verdadera tragedia humana, que es susceptible de ser caracterizada en tres partes: el éxodo de las personas y el consecuente riesgo que asumen en la travesía del “sueño europeo” hacia un mejor porvenir; la llegada a “tierra” y el trato degradante que muchas veces enfrentan (especialmente, con el auge de la xenofobia y la insolidaridad que tan bien pregona la ultraderecha); y, frecuentemente, integrar el tristemente célebre ejército humano en el tráfico de personas. Por todo lo anteriormente expuesto, se hace más necesaria que nunca la primacía del derecho internacional de los derechos humanos [9].

Esto se desarrolla en la coyuntura de la actual pandemia del Covid-19 que ha profundizado la inestable situación político económica con la que carga Europa desde la Crisis del 2008. En un escenario europeo donde la presión migratoria y el avance de la ultraderecha no hacen más que resquebrajar aún más los pilares fundacionales de la Unión, el Nuevo Pacto Migratorio, en vez de aportar certezas, pareciera gestarse en medio de la profunda incertidumbre que afecta a todo el globo.

Referencias bibliográficas

[1] Splinder, W. (2015). 2015: el año de la crisis de refugiados en Europa. ACNUR España, recuperado de: https://www.acnur.org/es-es/noticias/notas-de-prensa/2353-2015-12-30-16-24-16/

[2] González Enríquez, C. (2015). La crisis de los refugiados y la respuesta europea. Real Instituto Elcano, recuperado de: http://www.realinstitutoelcano.org/wps/wcm/connect/720dbb004a9fd99f84e48e207baccc4c/ARI67-2015-GonzalezEnriquez-Crisis-refugiados-respuesta-europea.pdf?MOD=AJPERES&CACHEID=720dbb004a9fd99f84e48e207baccc4c

[3] COMMENTS FROM THE EUROPEAN COUNCIL ON REFUGEES AND EXILES on the

European Commission Proposal to recast the Dublin Regulation. ECRE, recuperado de: https://www.ecre.org/wp-content/uploads/2016/07/ECRE-Comments-on-the-Commission-proposal-to-recast-the-Dublin-Regulation_April-2009.pdf

[4] Comentarios sobre la propuesta de la Comisión Europea para una nueva redacción de los Reglamentos de Dublín y Eurodac. ACNUR, recuperado de: https://www.refworld.org/cgi-bin/texis/vtx/rwmain/opendocpdf.pdf?reldoc=y&docid=4ba899092

[5] BBC (2015). Migrant crisis: Hungary migrants start walk to border. Recuperado de: https://www.bbc.com/news/world-europe-34155701 / CNN en Español (2020). Grecia no puede albergar refugiados sola, Europa debe ayudar. Recuperado de: https://cnnespanol.cnn.com/2020/09/24/opinion-grecia-no-puede-albergar-refugiados-sola-europa-debe-ayudar/

[6] Il manifesto (2019). Violazione dei diritti, il «sistema Frontex» finisce sotto accusa Recuperado de: https://ilmanifesto.it/violazione-dei-diritti-il-sistema-frontex-finisce-sotto-accusa/

[7] DW (2020). La UE y el pacto migratorio: una victoria para los populistas. Recuperado de:https://www.dw.com/es/la-ue-y-el-pacto-migratorio-una-victoria-para-los-...

[8] Del Re, G. M. (2020). Migranti, ecco il nuovo patto della UE: ricolocamenti e rimpatri. Avvenire.it, recuperado de: https://www.avvenire.it/attualita/pagine/ue-trattato-dublino-riforma-migranti-ursula-von-der-leyen

[9] López Aguilar, J. (2020). Moria, Lampedusa, Arguineguín: ¿qué solidaridad? Huffington Post Spain, recuperado de: https://www.huffingtonpost.es/entry/moria-lampedusa-arguineguin-que-solidaridad_es_5f61165ac5b65fd7b855e5d6

- Indiana Azar, es Politóloga (UBA), Docente del CBC y de la Facultad de Ciencias Sociales UBA, y Maestranda en Sociología Política Internacional (UNTREF). Integrante del Programa de Estudios Sociales y Políticos entre Italia y Argentina (IIGG UBA). Investigadora de Política Italiana y Europea (EuropaGICP FSOC UBA). Miembro de la REDAPPE (Red de Asociación de Profesionales en Política Exterior).

- Mariana Polizzi,  es Politóloga con orientación en Relaciones Internacionales y Profesora de Ciencia Política (UBA), y Doctoranda en Ciencias Sociales. Especialista en Estudios Europeos. Integrante del Programa de Estudios Sociales y Políticos entre Italia y Argentina (IIGG UBA). Investigadora de Política Italiana y Europea (EuropaGICP FSOC UBA). Coordinadora del Observatorio de Política Internacional del Centro de Estudios de Política Internacional – Universidad de Buenos Aires (CEPI UBA).

 

El País - 2 de octubre de 2020

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