El multilateralismo revive y la integración de Sudamérica avanza

Oscar Ugarteche - Francisco J. Martínez Cervantes
La integración económica regional parece haberse convertido en el tema actual cuando el 28 de noviembre los ex Presidentes de Brasil y de Chile, Luiz Inácio Lula da Silva y Ricardo Lagos, en el marco del Seminario internacional Desarrollo e Integración de América Latina en Santiago, llamaron a dar un salto cualitativo en la integración de la región. Para Lula, América Latina hoy encuentra la oportunidad de “hacer todo lo que no se hizo en los últimos diez años”(1). Lula acierta en destacar que uno de los puntos de conflicto que más ha entorpecido la integración regional es la política. Mientras no haya convicción política por parte de los gobernantes, dice él, no podrá llegarse a la integración.

Por su parte Lagos, cuestionó la división geográfica con la que se abordan algunas de esas iniciativas, principalmente apuntando a la Alianza del Pacífico, la que no conforme con tambalear las relaciones políticas dentro de la región, busca también incorporar a los países del Atlántico (Uruguay).

Una clara muestra de la evolución de la integración real es la tasa de crecimiento del comercio intra-regional que sigue siendo positivo a pesar de la apreciación de las monedas. Mientras el comercio extra-regional se ha estancado a mediados del 2011 dado que los precios de los commodities han bajado en promedio 14% desde entonces, el intra-regional crece. Como se recordará, la gran diferencia entre el comercio extra-regional y el intra-regional es que en general el primero es de materias primas mientras el segundo de bienes industriales. El comercio energético intra-regional es cada vez más relevante, no obstante.

Paradójicamente, los países de la Alianza del Pacífico tienen más dinamismo comercial con los del Mercosur que entre sí, no obstante las facilidades adicionales establecidas en el último año. Esto se debe al tamaño de los mercados y a la especialización. Más notablemente los flujos de capital de corto plazo parecen fluir desde Chile y la Alianza del Pacífico hacia Brasil, el mayor mercado de valores después de Nueva York en el hemisferio, y no tanto entre los países de la Alianza del Pacífico. Ambos elementos muestran la naturaleza política más que pragmática de dicha alianza, que viene acompañada del discurso que la integración económica dentro de UNASUR es “chavista” y por lo tanto “antiimperialista” cosa que los gobiernos del Pacifico no desean ser.

Por otro lado, en la Reunión de Avanzadas de la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), efectuada en La Habana del 30 de noviembre al 1 de diciembre, la CELAC contó con el respaldo casi unánime dentro de América Latina ante el debilitamiento y desprestigio creciente de la OEA. Las elecciones de Honduras no ayudaron.

Una instancia de derechos humanos regional como es la Corte Interamericana, a pesar de pertenecer a la OEA, parece haber logrado consensos y jurisprudencia para beneficio de todos los países que la han ratificado, según escribe su Presidente saliente Diego García Sayán(2). No fue ratificada por los gobiernos de los Estados Unidos, Canadá y Belice ni por algunas islas del Caribe. Sin duda este es un instrumento útil que podría pasar a la CELAC.

Mientras tanto, el esperado cierre del Tratado Trans Pacifico parece haberse estancado(3) por desacuerdos entre Japón y Estados Unidos. En cambio, en la 9vena cumbre ministerial de Bali de la OMC “casi dos décadas después de fundarse por sus 159 países se aprobó un acuerdo de ‘facilitación comercial’ para poner normas de aduana comunes y aligerar el flujo de bienes por fronteras en el mundo entero. Se tomaron decisiones sobre una gama de temas que van desde cómo la OMC debería de responder a los programas de seguridad alimenticia hasta cómo asegurar el mejor acceso al mercado del mundo rico para las economías menos desarrolladas del globo(4)”. El destrabe de la OMC ahora bajo conducción brasileña puede poner fin a las aventuras del TTP y del TTIP y restablecer el multilateralismo bajo nuevos hegemones débiles.

Por último, la noticia “bomba” de diciembre ha sido la aprobación del senado de Paraguay a Venezuela como socio pleno del Mercosur(5) lo que revitaliza fuertemente a este bloque, y abre nuevas perspectivas. Mientras tanto la UE difirió la firma del acuerdo con el Mercosur a enero quizás con la esperanza que Argentina adhiera. Con Venezuela de pleno en el Mercosur, cambia el panorama regional positivamente. Washington parece haber perdido en esta última jugada. Si le falla Japón y no se firma el TPP el tablero global se verá redibujado más nítidamente en regiones cada una con un hegemón distinto.

- Oscar Ugarteche, economista peruano, es Coordinador del Observatorio Económico de América Latina (OBELA), Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, México - www.obela.org. Miembro del SNI/Conacyt. y presidente de ALAI www.alainet.org

- Francisco J. Martínez Cervantes es integrante del proyecto OBELA, IIEC-UNAM.

ALAI, América Latina en Movimiento - 12 de diciembre de 2013

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