Festival de bonos

El nuevo ciclo de endeudamiento externo público y privado comenzó con 26.710 millones de dólares en apenas tres meses. Se suman otros 5000 millones de dólares recibidos por el Banco Central en un préstamo de corto plazo, con una garantía de 10 mil millones en bonos públicos. Más otros 1489 millones en Letras del Tesoro a corto plazo. El saldo en un solo trimestre alcanzó los 33.199 millones de dólares. Ese monto seguirá aumentando en lo que queda del año. Esta semana habrá una nueva ronda de esas Letras en dólares a 3, 6 y 8 meses, y el plan del blanqueo de capitales de por lo menos 20 mil millones de dólares, según estimaron funcionarios de Hacienda y Finanzas, tiene previsto que una parte se canalice a través de la emisión de títulos públicos a tres y cinco años.

El inmenso esfuerzo social de cancelación neta de deuda iniciado con el pago al FMI, en enero de 2006, proceso que se extendió hasta el final del anterior gobierno, dejó el terreno despejado para que un gobierno conservador pudiera desplegar lo que mejor sabe hacer: endeudamiento gigantesco para maquillar el descalabro fiscal autoinfligido y para abordar la debilidad del sector externo por el déficit comercial y la constante fuga de capitales. Así fue durante la dictadura militar, en la década del noventa con la convertibilidad y ahora en el gobierno de Macri.

Francia: la clase obrera entra en acción

Mientras las tensiones sociales amenazan con bloquear el país y el gobierno sigue negándose al diálogo y la negociación, su propuesta de legislación laboral se revela cada vez más como lo que es: una metedura de pata terrible, uno más de un periodo presidencial perdido, y tal vez el más grave. El gobierno nos quiere hacer creer que paga el precio por ser reformador, y que tiene que luchar solo contra el conservadurismo. La verdad es muy diferente: en este tema, como en otros antes, quienes ostentan el poder multiplican sus improvisaciones, mentiras y chapuzas.

El retorno del capital financiero

En pocos meses el gobierno de Cambiemos ha desmontado gran parte de los avances logrados por los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina en doce años. La brutal devaluación, acompañada por la eliminación de las retenciones y una rebaja del 5 % a la de la soja (en un plan plurianual para eliminarla totalmente) se tradujo en un salto inflacionario que erosiona los salarios reales. Por otro lado ha iniciado un plan de reducción de personal en el Estado con claros fines persecutorios y de disolución de organismos de control y promoción social, al tiempo que da una señal al sector privado para que haga lo propio. El veto a la doble indemnización es una luz verde para continuar con esa política.

El ajuste no se ve

No se enoje con el título. Tenga paciencia y siga leyendo. Pero antes, piense unos segundos y responda si considera que en estos cinco meses el gobierno de Cambiemos realizó o no un fuerte ajuste de las cuentas públicas. La conclusión de la mayoría será, seguramente, afirmativa, influida por el impacto del tarifazo, por los despidos en el Estado y por el freno en la obra pública. Sin embargo, la realidad no es esa. Según datos oficiales, en el primer cuatrimestre del año el déficit del sector público fue de 62.403 millones de pesos, apenas 1.764 millones menos que en igual período del 2015. Ese resultado fue producto de un aumento en los ingresos del 29 por ciento y de un aumento en el gasto de un 24 por ciento.

Contra la sensación reinante, esos números están muy lejos de reflejar un fuerte ajuste fiscal.

El gobierno de Macri sin estrategia y sin conocimiento

El gobierno de Macri va a la deriva de un seguro naufragio, sin un norte claro y sin brújula para llegar a él, se agotó en cinco meses de una anodina gestión, fruto de su falta de representación y sin un plan de verdad, donde nunca se pensó en el mediano y largo plazo , por lo que el único camino que sabe es el de generar oportunidades y negocios para los sectores de mayores ingresos, pero esos sectores no lo reconocen ni como referente, ni como conducción.

El empleo, esa columna vertebral…

La situación del empleo está en el eje de los tiempos políticos. En las encuestas de opinión, el desempleo sube varios escalones entre las principales preocupaciones de los argentinos. En las calles, diversos conjuntos de trabajadores se convocan para reclamar contra los despidos y la licuación del poder de compra del salario. Las organizaciones de los trabajadores fueron capaces de convocar unificadamente a una multitudinaria movilización como hacía décadas no ocurría.

El fin del Estado de Bienestar

En el último cuarto de siglo, cuando el festivo 1º de mayo queda lo suficientemente alejado y enfriado, activistas, académicos y periodistas coinciden en un diagnóstico de retrocesos y en un pronóstico de malas perspectivas para los trabajadores del mundo cada vez más internacionalmente desunidos. En especial, en aquellos países del hemisferio norte cuya legislación laboral socialdemócrata o socialista había hecho de la dignidad del trabajador el fundamento de legitimidad de los regímenes y los gobiernos.

El eje París-Moscú

En Francia, el gobernante Partido Socialista ha propuesto a la Asamblea Nacional las leyes más neoliberales desde la Revolución Francesa: un nuevo código del trabajo, que dejará atrás para siempre los principios del Estado de Bienestar, si es votado y reglamentado.

El chamuyo de la pesada herencia

¿A qué se debe la insidiosa y sobreactuada invocación de Macri a la “pesada herencia”? La respuesta es simple: todos los argentinos somos testigos, o mejor dicho, víctimas del primer intento en toda nuestra historia de aplicar un durísimo plan de ajuste sin que antes se haya producido una crisis económica.

6ª carta al Pueblo de Dios

El domingo celebramos la fiesta litúrgica de la Ascensión de Jesús. Es el comienzo de un tiempo nuevo: los seguidores del maestro son enviados a continuar su obra, a anunciar el evangelio a los pobres, a buscar las ovejas perdidas del pueblo de Israel. Particularmente el Evangelio de Lucas muestra esta continuidad entre el ministerio de Jesús y el de sus amigos. Precisamente por eso los mensajeros de Dios nos invitan a no quedarnos “mirando el cielo”, sino a salir a las calles y caminos.