“Estados Unidos quiere bases en Ushuaia y en la Triple Frontera”

¿Hay un patrón común que una la política desplegada por Macri y el golpe en Brasil?

–Sí. Hace mucho tiempo que los Estados Unidos buscaban un cambio de régimen en la Argentina y Brasil, dos países que en el 2005 frustraron la conformación del Area de Libre Comercio de las Américas. Procuraron hacerlo por vía electoral. Alcanzaron su objetivo en la Argentina con la victoria de Mauricio Macri. En Brasil no. Dilma Rousseff venció, aunque por pequeña diferencia de votos, el candidato neoliberal Aécio Neves. Pero la crisis económica, la recesión agravada por los errores políticos de la presidenta Dilma Rousseff, la caída de su popularidad, las denuncias de corrupción en la Petrobrás, etcétera, crearon el clima para que la oposición pudiera promover el proceso de impeachment, que todavía debe ser confirmado por el Senado. Sin embargo, el gobierno del presidente provisorio Michel Temer desde luego pasó a actuar como definitivo y a desarrollar una política para atender a los intereses de Washington y Wall Street.

El empleo, esa columna vertebral…

La situación del empleo está en el eje de los tiempos políticos. En las encuestas de opinión, el desempleo sube varios escalones entre las principales preocupaciones de los argentinos. En las calles, diversos conjuntos de trabajadores se convocan para reclamar contra los despidos y la licuación del poder de compra del salario. Las organizaciones de los trabajadores fueron capaces de convocar unificadamente a una multitudinaria movilización como hacía décadas no ocurría.

ABC del Litio Sudamericano

Desde hace algunos años, la prensa masiva señala con creciente interés que los salares de Argentina, Bolivia y Chile contienen más de dos tercios de las reservas mundiales de litio, “el metal más liviano de la tabla periódica”. Gracias a sus especiales propiedades físico-químicas —nos explican con variable precisión—, el litio permite la producción de modernas baterías recargables, utilizadas por casi toda la electrónica portátil y, lo más importante, por los nuevos vehículos eléctricos en pleno desarrollo tecnológico.

Efectos macroeconómicos del sector energético en la Argentina en el período 2003-2014

El acelerado crecimiento de la Argentina en la década pasada provocó un fuerte incremento de la demanda de energía. Para satisfacerla, se optó por focalizar la inversión en centrales de generación térmica. Esto trajo consigo un aumento muy importante de la demanda de gas, el cual no fue acompañado por la producción nacional. Así, la importación tanto de gas como de gasoil y fueloil se multiplicó, lo que impactó sobre las cuentas externas y, debido a los subsidios, también sobre las fiscales. El presente artículo analiza el impacto del déficit energético sobre la situación macroeconómica argentina en los últimos años y esboza ciertas líneas de acción para recuperar el equilibrio en la balanza energética.

La cuestión fiscal bajo el régimen de convertibilidad (Argentina 1991-2001)

El trabajo aborda la evolución de la cuestión fiscal argentina durante la década de los ‘90, en el marco de la trayectoria política y económica del último cuarto de siglo. El análisis del periodo de vigencia del régimen de convertibilidad muestra la persistencia de un derrotero signado por la inequidad social, la impotencia estatal y un notable proceso de disolución nacional, tres características centrales del rumbo histórico a partir de la ruptura de 1975/76. El proceso de disolución nacional ha sido estimulado por la cadena evasión impositiva-corrupción/fuga de capitales/aumento de la deuda, un eficaz y muy perverso sistema de bombeo de riquezas hacia el exterior que aún no ha podido ser desmontado. El foco del análisis del periodo de la convertibilidad está puesto sobre las raíces y las consecuencias del sostenido déficit fiscal consolidado verificado durante este periodo, que resultó interior al de las décadas precedentes.

EL PROYECTO. Transformaciones económicas y sociales en la Argentina contemporánea.

Este libro reúne un conjunto seleccionado de contribuciones escritas durante el período 2008-2015 que se refieren a diversos aspectos del desarrollo económico y social de la Argentina contemporánea y que se han publicado en diarios, revistas, libros y documentos de circulación restringida en los ámbitos en que desenvuelvo mi actividad académica, he elegido estos aportes en función de varios ejes básicos que deseo destacar.*

En primer lugar, los aportes se refieren a acontecimientos clave de la evolución económica argentina del período analizado, como la crisis agraria del año 2008, que enfrentó al gobierno con las grandes corporaciones empresariales del agro argentino.

Del ajuste a la deuda

La aprobación del Congreso al acuerdo con los fondos buitre y el aumento de tarifas de servicios públicos son trazos firmes de la nueva política económica. Ambas decisiones guardan coherencia interna como parte del plan de restauración de un modelo neoliberal. Entender el ciclo de endeudamiento del Estado que pregona el macrismo desligado de esa matriz puede llevar a confusiones. El Gobierno pretende recuperar el crédito externo como puente hacia un modelo de valorización financiera, no para profundizar el proyecto de desarrollo productivo que intentó el kirchnerismo. Esta es la diferencia fundamental que pone en contradicción a los legisladores del Frente para la Victoria que votaron a favor del mal arreglo con Singer y compañía. Atentar contra la industria y el mercado interno como lo hace el Gobierno con el tarifazo, las tasas al 38 por ciento, la apertura comercial y los despidos demuestra que la intención del oficialismo no es trabajar sobre las causas estructurales de la restricción externa –insuficiencia de divisas–, sino habilitar canales de financiamiento para proveer de dólares a los sectores concentrados de la economía, como ocurrió en la dictadura y en los 90. Lo que se financia es la fuga de capitales.

Un proceso de “reorganización” ya no es tarea de militares

Hace 40 años para imponer un modelo político, económico y social, el poder fáctico apelaba a las Fuerzas Armadas, para que con tanques, bayonetas, torturas y desapariciones, pusieran en marcha un “proceso de reorganización” neoliberal, cónsono con las demandas e intereses de los grandes grupos económicos nacionales y trasnacionales.

El golpe de estado cívico-militar de 1976 fue el último pero no el único en el siglo 20. Desde 1930 los argentinos habían sufrido sucesivas interrupciones del orden democrático.