Apareció el libro de la Cátedra Giberti
Pedro Tsakoumagkos * (Especial para sitio IADE-RE) | La Cátedra Libre de Estudios Agrarios “Ing. Horacio Giberti” acaba de publicar el libro Problemas actuales del agro argentino. Compartimos la presentación realizada en la publicación por su compilador, Pedro Tsakoumagkos. El material es resultado del seminario homónimo realizado en 2014 en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y coorganizado por el Departamento de Geografía y el Instituto de Geografía de la Facultad de Filosofía y Letras, el Centro Cultural de la Cooperación «Floreal Gorini» y el Instituto Argentino para el Desarrollo Económico - Revista Realidad Económica (IADE).
Durante el segundo cuatrimestre de 2014 se ofreció el seminario ya aludido en la presentación de este libro, cuyo nombre fue el mismo con el que ahora titulamos el presente volumen. El seminario dio lugar, a su vez, a una nueva implementación del estilo de trabajo abierto, respetuoso y colaborativo que caracteriza a la Cátedra Libre de Estudios Agrarios «Ingeniero Horacio Giberti». Tal implementación es la que se plasma en la convocatoria a los autores dedicados a diversas temáticas agrarias en nuestro país, cuyos textos reúne la presente compilación y a los cuales agradecemos su generosa predisposición, en su momento, para el dictado de las clases, y, en esta oportunidad, para la escritura de los capítulos.
En efecto, la idea fue que el Seminario se constituyera en una oportunidad de encuentro e intercambio para el análisis y la difusión de los temas socioeconómicos trascendentales de las actividades agrarias. En ese contexto, se propuso ofrecer un ámbito en el que se tratasen un conjunto de temáticas contemporáneas del sector agropecuario argentino. Lo fundamental fue considerar esas temáticas desde una perspectiva que las situara dentro de las transformaciones estructurales que han caracterizado al sector en las últimas décadas.
Con esta compilación nos proponemos ahora poner a disposición del público en general los diversos materiales elaborados por los autores.
Dado el estilo de trabajo aludido más arriba, cada capítulo tiene la impronta que la/el o las/los autoras/autores les han impreso. En ese sentido, pensamos que la riqueza de este libro se cifra en que la responsabilidad de sus capítulos pertenece a las/los autoras/es, mientras que la cátedra se ha encargado de organizar los contenidos del Seminario, participar a través de sus integrantes y seleccionar a los especialistas invitados. Tal organización se plasma en las partes que componen el libro.
El libro se agrupa en tres partes.
La primera de ellas reúne los textos dedicados a los actores sociales del sector agropecuario de la Argentina (sujetos sociales agrarios —agricultores familiares, empresarios, trabajadores asalariados— e instituciones/organizaciones sectoriales).
La segunda comprende aquellos trabajos en los que se abordan transformaciones significativas producidas en el sector en las últimas décadas (agriculturización/sojización, extensión de la frontera agrícola, casos importantes en las cadenas agroindustriales extrapampeanas y cambios tecnológicos en diferentes tipos de sujetos sociales agrarios).
La tercera parte culmina con los capítulos abocados a las políticas públicas dirigidas al agro (políticas agrarias generales, políticas de desarrollo rural, políticas públicas y de territorios).
Este ordenamiento no coincide exactamente con la organización que durante el dictado tuvo el seminario, pero respeta esencialmente los ejes que le dieron forma y guiaron la convocatoria a los autores de este volumen.
Actores, procesos y políticas son, así, las dimensiones desde las cuales se encaran las problemáticas actuales del agro argentino.
La primera parte comprende ocho capítulos; cinco sobre sujetos sociales (agricultura familiar, empresarios y trabajadores asalariados), uno sobre la ocupación y el ingreso sectoriales, y dos sobre entidades agropecuarias tradicionales y organizaciones de la agricultura familiar.
María Isabel Tort y Guido Prividera hacen una revisión histórica del concepto de agricultura familiar, repasan algunas de las construcciones tipológicas y las caracterizaciones de ellas derivadas. Consideran su visión desde el Estado y su relación con los diferentes paradigmas del cambio tecnológico. Así, además de dar cuenta del término y de la complejidad del actor mismo, hacen aportes acerca de su lugar en el transformado agro argentino contemporáneo.
Eduardo Azcuy Ameghino —afirmando la vigencia de la cuestión agraria en el agro pampeano del siglo XXI— resalta la concentración económica del capital, la producción agropecuaria y la tierra; junto con las problemáticas de la pequeña/mediana producción, la gran propiedad territorial, los asalariados rurales, los bienes naturales, el campesinado y los pueblos originarios. De ese modo, la concentración agropecuaria recibe un tratamiento claramente contextuado.
Gabriela Martínez Dougnac aborda el proceso reciente de acaparamiento y concentración del uso y la propiedad del suelo. Considera que la desposesión (apropiación privada de la tierra y/o concentración de su uso productivo) expresa el corrimiento de la frontera agraria sobre territorios considerados otrora marginales y/o el acaparamiento de superficies crecientes en territorios rurales donde prevalecen desde hace más de un siglo las relaciones capitalistas de producción y expone dos casos al respecto.
Diego Fernández también estudia el proceso de concentración agropecuario pampeano del último cuarto de siglo, la consecución de economías de escala por parte de una cúpula sectorial y los factores que más han influido en este proceso: el cambio tecnológico y el accionar estatal. La ausencia de medidas específicas que intentaran mitigar este proceso ha facilitado, según el autor, el resultado de una trama social rural más degradada.
Guillermo Neiman expone la situación de los trabajadores asalariados del campo. Tras mencionar el tratamiento clásico que se daba a esta temática, señala que los actuales modelos productivos organizados en torno a complejos agroindustriales basados en sistemas de calidad y fuertemente integrados a los mercados mundiales condicionan a la demanda de trabajo y a los tipos de trabajadores tornando más complejos los mercados de trabajo. Analiza diversos procesos en los asalariados agropecuarios dentro de las transformaciones de las últimas décadas en varios subsectores. Por último, describe la situación de los asalariados agrarios con residencia rural en la Argentina, considerando la información disponible para cinco provincias identificadas con otras tantas regiones agroproductivas del país.
Agustín Mario, interesado en un estudio macroscópico de la distribución del ingreso en el sector agropecuario argentino (2004-2013), aborda las condiciones de trabajo, las remuneraciones y el nivel de empleo formal en el sector. Encuentra que los salarios agropecuarios se alejan del salario medio nacional; que la informalidad agropecuaria se halla por encima de la existente en el conjunto de la economía y que la participación de la retribución al trabajo asalariado agropecuario en el valor agregado es crecientemente inferior a la del conjunto de la economía; de modo que, especialmente en la producción agropecuaria, las ganancias individuales no deberían ser la única guía orientadora del uso de la tierra cultivable.
Francisco Monterubbianesi, ya en el terreno de los actores institucionales, encara la cuestión de las entidades agropecuarias tradicionales (SRA, CRA, CONINAGRO, FAA). Sin embargo, hace foco en la FAA, caso al que estima interesante porque es considerada la representante histórica del segmento socioeconómico que ha experimentado significativas transformaciones en los períodos recientes (pequeños y medianos productores), y esas transformaciones llevarían a reflexionar acerca del rol de las entidades tradicionales en tales procesos, su incidencia en la política institucional y su perspectiva en el mediano plazo. Intenta responder algunos de los interrogantes que juzga de mayor significación.
María Sol Carrillo, por su parte, expone los antecedentes y el desarrollo de un tipo particular de organizaciones, las de la agricultura familiar, reunidas inicialmente en el Foro Nacional de la Agricultura Familiar y, posteriormente, las de la Federación Nacional de Organizaciones de la Agricultura Familiar. Revisa el creciente nivel de institucionalización de esta temática en el Estado nacional, hasta arribar a la actual Secretaría de Agricultura Familiar, a la Federación Nacional de Organizaciones de la Agricultura Familiar y a los diversos instrumentos legales ya disponibles.
La segunda parte, la que está dedicada a los procesos asociados a las principales transformaciones agropecuarias de las últimas décadas, incluye seis capítulos que pueden subdividirse, por un lado, en tres capítulos destinados a considerar el proceso de agriculturización-sojización, la extensión de la frontera agrícola hacia el norte y los cambios en algunos de los complejos agroindustriales extrapampeanos relevantes; y, por el otro, en tres trabajos en los que se encara la cuestión tecnológica desde diferentes enfoques: en una institución pública nacional como el INTA, entre los empresarios agropecuarios y entre los pequeños productores.
José Pierri estudia la Influencia externa y del Estado sobre la agriculturización (y, en particular, sobre la explosiva expansión sojera más reciente), cuestionando la interpretación de quienes explican la llamada «segunda revolución de las pampas» como resultado de la desregulación/privatización económica que habría permitido la libre expresión del espíritu empresario agropecuario y agroindustrial. Contradice con amplio apoyo empírico esa visión liberalschumpeteriana sobre la evolución agraria mostrando que el crecimiento de la producción y de las exportaciones de granos precedió a la política liberal y de desregulación económica ensayada en la década de los noventa. Pierri presenta una interesante alternativa a las imágenes recurrentes sobre uno de los procesos más importantes del capitalismo agropecuario y nacional reciente.
Daniel Slutzky expone también la expansión (intensificación) del capitalismo agrario, pero en las regiones extrapampeanas de la Argentina (NEA y NOA) en los últimos decenios: su influencia en la concentración de la producción agraria, en los conflictos por los recursos naturales (tierra y agua), sus principales consecuencias (desalojos de pequeños productores criollos y pueblos originarios, deforestación y otros impactos ambientales y sociales) y sus vinculaciones con las políticas públicas. Slutzky sostiene que este proceso no está predeterminado por la soja o por las otras actividades agropecuarias sino por el modelo productivo y económico orientado por las fuerzas sociales dominantes. Concluye que es urgente tomar medidas para que este panorama, tan rico desde el punto de vista productivo, pero tan desesperante desde el punto de vista social, no continúe y se profundice.
Ariel García, tras exponer brevemente un marco de referencia para el abordaje de las economías regionales en la Argentina del Siglo XXI a partir de una perspectiva regulacionista que evite la recurrente producción de meras descripciones sobre qué y cuánto se produce y avance respecto de cómo se produce y cuáles son las modalidades de acumulación y distribución en alguna cadena de valor en particular, presenta tres casos específicos: las cadenas tabacalera y yerbatera en el NEA y la vitivinícola en Cuyo. Propone y ejemplifica así un marco de referencia para abordajes que interroguen acerca de la naturalización de los procesos de subordinación, sobre las distancias entre el diseño y la implementación de las políticas públicas y respecto de las diferentes percepciones que sobre un objeto de estudio pueden asumirse.
Cecilia Gárgano, iniciando la tríada de capítulos sobre la cuestión tecnológica, hace un profundo abordaje del proceso de producción y apropiación de los conocimientos tecnológicos, centrándose en el sector público y en las semillas. Comienza por preguntarse ¿para quién y para qué se produce ciencia y tecnología desde el Estado, y qué vinculación tiene la orientación de esta producción con transformaciones económicas, políticas y sociales? Gárgano responde a esta pregunta mediante un recorrido histórico a fin de problematizar el modo en que inciden en el presente las formas que en el pasado reciente ha asumido esta dinámica. Se centra en el análisis del INTA y de algunas de sus agendas de investigación, en particular, en aquellas orientadas a la producción y difusión de semillas.
Carlos León, en el primero de sus dos trabajos incluidos en este volumen, desarrolla la cuestión de la tecnología agropecuaria en las unidades agrícolas capitalizadas. Previamente, introduce el concepto de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI); las características del proceso innovador (la producción, difusión y absorción de conocimientos); y, el concepto de redes de innovación. León desarrolla los orígenes del desarrollo de la CTI en el sector agropecuario de la Argentina y el papel desempeñado por el Estado en esta materia, y finalmente, expone los rasgos fundamentales de la tecnología agropecuaria empresarial desarrollada en nuestro país en las últimas décadas.
Pedro Tsakoumagkos y Susana Audero abordan la cuestión tecnológica en general y el uso de la tecnología por parte de los pequeños productores agropecuarios. Tras resumir los principales aspectos conceptuales y operativos que definen a este tipo de productor, presentan información sobre las producciones y las tecnologías existentes entre ellos. Exponen las ofertas e investigaciones tecnológicas para pequeños productores desarrolladas en la Argentina. Encuentran que las modalidades tecnológicas de los diferentes tipos de pequeños productores, lejos de estar uniformemente fuera de la «modernidad», presentan una significativa heterogeneidad. Plantean que la investigación tecnológica para pequeños productores debería visualizarse como una tarea que va más allá de ensayos experimentales propios de las ciencias naturales y que es necesario el enfoque de las ciencias sociales para dar cuenta de las especificidades de la pequeña producción.
La tercera parte incluye tres capítulos dedicados a las políticas públicas referidas al sector agropecuario; el primero sobre las políticas agrarias en general, el segundo sobre las políticas de desarrollo rural, y el tercero sobre las relaciones entre políticas públicas y territorio.
Carlos León reseña los hitos más importantes de las políticas públicas referidas al sector agropecuario de la Argentina, desde los orígenes del desarrollo agrario hasta la actualidad. Señala que aún antes del inicio del desarrollo capitalista del agro y de la inserción del país en el mercado mundial, se conformó un alto grado de concentración de la tierra, aunque una parte importante de la producción se hallaba en manos de arrendatarios y aparceros. Las políticas públicas hacia el sector agropecuario (durante todo el siglo XX y hasta la actualidad), se restringieron a iniciativas puntuales, no estructurales. La Argentina no tuvo nunca entonces, una política de tierras planificada (excepto la Ley de Colonización Agrícola y la acción del Consejo Agrario Nacional). Durante el gobierno del presidente Menem se derogaron/eliminaron las leyes y los organismos de intervención en las cadenas agropecuarias cuyo objetivo era proteger mínimamente a la pequeña producción. En los últimos años se gestaron distintas iniciativas de protección de la agricultura familiar, que desembocaron en la reciente Ley de Reparación Histórica de la Agricultura Familiar.
Susana Soverna, por su parte, reflexiona sobre aspectos fundamentales de las políticas de desarrollo rural en la Argentina y explicita las razones del inicio tardío de este tipo de políticas. Presenta los alcances y limitaciones de los programas de desarrollo rural, las características de los sujetos hacia quienes se dirige y los instrumentos/modalidades de intervención utilizados; describe los principales hitos del reciente proceso de institucionalización del desarrollo rural y concluye subrayando los avances institucionales, aunque señala su falta de correspondencia con los cambios que los agricultores familiares demandan en materia de tierras, agua, participación en la producción nacional, freno a las migraciones, etc.
Por último, Federico Villarreal se ocupa de las vinculaciones entre política pública y territorio. Presenta una discusión sobre la definición de política pública y territorio a través de las relaciones de poder. Analiza desde esta perspectiva lo ocurrido en una reunión entre regantes en conflicto convocada y mediada por funcionarios de una administración pública provincial. El análisis de este caso particular evidenciaría los intereses, las estrategias y el ejercicio del poder en la definición de la política. En ese contexto, el autor se pregunta cuál es el motivo por el que las políticas de desarrollo rural no han avanzado sobre las causas estructurales que generan una desigualdad cada vez mayor. Y concluye que el análisis del territorio, la política pública y el desarrollo desde el poder aportan al avance en el conocimiento de estos fenómenos sociales y en un futuro tal vez podrían contribuir al logro de una sociedad más justa.
Estos contenidos y su organización, su deslinde en tres dimensiones diferentes no conforman, sin embargo, compartimentos estancos. Constituyen, en lo esencial, «caminos» por los cuales pretendimos abordar la problemática agropecuaria relativamente reciente de nuestro país.
Así pues, el capítulo inicial dedicado a la agricultura familiar implica poner en evidencia desde un principio la existencia de un conjunto de formas sociales que denotan la heterogeneidad que hay en el agro argentino. Pero, además, la agricultura familiar (y otras formas sociales subalternas) pueden encontrarse en otros capítulos afectados por los procesos de concentración agropecuaria, protagonizando tendencias productivas diferenciales, disputando oportunidades frente al cambio tecnológico, siendo objeto de políticas públicas, situándose en luchas de poder, mostrando emergencias de problemáticas sociales, etc.
La cúpula agropecuaria (y otras formas empresariales con escalas significativas) están, obviamente, presentes en los capítulos dedicados a ello. Sin embargo, también puede hallárselos presentes de diversas formas, al considerar los nuevos procesos laborales y los nuevos tipos de trabajadores asalariados, al examinar la distribución y el empleo agrarios, al estudiar los factores determinantes de la agriculturización/sojización, las causas y consecuencias de la extensión de la frontera agrícola y las características de algunos complejos agroindustriales, al plantear la historia y la actualidad de la cuestión tecnológica, al inventariar todos sus impactos en la agricultura familiar según son mencionados en diferentes capítulos, o al revisar diversos aspectos de las políticas públicas.
La caracterización de los trabajadores asalariados agropecuarios, los procesos en los que se insertan y los rasgos que les son propios están presentes, por supuesto, en el capítulo sobre asalariados. No obstante, las posiciones de estos trabajadores en la concentración agropecuaria o en la distribución económica se hallan referenciadas en otros capítulos. Los volúmenes de trabajo demandados, las reducciones en los requerimientos de trabajo por unidad de capital o de tierra, están presentes, ya sea que se miren los procesos como modalidades de intensificación agropecuaria, o como dimensiones del cambio tecnológico. Las políticas públicas —generales o diferenciales— remiten, en última instancia, a tipos de unidades agropecuarias e, implícitamente, a las tendencias aludidas respecto de los requerimientos de trabajo.
Hay capítulos específicamente dedicados a los actores colectivos, las entidades tradicionales del agro y las organizaciones de la agricultura familiar. Solo que, bien mirados, los abordajes de los principales sujetos sociales agrarios del país, lejos de aludir a categorías genéricas, se manifiestan de muy diversas maneras. Algunos comportamientos de los sujetos sociales agrarios resultan de tendencias productivas, de factores más o menos determinantes. Otros, en cambio, conforman emergentes de factores de poder, de modalidades de adecuación, de mecanismos de resistencia, de formas de luchas, de reacciones frente a desplazamientos o deterioros, etc. Y esos son los tópicos centrales de otros capítulos de este libro. En algunos casos, el tratamiento de los principales procesos de desarrollo del capitalismo agropecuario argentino ha aludido a formas de control/resistencias en las que el papel del Estado y/o de los actores institucionales es vastamente reconocido.
Hemos dedicado la parte central de esta compilación a las principales formas específicas adoptadas por la expansión agropecuaria capitalista; en la región pampeana, en el Gran Chaco, en cadenas extrapampeanas con distinto nivel de desarrollo del capitalismo. Ahora bien, tal como se describe el cambio tecnológico, es claro el nexo inicialmente planteado en esta introducción, en el sentido de visualizar los procesos como protagonizados por actores (individuales y colectivos). La propia caracterización de los actores, lejos de conformarse con imágenes estáticas, utiliza enfoques diacrónicos en los que las contradicciones intrínsecas al desarrollo capitalista toman diversas formas.
Por último, las políticas públicas no son presentadas como meras caracterizaciones de lineamientos de política e implementación de instrumentos. Hay, sin duda, orientaciones, leyes, instancias estatales, programas, acciones concretas. Empero, son políticas dirigidas a determinados actores (o soslayando a determinados actores), que pueden reconocerse claramente cuando esos actores son presentados, y además, tampoco son políticas/acciones en abstracto, sino que, están siempre «situadas» dentro de etapas específicas de los procesos agropecuarios, particularmente, en el caso de este volumen, de las profundas transformaciones estructurales de las últimas décadas.
En consecuencia, esta compilación reúne una pluralidad de miradas, fruto de las diversas especialidades que las fundamentan, de los diferentes enfoques de los autores, de los distintos énfasis requeridos por el Seminario mismo, y del carácter multifacético de los procesos estudiados. Y, sin embargo, como hemos tratado de explicar, hay conexiones/ separaciones, convergencias/divergencias, dentro de un panorama que se mueve en el marco de la hegemonía de ciertas tendencias y la heterogeneidad que es propia de la realidad agropecuaria nacional.
En ese contexto, ¿cuáles son esos problemas actuales del agro argentino? Los textos de este volumen nos señalan el papel central de los procesos de concentración, centralización y extranjerización del capital agropecuario; sea en la agriculturización/sojización pampeana, en la «pampeanización» del Gran Chaco y/o en la intensificación de las cadenas agroindustriales extrapampeanas. Entonces, la vulnerabilidad asociada a la superespecialización, la cuestión social vinculada al declive de la equidad, los deterioros ambientales por la deforestación o la contaminación, las consecuencias económicas, sociales y jurídicas de las innovaciones tecnológicas, las limitaciones —y aún vacíos— de las políticas públicas, las dificultades para organizarse y expresarse por parte de amplios sectores agrarios, más allá de sus pesos económicos; las simplificaciones de las que puede ser objeto la heterogeneidad característica del sector agropecuario, entre otros problemas que reciben atención en diferentes trabajos de este volumen, son, en el marco decididamente expansivo del capitalismo agropecuario argentino, problemas que merecen atención por su gran importancia.
La caracterización de los actores sociales agrarios, tiene como ámbito a tales procesos. Sin embargo, no parecen ser excluyentes. En diferentes capítulos se hallan heterogéneas formas de resultar involucrados: inserciones parciales, formas de resistencia, conformación de contingentes perdedores, etc. Por un lado, se encuentran las nuevas tecnologías, los cambios en el trabajo y en los trabajadores, la reorganización productiva y comercial, etc. Por el otro, el surgimiento de nuevos problemas denominados sociales, el agravamiento o nacimiento de nuevos problemas ambientales, las conflictivas dinámicas que se dan alrededor de los actores agropecuarios colectivos.
Hay algo a propósito de las contradicciones entre la hegemonía y la heterogeneidad de los procesos en curso, que puede encontrarse en casi todos los textos y que podrían cerrar esta introducción: las advertencias acerca de la gravedad de las cuestiones que el agro argentino actual tiene planteadas. Esto es, frente a enfoques simplificadores y optimistas, parecen contraponerse una pluralidad de miradas para las cuales las transformaciones estructurales recientes del capitalismo agrario argentino no constituyen un fenómeno obvio. Sea esta, pues, una invitación a la lectura de los 17 capítulos con los que intentamos hacer un aporte a la siempre difícil tarea de estudiar estas problemáticas con rigor y sin dogmatismos.
* Docente, investigador, miembro de la Cátedra Giberti.