CGT: Una historia complicada
Recuperada la organicidad durante el gobierno de Arturo Frondizi, una nueva escisión se produjo cuando las profundas divergencias generadas por la dictadura de Juan Carlos Onganía derivaron en la constitución de la CGT de los Argentinos, una de las experiencias más democráticas y combativas del sindicalismo nacional. De las filas de la CGTA, cuyo lema era «Sólo el pueblo salvará al pueblo», surgieron dos líderes que tuvieron gran incidencia en las puebladas que signaron la resistencia a la dictadura corporativista y reaccionaria: Agustín Tosco y Raimundo Ongaro. La CGT Azopardo agrupaba a los gremios que adherían al colaboracionismo.
Durante el tercer gobierno peronista la unidad fue reestablecida, hasta que la entronización de la dictadura cívico-militar de 1976, que intervino y disolvió la CGT, reavivó las diferencias entre combativos–el Grupo de los 25– y los capituladores de la Comisión Nacional del Trabajo.
El regreso de la democracia en 1983 restituyó la unidad pero duró poco, porque resurgieron las diferencias, dando lugar a la CGT San Martín y la CGT Brasil, conducida por Saúl Ubaldini.
En 1991, un conjunto de gremios que se oponía a las políticas neoliberales del gobierno de Carlos Menem resolvió abandonar la central obrera y fundar un nuevo agrupamiento que retomaba las banderas de la democracia sindical y la independencia política, el Congreso de Trabajadores Argentinos (CTA), que más tarde sería bautizado Central de Trabajadores Argentinos. Por la misma época, aunque sin retirarse de la CGT, otros sindicatos constituyeron el Movimiento de los Trabajadores Argentinos (MTA) para enfrentar las políticas privatistas del menemismo. Lo que vino después forma parte de la historia reciente.
Revista Acción - Primera quincena de septiembre de 2012