La importancia de los Derechos Humanos ante la pandemia

Francisco J. Cantamutto * (Especial para sitio IADE-RE) | Comentario del libro “Covid-19 y derechos humanos: la pandemia de la desigualdad”, editado por Juan Pablo Bohoslavsky, Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Biblos, 2020.

Aunque me fuercen
yo nunca voy a decir
que todo tiempo por pasado fue mejor
¡mañana es mejor!

Luis Alberto Spinetta – “Cantata de puentes amarillos”.

Como pocas veces en la historia (si acaso alguna a esta escala y duración), toda la humanidad parece centrada en torno a un mismo eje: la pandemia de coronavirus COVID-19 y las estrategias para lidiar con ella. Incluso para quienes le pretenden restar importancia es imposible eludir la referencia. La pandemia trastocó todo, y llenó el presente de incertidumbres y amenazas. Un verdadero acontecimiento mundial que modificó las rutinas más básicas de la vida, alcanzando todos sus aspectos.

Aunque en los últimos estertores del 2020, y con la promesa de prontas vacunas disponibles, este auténtico “cisne negro” sigue siendo un fenómeno que sobrepasa con mucho la cuestión estrictamente sanitaria. Los hallazgos científicos sobre su origen, sus mecanismos de transmisión, y posibles modos de prevención y contención, muestran una velocidad que es difícil de seguir –incluso más allá de las obvias complejidades asociadas a los campos de estudio de la biología, la genética, la epidemiología y otras tantas ciencias vinculadas. Sin embargo, su emergencia está indisolublemente ligada a las formas de expansión del negocio sobre la Naturaleza, así como el creciente tráfico biológico entre nuevas áreas productivas con sus previos habitantes y los emergentes centros urbanos, su dispersión está netamente asociada a la conformación de cadenas de valor y la asombrosa interconexión humana a escala planetaria. Los impactos inmediatos de las medidas tomadas para contener la pandemia han tenido un evidente impacto económico.

Los datos del Banco Mundial indican que el 2020 será el año con mayor caída de la producción desde la crisis del ’30 del siglo pasado, y la que involucre a la mayor cantidad de países al mismo tiempo desde que tiene registros fidedignos (circa 1870). En este plano, también los guarismos cambian con velocidad, pero no hay debate en torno a que el comercio internacional se ha desplomado, así como los flujos internacionales de inversiones. La recuperación, reconocen los principales organismos multilaterales, será incierta y probablemente lenta, siendo difícil reponer lo perdido. Como gustan las figuras que sinteticen estas impresiones, se ha abandonado ya la idea de una recuperación en V, y la sopa de letras se inclina por la U, la W y hasta la L. En el camino, se han destruido millones de puestos de trabajo (la OIT los calculó en el equivalente a 495 millones al tercer trimestre del año), y se incrementaría la pobreza extrema entre 88 y 115 millones de personas, con especial prevalencia de niñes y jóvenes.

Parece de Perogrullo, pero es necesario dejarlo claro. La pandemia, lejos de ser un problema exclusivamente sanitario, es un problema social, y por ello mismo, económico. La pandemia no es un problema de tal o cual país, es un tema global.

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* IIESS UNS-CONICET, SEC. / 11-11-2020.

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