Estanflación: parate industrial, brutal pérdida salarial y caída del consumo (II)
El uso de la capacidad instalada mostró en diciembre un derrumbe de características históricas. Según el INDEC, el entramado productivo local produjo a apenas un 54% de sus potencialidades cuando, un año atrás, lo había hecho en un 63,8%. En noviembre el indicador se había ubicado en el 66,4% resignando 12 puntos porcentuales en apenas un mes. El promedio de los 24 meses anteriores había sido del 66,6%. Para encontrar un uso de la capacidad instalada tan bajo es necesario recalar en los meses que van de marzo a junio de 2020, en los que osciló entre un 42% y un 53,3%. Se trata de los registros del peor momento de la pandemia y las restricciones a la producción que, además, tenían alcance global. Por fuera de este período, es necesario retroceder a la crisis de 2001 para encontrar niveles de recesión industrial semejantes. Estos niveles de producción adelantan una caída del empleo.
El Gobierno informó que dejará de subsidiar las tarifas de luz a comercios, industrias y pymes, limitando la asistencia estatal solamente a los sectores vulnerables (sic). Un informe del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP) de la Universidad de Buenos Aires y el Conicet reflejó que los últimos incrementos de tarifas afectaron mayormente a los comercios y a las pymes. Los comercios pequeños con una potencia de 10 KW y un consumo de 1.200 kwh/mes, recibieron facturas con un aumento del 276% en el precio mayorista de la energía, frente al precio de enero. En el AMBA, pasaron de pagar $ 64.775 hasta el primer mes del año a $ 266.213 en febrero.
En cuanto a los pequeños usuarios industriales con una potencia de 35 KW y un consumo mensual de 6.500 Kwh/mes, el alza en el precio de la energía alcanzó el 178%, frente al valor de enero. En este caso, pasaron de abonar una factura de $ 274.875 a 1.060.187 en febrero. Las órdenes de pedido caen hasta 50% en enero.
Otro aspecto del estancamiento de la economía es la desaceleración del consumo, empeorado por la brutal inflación de diciembre y enero y el consecuente impacto en los bolsillos del trabajador y fundamentalmente, la clase media. Norberto Fermani, dirigente de la industria óptica y vocal de la Confederación pyme Cgera, consignó que la caída de los pedidos a las fábricas es de entre el 45% y el 50%.
El empresario dijo que la tendencia empezó en octubre del año pasado, pero que este año se precipitó a niveles “muy acuciantes, no por una cuestión de precios porque, en el caso de la óptica, al ser productores tenemos los precios internos muy inferiores comparados con la región. Así y todo, no hay movimiento, no hay consumo”.
A mediados de mes, la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) reportó una caída de las ventas en los comercios del orden del 28,5% en el primer mes del año en medio del shock inflacionario que venís desde la devaluación que ordenó en los primeros días de gobierno el ministro de Economía, Luis Caputo.
En febrero la tendencia continuó, según la consultora Scentia, que asoció la baja de las ventas en centros comerciales a la cruda disparada de los valores al público y su impacto en los tickets de compra de los sectores medios de la población.Por último, la consultora 1816, registró un derrumbe de la compra de alimentos en comercios chicos del 37,1% en el mes inicial de 2024 respecto al mismo período del año anterior, “algo no visto ni siquiera durante la pandemia”, comparó la fuente.
Estiman que la actividad cayó 3,8% en enero
El combo que conforman el ajuste fiscal, la megadevaluación y los tarifazos con que arrancó el gobierno de Javier Milei ya está produciendo efectos sensibles en el nivel de actividad económica. Uno de los datos que así lo reflejan es el Indice General de Actividad (IGA) que elabora la consultora OJF, dirigida por Orlando Ferreres.
Según el informe publicado este miércoles, en enero el índice mostró una caída de 3,8% con relación al mismo mes del año anterior. Además, en la medición desestacionalizada, la comparación con diciembre también arrojó una merma de 0,8% en la actividad.
Para la elaboración de ese indicador se utiliza la información que proporcionan 122 series estadísticas, lo que le otorga una gran representación del conjunto de la economía que, combinada a la rapidez de su procesamiento (mensual en vez de trimestral), lo convierte en un “proxy” de la evolución del PBI.
El análisis de cada sector detalla bajas muy grandes en sectores relevantes como construcción (bajó 7,6%), industrias manufactureras (4,2%) y comercio (3,3%). El número final pudo haber sido mucho peor si no hubiese sido por la agricultura y ganadería, que mostró una mejoría de 17,5% en comparación con el dato de enero de 2023, ensombrecido por la sequía. En líneas generales, la actividad quedó en los mismos niveles de comienzos de 2021 y perdió toda la recuperación post-pandemia.
“Con la excepción de la agricultura y el segmento de minas y canteras, el resto de los sectores relevantes están mostrando caídas interanuales muy considerables, y las perspectivas de corto plazo no son muy alentadoras”, señala el informe de OJF.
En sólo dos meses la Argentina se encareció más de un 40% en dólares
Por Ivo Cortazzo
Los primeros dos meses de gobierno del presidente Javier Milei arrojaron una fuerte aceleración en la inflación, con un índice que alcanzó el 51,4% entre diciembre y enero, y un aumento del dólar libre —un promedio entre el MEP y el blue— del 8,6%. En este sentido, la economía argentina enfrenta un período de ajustes y desafíos significativos a los cuales se le suma el encarecimiento notable en moneda dura que está experimentando, principalmente en bienes de primera necesidad.
Si se hace una comparación entre los precios de bienes y servicios básicos como fideos, leche, transporte público, nafta, pantalón de jean y remera se advierte que los precios se acercan a los de otros países del mundo como España o Estados Unidos, con la diferencia de que la brecha entre el nivel de salario es muy amplia.
Los sitios web de supermercados en Argentina, Estados Unidos y España muestran que, en el caso del litro de leche, el valor para nuestra economía se sitúa en los US$0,71 mientras que en la economía norteamericana el precio es de US$0,88 y en España oscila los US$0,99. Este caso es bastante esclarecedor ya que, si bien, el producto en Argentina sigue estando por debajo del precio internacional medido en moneda dura, si se toma el precio de diciembre, se evidencia un incremento de casi el 60% en dólares.
Algo similar sucede con el paquete estándar de fideos secos: al día de hoy, su cotización interna alcanza los US$1,02 mientras que en diciembre rondaba los US$0,55. En este caso, si bien sigue estando por debajo del precio en los supermercados estadounidenses ya superó los US$0,78 mostrados en góndolas españolas.
El caso de la nafta es muy parecido ya que, si bien hubo un salto cercano al 100%, aún el litro está por debajo de Estados Unidos y España.
Por otro lado, algo que se encarga de recalcar el equipo económico del presidente cada vez que puede es lo atrasadas que se encuentran las tarifas de los servicios públicos tales como luz, gas y transporte. Si bien se encuentra programado un aumento del 150% en luz y gas para los próximos meses, estas tarifas seguirán estando por debajo de los estándares internacionales. Lo mismo sucede con el transporte público -en este caso colectivo- que en nuestro país se paga un boleto de US$0,28, mientras que en Estados Unidos el precio alcanza los US$2,75 y en España los US$1,60.
Diferente es el caso de los bienes durables: por ejemplo, tomando como referencia una Jeep Cherokee nueva es posible ver que el precio de venta en Argentina alcanza los US$155.000 cuando en Estados Unidos se sitúa en el orden de los US$66.000 y en España alrededor de US$90.000. En otro orden de magnitud, pero similar relación se sitúan los precios de los teléfonos celulares.
Aunque Argentina no se encuentre cara en dólares, es evidente su encarecimiento durante los últimos dos meses. Sin embargo, no todos los precios experimentaron incrementos acercándose a los estándares internacionales. Uno de los precios más importantes de la economía experimentó un incremento de tan solo el 15,3% -en pesos-, es el precio del trabajo: el salario.
En términos referenciales, el Salario Mínimo Vital y Móvil se situaba en $156.000 durante diciembre de 2023 y en febrero de este año alcanzó los $180.000, lo cual arroja un valor de US$ 168. Muy diferentes son los casos de Estados Unidos y España, países en los cuales el Salario Mínimo ronda los US$ 1.300.
Si bien el Salario Mínimo Vital y Móvil sirve, principalmente, como una referencia para la política de asistencia social, Argentina cuenta con el sueldo mínimo más bajo de la región medido en dólares después de Venezuela.
A esto se le suma el hecho de que, en nuestro país, el trabajo no registrado -en términos relativos- crece a pasos agigantados lo cual genera una desprotección cada vez mayor dentro de este sector.
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«El problema es que, con el salto cambiario, te quedaron salarios promedio de US$ 500. No es que los bienes y servicios estén caros y no te hagan competitivos internacionalmente, es que los ingresos están destruidos y ahí radica el problema principal porque Argentina no es un país de US$ 500 al mes de ingresos. Normalmente oscila entre los US$ 10.000 y US$ 12.000 anuales per cápita. No es que los precios estén altos en dólares, sino que los salarios están muy bajos», afirmó Fernando Morra, director de Análisis Macroeconómico en Suramericana Visión.
De cara al futuro cercano, el economista vaticinó que «el problema es que, cuando se muevan los salarios -sin aumento de productividad-, si los empresarios suben los precios para mantener margen, la consecuencia directa ahí sí se va a generar un gran encarecimiento en dólares».
1,13 billones de pesos pasaron del bolsillo obrero a las empresas en un mes
Imagen: Yahoo Finance.
La pérdida de la masa salarial para el conjunto de las y los trabajadores en el primer mes del gobierno de derecha totalizaron $1.128.278.000.000. O sea, 1,1 billón de pesos.
Los datos provienen de un estudio del Mirador de la Actualidad de la Economía y el Trabajo llamado “La licuadora salarial”. Se trata de un equipo de economistas que, en base a datos oficiales, pudo determinar el impacto de las primeras medidas del Gobierno. “Milei decidió llevar a cabo la segunda devaluación más brusca de la historia del país en diciembre de 2023 y el efecto sobre la inflación fue inmediato”, comienza el informe presentado hace pocos días. El resultado fue una escapada de los precios por sobre los salarios nominales.
La pérdida del poder adquisitivo del salario fue, en solo un mes, de 16% para los trabajadores y trabajadoras estatales, 11% para registrados del sector privado y 14% para quienes trabajan de manera informal.
Como producto de esos mazazos se produjo una transferencia que supera un billón de pesos. El estudio explica que hay que agregarle otros montos, como lo que se dejó de recaudar por parte del Estado (contribuciones patronales), lo que perdieron las obras sociales e incluso los gremios. “La suma de los valores perdidos con la licuación salarial es de 1,65 billones de pesos”. ¿Y quiénes se quedaron con esa plata? “La mayor parte de esos 1,65 billones fue ganancia adicional para exportadores, alimenticias, energéticas y otras”.
La contracara de esa pérdida son las crecientes ganancias de las empresas alimenticias (Molinos, Ledesma, Mondelez), las cadenas de supermercados (Coto, Chango Más, Cencosud), las energéticas (YPF, Shell, Edesur, Edenor) y una lista que reúne a los dueños del país. Devaluación, remarcación de precios, tarifazos y paritarias a la baja.
Es una confirmación de que esa riqueza, mientras aumenta la pobreza, surge del aumento de la explotación de la clase trabajadora. No solo de esos sectores sino del conjunto del pueblo que hace funcionar el país.
La CGT, la CTA y sus sindicatos están en modo tregua. Le dan tiempo al derechista Milei que no pierde un segundo para golpearnos. ¿Hasta cuándo van a esperar para convocar asambleas? ¿Hasta cuándo van a esperar para llamar un plan de lucha?
Se derrumba el consumo de medicamentos
Hace algunas semanas lo había señalado la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME). “Las ventas se desplomaron 45,8% anual en enero, a precios constantes. Fue un pésimo mes para las farmacias, que se quedaron con un caudal de stock importante. Algunos empresarios consultados señalaron que las cifras de enero parecen las de un mes donde nadie se enfermó”.
Según un informe de la última semana, del Centro de Profesionales Farmacéuticos Argentinos (CEPROFAR), las ventas de medicamentos cayeron en enero un 19%. Pero si se comparan desde que se desregularon los precios, el 31 de octubre de 2023, la caída es del 26%. Es que durante todo 2023 los medicamentos aumentaron sus precios en un 319,1% (110 puntos arriba de la inflación general).
Los 10 medicamentos más consumidos por los adultos mayores tuvieron una suba promedio del 31% en enero, cuando la inflación fue del 20% (Informe CEPA). Entre los segmentos que más cayeron están los remedios dirigidos al sistema respiratorio, anti infecciosos y los del sistema nervioso. Analgésicos como paracetamol e ibuprofeno, antihipertensivos como losartan y enalapril, respiratorios como el salbutamol.
Mientras tanto, los empresarios de la salud no paran de facturar. Dentro de la selecta lista Forbes de los 50 argentinos con mayores fortunas están los dueños de los grandes laboratorios: los Roemmers, los Sielicki (Elea Phoenix), los Bagó, los Sigman, los Belocopitt. Tan solo en el tercer trimestre de 2023, la facturación total de la industria farmacéutica en la Argentina fue de 578.481,5 millones de pesos, un incremento de 136,4% en relación con el mismo trimestre de 2022 (Informe CEPA).
Estamos asistiendo a un crimen social. Un crimen que comienza con el desfinanciamiento de la salud pública, el ajuste salarial a quienes la sostienen, la “libertad” de remarcar a los laboratorios y un ataque permanente a las condiciones de vida de millones.
En febrero desplome de las ventas en los supermercados
En febrero se profundiza la caída del consumo en supermercados y autoservicios. En la primera mitad del mes ya se registraron bajas del 30% en ventas en cadenas regionales, lo que acelera la tendencia de enero, que terminó con un retroceso del 12,8%. De acuerdo con el relevamiento de la empresa Scanntech Argentina, que procesa 618.000 tickets semanales en todo el país, en cadenas de supermercados regionales hubo una caída de ventas del 12,8% en enero respecto a diciembre del 2023 y 12,5% interanual. En enero, en cadenas regionales, el promedio de compra fue de 7,4 unidades por tickets, con una reducción de 14,1% frente al mes anterior. En autoservicios, las ventas cayeron 14% en enero respecto de diciembre y 19% en comparación interanual, con un promedio de 4.1 unidades por tickets, un 8.2% menos que en diciembre.
ANRed - 19 de marzo de 2024