"Los indicadores de inflación están desfasados en todo el mundo"
–¿Cómo debiera ser, a su jucio, el nuevo índice de precios que prepara el Indec, y que le otorgue solución al conflicto de credibilidad?
–Evidentemente los indicadores de inflación, no sólo en Argentina sino en el mundo, están desfasados. Los indicadores en realidad tendían a medir fundamentalmente la canasta familiar, sobre todo la canasta de alimentos y algunos otros productos que en realidad están enfocados a los sectores populares, porque en los sectores de mayores ingresos ese indicador mucho no les afecta, y tienen otros tipos de gastos que no están reflejados en el indicador. Eso por un lado. En segundo lugar no sé qué es lo que quieren hacer ahora con el indicador nacional, porque en realidad hay disparidades regionales que creo que hay que tener en cuenta. Es mas complicado pero habría que llevar junto a ese indicador nacional algunos de los indicadores regionales para ver qué es lo que pasa. En tercer lugar creo que hay que diferenciar indicadores por sectores sociales. Tiene que haber un indicador que sea general, pero además indicadores que muestren cómo puede afectar a sectores medios y sectores altos aparte de los sectores populares, incluyendo artículos que no están en el IPC normal. De modo que hay bastantes cosas para hacer porque ese tipo de estadísticas quedaron un poco desfasadas en el tiempo. Corresponden a una época distinta.
–Se había especulado con que el nuevo sistema se dividiría en regiones y por sectores socioeconómicos.
–Sí, yo sé que es mucho más complicado pero es lo que daría un reflejo más exacto de cómo el nivel de precios afecta la población. Porque el tema de la canasta familiar a los sectores de clase alta no les afecta para nada. Y después también respecto de los lugares. Hay lugares, por ejemplo en el sur del país, que son más caros que otros, entonces hay diferencia sustancial en los indicadores. Tiene que haber diferencia en los indicadores.
–¿Cómo evalúa el aporte de las universidades de todo el país en la construcción de el nuevo IPCNu?
–No hay mucho trabajo académico sobre el tema del IPC. Puede haber gente que conozca más del tema, pero no es un trabajo estrictamente académico, es un trabajo técnico. Podría haber algún tipo de control por parte de las universidades, pero no va a convocar todos los meses investigadores de todo el país para que hagan un IPC, es medio complicado. Es una actividad más técnica que académica en sí misma. Hay otros indicadores que son más complicados y que requieren más conocimientos académicos. Éste no es un indicador que requiera grandes conocimientos de ese tipo. Es decir, hay que hacer una buena encuesta, es lo fundamental. No es tanto algo que haga un economista que podría ser quien mande a los encuestadores y establezca los criterios para hacerla. Este tema estadístico es un tema muy viejo en la historia del mundo. Es muy difícil establecer reglas muy estrictas en esto porque hay engaños de todo tipo. No es sólo un tema de Argentina. Incluso con el IPC hace poco en Francia hubo un problema serio también. Todavía existen problemas de ese tipo. Tienen que ver, por un lado, con manejos políticos, económicos, por otro lado por desfases, ya que las observaciones no se corresponden con la realidad presente.
–¿Cómo impactará el nuevo índice en los bonos de deuda atados al PBI?
–Eso se dijo en cuanto a cierto tipo de bonos que estaban vinculados al crecimiento económico o estaban vinculados a ciertos niveles de precios y entonces eso permitía manejar menores intereses para esos sectores, para esos bonistas. No es una cosa aceptable, pero también se ha hecho en otros países. Lo hacen en todos lados. Uno puede discutir si hay un 10, un 15, un 20%, pero el tema es el porqué. Las estadísticas no van a decir por qué, las estadísticas pueden ocultarlo pero no van a decirlo.
–¿Qué análisis hace usted respecto de ese punto?
–Hay que ver los índices de inflación en Argentina, sobre todo a partir de los años ’30, cuando comienza más el proceso de inflación, porque Argentina antes dependía mucho de los precios internacionales y nada más que de eso porque no tenia un mercado interno importante. Sí, hubo un problema en la época de fines de siglo, una crisis financiera muy grande producida por endeudamiento externo y crisis inflacionaria terrible, en 1890 por ejemplo. No es un problema nuevo tampoco pero a partir del ’30, con la industrialización, hay un fenómeno ya mas continuo de tipo inflacionario. El problema es que dentro de este gran período, que va de 1930 a la actualidad, los peores momentos fueron los de las políticas neoliberales, sobre todo a partir de la dictadura militar, después las hiperinflaciones y la convertibilidad. En realidad las políticas liberales fueron las que acentuaron este problema de la inflación. De todas maneras, en los períodos anteriores, incluso en la época de industrialización, también determinadas políticas recomendadas por el Fondo Monetario Internacional también causaron desastres. Por ejemplo con Arturo Frondizi, con el plan de estabilización en diciembre del ’58, que liberó los mercados de cambio y produjo una estampida inflacionaria terrible. Las devaluaciones, desde ya, producen todas estampidas inflacionarias. Después el otro caso famoso es el de Federico Pinedo en abril de 1962, que duró 19 días en su cargo, hizo una devaluación fulminante y un desastre. Después tenemos el Rodrigazo en el ’75. En general la inflación durante todos estos períodos no bajó de un 30, 40, 50, 60%, 120%. En la época de la dictadura militar fue de un promedio de 170%. No estamos hablando de 20 o de 25% anual, estamos hablando de 20, 25% mensual.
–A través de varios textos usted ha abordado lo que se denomina “el dilema de crecimiento o inflación”.
–Ese es un tema hasta de nivel teórico, académico. Acá el neoliberalismo ha venido a patear el tablero a partir de los ’70. Sobre todo en su contestación con la figura keynesiana. Entonces, había una llamada Curva de Phillip que establecía la relación entre inflación y desempleo por la cual en general las políticas keynesianas trataban de privilegiar el empleo sobre la inflación. Aceptaban cierto nivel de inflación pero tenían pleno empleo, por lo que creían que era lo correcto. Con Milton Friedman y compañía se empezó a criticar la Curva de Philip, se dijo que no existía una situación de pleno empleo, nunca, que siempre había un desempleo natural y que lo que había que cuidar era el tema de la inflación. Si miramos toda la historia de inflación en Argentina, en los último siete, ocho años, tuvimos altos crecimientos con una inflación que en realidad es absolutamente aceptable para esos altos crecimientos que tuvo el país. Fíjese en los dos años de alto crecimiento en la época de Illia. La inflación tuvo el 30%, aproximadamente. Otro dato: los dos años con menor inflación en la Argentina en todo este período fueron el ’53 y el ’54 con Perón. Había una inflación relativamente alta y la bajó, con un plan de estabilización, al 4 y al 3,8%. Fueron los dos mejores años de la historia de la educación de la Argentina. Esto es lo que tenemos que tener en cuenta. Creo que debe haber crecimiento fundamentalmente, pero crecimiento con pleno empleo en lo posible, y una tasa de inflación que sea mas o menos moderada, quizás un poco mas baja de la de ahora, pero necesaria para el desarrollo de la economía.
–¿Qué niveles de inflación considera aceptables?
–Eso es difícil porque depende también de la tasa de crecimiento. Si usted tiene una tasa de crecimiento del 10% y tiene una inflación del 15%, puede ser normal. Si la tasa de crecimiento es 0 y hay una inflación del 20% ya es muy peligroso. Entonces depende de la tasa de inversión, de la tasa de empleo, de la distribución del ingreso. Y sobre todo diría que es un problema de lo que yo llamo la inflación de ganancias, de la cual nadie habla. Es muy simple: en los últimos años ¿quiénes son los que mas han ganado en Argentina? Los sectores agroexportadores. Con el aumento de los productos exportados que se ha trasladado a su vez adentro del país, que, aparte, es una de las causas de la inflación. Hay causas externas e internas de inflación, es una causa externa de inflación por el aumento de los comodities. Ellos han ganado muchísimo más que el resto. El problema es que esos sectores buscan recomponer sus ganancias iguales a las que tuvieron en momentos pico, y eso no es posible. Y el problema esencial es la distribución de ingresos. Son las grandes desigualdades en el mundo las que han producido la crisis actual.
–Presionando por una devaluación...
–Que la Argentina vuelva a tener esas grandes desigualdades me parece que es un caos. Una gran devaluación acá va a traer un caos inflacionario, un desastre. Es muy simple, se llevan más del reparto de la torta. Venden su producto en el exterior y acá en vez de venderla a 5, la venden a 10. Y todos los asalariados, ingresos fijos y productores, empresarios industriales, todos, se perjudican. Y para las industrias aumentan los precios también.
–¿Considera factible, hoy, volver a mecanismos de control similares a lo que fue el IAPI?
–Mire, los conservadores pusieron el control de cambios. El IAPI no fue una creación de Perón. Los conservadores, antes, crearon una corporación argentina de promoción de intercambio, de la cual Perón tomó las bases e hizo el IAPI. Pero cuando lo tenían los conservadores lo hacían para defender los intereses agropecuarios. Pagaban precios sostén, a los productores agropecuarios, mayores que los precios que vendían a nivel internacional. Perón lo hizo al revés, tomó divisas de los agroexportadores y las volcó al sector industrial y a otros sectores. Hasta eso fue una creación de los conservadores para sus propios beneficios. Cuando ellos necesitaron para sus propios intereses hicieron lo que se les dio la gana, intervinieron en la economía al máximo. Está bien que en el mundo se estaba interviniendo, pero... entonces que no vengan a joder con que las medidas que se están tomando ahora son revolucionarias porque son conservadoras, nada más que antes se conservaban para otro lado.
Miradas al Sur - 14 de abril de 2013