Las contradicciones del capitalismo

David Harvey es profesor de Antropología y Geografía en el Graduate Center de la City University of New York (CUNY). Lleva más de 40 años dando clase sobre El Capital de Marx y es autor de un “Companion” en dos volúmenes de la magna obra de Marx. Esa “lectura minuciosa” del El Capital se basa en una serie de 13 conferencias, cuyos videos ha hecho Harvey accesibles en la Red.

Su último libro es Seventeen Contradictions and the End of Capitalism. Comienza partiendo de la intuición de Marx—que la crisis periódica es endémica en las economías capitalistas—y continúa tratando de ofrecer un análisis de la actual coyuntura histórica. Hablamos con Harvey en Londres la semana pasada. La entrevista la realizó Jonathan Derbyshire para la revista inglesa Prospect.

La grieta principal

Barack Obama se equivocó. Dijo que en su país el nivel de desigualdad “se está aproximando a los de países como la Argentina o como Jamaica”. Lo dijo en un contexto discursivo de preocupación, dando por sobreentendido que la Argentina y Jamaica están aún peor que Estados Unidos. Pero lo cierto es que Estados Unidos es más desigual que esos dos países.

Una realidad con distintas interpretaciones: la macro de la década “ganada”.

Entre los cientistas sociales, las décadas integran una periodización habitual a la hora de realizar balances sobre los procesos sociales y económicos. Luego de haber superado una década integrada por gobiernos del mismo signo político, surgen diversos análisis sobre el proceso político iniciado en 2003.

Bajo lecturas cercanas a las posiciones del gobierno, se menciona el robusto desempeño macroeconómico, sólo afectado a través del impacto de la crisis económica internacional a partir del 2008-2009. De esta manera, las tendencias favorables sobre el mercado de trabajo y la desigualdad se mantendrían, aunque ralentizadas por los problemas de la economía mundial. En una mirada retrospectiva para la década, este razonamiento enfatiza las continuidades existentes en materia de política económica y su expresión en la realidad.

Brasil no se aburre

Los franceses comprendieron hace 45 años que hechos aparentemente anodinos pueden ser el origen de acontecimientos históricos. Un hecho menor, en Nanterre, fue lo que provocó una de las mayores explosiones sociales y políticas de la segunda mitad del siglo pasado: Mayo del ’68. No se trata, obviamente, de explicar la amplitud de esa “deflagración” por su “detonador”, si bien los lazos entre ambos fenómenos son evidentes.

Joseph Stiglitz: La concentración de la prensa en América Latina alimenta la desigualdad social

El Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz manifestó que “América Latina es la región del mundo con mayor nivel de desigualdad y la concentración de la prensa juega un rol importante”.

Especificó que en muchos de los países de la región son especialmente grandes el nivel de concentración de los medios y los nexos entre la desigualdad política y económica, “con lo cual la prensa es un modo de sostener la desigualdad”.

Qué hizo Thatcher por la economía británica

Los partidarios dicen que salvó al Reino Unido. Los detractores, que dejó un país desequilibrado y desigual.

Revertir la prolongada declinación económica británica. Esa fue la extenuante tarea que Margaret Thatcher se impuso cuando asumió en mayo de 1979, al cabo de una década traumática en la que hubo semana de tres días, una inflación superior al 25%, un rescate del FMI y el invierno del descontento.

Ricos y obcecados

Aleluya, el semanario The Economist, admite que la desigualdad alcanzó un nivel que puede entrabar el crecimiento, una conclusión a la que muchos llegaron hace largo tiempo, como señala la columnista canadiense Carol Goar (Venerable Economist sounds alarm over growing inequality, Toronto Star del 18 de octubre).

Tecnologías de comunicación, usos sociales y desigualdades

Es imposible dejar de reconocer que las tecnologías tienen cada vez más influencia en los procesos comunicacionales, culturales, educativos, económicos y políticos. Analizar críticamente las mutaciones y contradicciones de la era digital contribuye a rechazar la naturalidad con que algunos abordan el hecho de que las tecnologías están lejos de disolver las diferencias de accesos y usufructos de informaciones, conocimientos e innovaciones.

La verdad es que los beneficios de la expansión tecnológica no son distribuidos de manera igualitaria, porque dependen de condiciones socioeconómicas y culturales marcadamente desiguales. Las técnicas avanzadas son apropiadas por grandes empresas e actores privilegiados que disponen de poderío financiero, capacidad industrial y redes globales de distribución. Todo eso facilitado por las desregulaciones y privatizaciones neoliberales de las últimas décadas.

La crisis internacional

La actual crisis internacional no sólo se refleja en una depresión de la economía real, sino que suscita variadas interpretaciones teóricas. Frente a la emergencia, las fuerzas políticas, económicas y sociales expresan sus intereses y su ideología; y en definitiva, cada gobierno decide su posición. A grandes rasgos, existen dos grupos antagónicos: por una parte, los países más poderosos defienden al sistema financiero internacional, y por la otra, los emergentes tratan de resguardar el crecimiento de su economía y el mantenimiento del empleo.

Los organismos económicos y financieros internacionales participan en esta pugna y cada cual "muestra su hilacha". Con muy pocas excepciones, defienden la hegemonía del sector financiero, tanto mundial como de cada país. Más aún, adoptan una posición militante: no sólo teorizan en favor del sector financiero, sino que proveen los cuadros políticos gobernantes, que hasta hace muy poco tiempo fueron sus empleados en organismos financieros internacionales, en empresas financieras o bancos. El problema es que tienen a su cargo la elaboración y solución de las políticas anticrisis financiera; es algo así como si se encargara la campaña de desratización al rey de los ratones.