Por qué le temen tanto al Obamacare
Es tentador –y muchos analistas lo hacen– calificar de “locos” a los del Tea Party . Pero eso no se condice con la sofisticación de algunos de sus millonarios financiadores.
Hay una explicación alternativa a la irracionalidad. Aun con sus fallas, el Obamacare cambiaría de un modo fundamental la relación entre los trabajadores estadounidenses y el Estado . Eso plantea una amenaza existencial al credo del “Estado chico” con el que el Partido Republicano se identifica desde hace décadas.
Imperfecta y todo, la ley tiene cláusulas que pueden mejorar la vida de millones de estadounidenses, incluida una gran porción de la llamada clase media trabajadora.
Según un análisis del Urban Institute, 28 millones de estadounidenses obtendrían seguro de salud con la ley. De ellos, ocho milones ganan más del doble del nivel de pobreza de US$47.100 para una familia de cuatro. Una mayoría de ellos obtendría un subsidio para pagar un plan.
O sea que el corazón de la demografía Tea Party — trabajadores blancos de entre 45 y 64 años — tiene algo que ganar con la ley.
En 1994, cuando el presidente Bill Clinton hizo un intento previo de reformar la salud, el pensador conservador William Kristol explicó en un manifiesto por qué los republicanos debían impedirlo. “Sería desastroso”, escribió Kristol. “Permitiría una intrusión federal sin precedentes en la sociedad estadounidense. Su éxito sería una señal de renacimiento del estado de bienestar centralizado en momentos en que se percibe que esa política fracasa en otras áreas”.
Dos décadas después del intento de Clinton, que finalmente fracasó, el Obamacare plantea el mismo tipo de amenaza.
iEco - 6 de octubre de 2013