Duro cruce entre Berlín y París por el rescate de la economía griega

Idafe Martin
Europa no tiene buenas opciones para sacar a Grecia del pozo de la deuda. El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, adelantó ayer la opción de un canje. En una carta enviada a sus homólogos europeos, al Banco Central Europeo (BCE) y al FMI, aboga por una reestructuración a través de un canje de bonos, otro plan de rescate y más dureza en los planes de ajuste. Pero su propuesta chocó de frente contra Francia, la Unión Europea y las agencias de calificación. París fue tajante en su negativa. La posición de Francia es “el rechazo a la reestructuración de la deuda griega. No nos desviamos” de esa línea, advirtió el portavoz del gobierno y ministro de Presupuesto francés, Francois Baroin. Una simple razón: La banca privada francesa es acreedora de 60 mil millones de euros de los 320 mil millones de euros de la deuda griega.

Berlín considera que Grecia necesita otro plan de rescate para evitar “una quiebra desordenada” que podría llevar a la Eurozona a una debacle financiera.
Propone un canje de los bonos griegos en circulación por bonos nuevos a los que se les añadirían siete años a su fecha de vencimiento. Grecia ganaría tiempo para, ayudada por los rescates, ir arreglando sus cuentas.
Quienes aceptaran el canje tendrían asegurado el cobro completo de sus bonos. Quienes lo rechazaran perderían su inversión en caso de default.
Las agencias de calificación no aceptan el enjuague y consideran que cualquier reestructuración o canje sería equivalente a un default.
Una de las grandes, Fitch, lo explicaba así: “un canje de deuda que ofrezca nuevos bonos con términos peores de los actuales será juzgado como un intercambio coercitivo”. Standard & Poor’s cree que “un cambio voluntario que incluya implicaciones negativas para los inversores será considerado un default”.
El BCE siempre ha rechazado la reestructuración por temor a que provoque el desplome del mercado financiero europeo. Jürgen Stark, economista jefe del BCE, dijo en mayo que tal escenario sería peor que la caída del banco estadounidense Lehman Brothers por el riesgo de contagio a países como Irlanda y Portugal.
Ahora podría aceptar un canje limitado. Su gobernador, Jean-Claude Trichet, estaría pidiendo a los bancos, según la agencia Bloomberg, que acepten ese canje y mantengan su exposición a la deuda griega. Sería un “default selectivo” que tendría, según el BCE, un impacto menor en los mercados. Pero sólo sería viable si las calificadoras lo aceptaran.
Berlín insiste y quiere usar la reunión de ministros de Finanzas de la UE del próximo día 20 para darle a Atenas “un claro mandato”: que empiece el proceso de reestructuración.
Las calificadoras no aceptan más opción que otro multimillonario plan de rescate -financiado únicamente con dinero público-.
Cualquier otra cosa será tratada como un default. Schäuble asegura en la carta que sin otro rescate a Grecia la UE “corre el riesgo de ver el primer default desordenado en la Eurozona”.
Yorgos Papaconstantinou, ministro griego de Finanzas, dijo ayer que su gobierno no piensa reestructurar. Mientras, Grecia se hunde. La “troika” -Fondo Monetario Internacional, BCE y Comisión Europea- aseguró ayer que la economía helena caerá este año un 3,8%, más de lo previsto, y que no cumplirá sus objetivos de déficit sin más ajustes.

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