¿Llegó la era del estancamiento al capitalismo de EE.UU.?

Pablo Maas
Facebook, Twitter, smartphones, tablets, la nube de Internet. Mucha gente tiene la impresión de que ya no podría vivir sin los nuevos inventos de estos últimos años. Pero en términos de su aporte a la productividad del trabajo y el crecimiento de las economías en el muy largo plazo, estas innovaciones de la llamada tercera revolución industrial (RI3) son una sombra del impacto que causaron en la historia económica las dos primeras. Y lo peor, sus efectos ya se agotaron.

Según un provocador ensayo publicado en agosto por Robert Gordon, profesor de la Universidad de Northwestern, el capitalismo de Estados Unidos está ingresando en una fase de estancamiento, similar a la que vivió el mundo medieval en los 500 años antes de 1750, en los que el crecimiento económico fue virtualmente nulo.

“El producto per cápita comenzó gradualmente a elevarse después de 1750, alcanzó su mayor tasa de crecimiento a mediados del siglo XX y se ha desacelerado desde entonces. Y está en camino de desacelerarse aún más”, escribe Gordon ( www.nber.org/papers/w18315 ).

La primera revolución industrial (RI1) con sus grandes avances entre 1750 y 1830 creó la máquina de vapor, el hilado de algodón y los ferrocariles. La segunda (IR2) fue la más importante , con sus tres inventos: la electricidad, el motor de combustión interna y el agua corriente y los sistemas sanitarios domésticos, producidos en el corto intervalo que va de 1870 a 1900. Las primeras dos revoluciones, explica Gordon, discípulo del premio Nobel de Economía Robert Solow, requirieron unos 100 años para hacer sentir su pleno impacto en la economía.

“Durante las dos décadas entre 1950 y 1970, los beneficios de la RI2 todavía estaban transformando la economía (de EE.UU.), incluyendo el aire acondicionado, los artefactos domésticos y el sistema de autopistas interestatales. Después de 1970 el crecimiento de la productividad se redujo fuertemente, posiblemente porque las principales ideas de la RI2 ya habían sido implementadas para entonces”, explica.

¿Y qué hay de la nueva economía digital, también llamado capitalismo informaciona l? La revolución de las computadoras e Internet (RI3) comenzó alrededor de 1960 y alcanzó su climax con la burbuja puntocom de fines de los 90, responde Gordon. Muchos de los inventos que reemplazaron los trabajos tediosos y repetitivos por computadoras ocurrieron hace ya tiempo, en las décadas de 1970 y 1980.

“Los inventos desde 2000 se han centrado en aparatos de comunicación y entretenimiento más pequeños y más inteligentes, pero que no alteran fundamentalmente la productividad del trabajo o los estándares de vida en la forma en que lo hicieron la luz eléctrica o el automóvil”.

La llegada de Internet, la Web y el comercio electrónico logró que la productividad comenzara a recuperarse en 1996. Hasta 2004, la productividad pasó de la tasa previa de 1,4% a crecer al 2,5% anual, aún más rápido que entre 1891-1972 (ver gráfico).

Pero en los últimos ocho años la productividad del trabajo volvió a derrumbarse a casi la misma tasa que entre 1972 y 1996, al 1,33%. Entre 2010 y 2012, el crecimiento es aún menor, del 0,5%. “El impacto de la RI3 sobre la productividad se evaporó tras solo ocho años, comparado con los 81 años (1891-1972) que duró la RI2”, sostiene Gordon.

La tesis “estancacionista” de Gordon se apoya también en la observación de que muchos de los fenómenos que produjeron un fuerte aumento en la productividad tienen efecto “de una sola vez”, como en el caso de la urbanización de la economía de EE.UU, concluída hace décadas. Gordon da otros ejemplos sorprendentes: La tasa anual de mejora en la expectativa de vida en la primera mitad del siglo XX fue tres veces más rápida que en la segunda mitad. Esto se debió a la introducción masiva de artefactos sanitarios en los hogares, Y también gracias al reemplazo de los caballos (y las toneladas de excrementos y ríos de orina que producían) por los automóviles como el principal medio de transporte en las ciudades.

La velocidad del transporte aumentó continuamente hasta que llegó a su máximo en 1958, con el Boeing 707 (825 km/h). Hoy se vuela incluso a menos velocidad que entonces, para ahorrar combustible.

No hubo evento más importante para la liberación de la mujer que la introducción del agua corriente y los sistemas sanitarios en los hogares, lo que ocurrió en las ciudades de EE.UU. entre 1890 y 1930. En 1885, una ama de casa promedio en Carolina del Norte tenía que caminar 220 km al año y cargar 35 toneladas de agua.

Otro invento revolucionario para la salud y los estandares de vida: el mosquitero. “En 1870, todavía no se había inventado. En el verano, las ventanas estaban abiertas y los insectos volaban ida y vuelta entre los animales puertas afuera y la mesa del comedor puertas adentro”.

Está claro que para Gordon las innovaciones no tienen el mismo potencial de generar crecimiento en el futuro como en el pasado. Y para colmo, en el caso de EE.UU., identifica no menos de seis vientos de frente que atentarán contra el crecimiento de la productividad. La lista incluye la reversión del “dividendo demográfico” (es decir, el envejecimiento de la población), el deterioro de la educación, el crecimiento de la inequidad y el empeoramiento de las condiciones medioambientales.

Esto lo lleva a concluir que, en lo que resta del siglo, la productividad de EE.UU. caerá a una tasa anual de apenas el 0,2%. Casi tan baja como en la Edad Media.

iEco - 14 de octubre de 2012

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