El rol del Estado
Sin embargo, a pesar de todo lo hecho, los viejos fantasmas que siempre frenaron los procesos de crecimiento argentinos, la restricción externa y la consecuente “inflación cambiaria” (utilizando la nomenclatura de Marcelo Diamand), vuelven a perfilarse amenazantes en el horizonte. Esto indica que lo hecho fue imprescindible pero hay que ir por más: se debe profundizar el proyecto para salir del esquema que Marcelo Diamand describiera como “La Estructura Productiva Desequilibrada”.
¿Qué significa profundizar el proyecto?
En 1972 Marcelo Diamand proponía que “una política de incentivos al agro, compatible con los intereses del conjunto de la sociedad, debe estimular los aumentos de producción pero sin provocar transferencias gratuitas de ingresos al agro. En otras palabras, el aumento de ingresos debe corresponder únicamente a la nueva producción que es la que involucra el mayor costo”. Hoy, 42 años después, la incorporación masiva de tecnología de punta en la explotación agrícola (principalmente la sojera) y la expansión de la frontera agrícola hacen que el valor de la producción primaria sea adecuado, pero no alcanza para que la entrada de divisas del sistema agroexportador pueda proveer de la disponibilidad de divisas que una aceleración del crecimiento industrial requeriría.
Es necesario que la industria crezca en lo que hace a la cantidad y a la complejidad de su producción; es necesario que el país cuente con la capacidad de sostener esta aceleración cuantitativa y cualitativa del crecimiento industrial. Teniendo en cuenta estos requerimientos, los temas que deben ser analizados para planificar la profundización del proyecto son varios:
- Las entradas de divisas que proporciona el sector agroexportador deben ser aseguradas en lo relativo a su cantidad, impidiendo maniobras que involucren subfacturación o triangulaciones con países vecinos, y a la vez debe garantizarse que las divisas estarán cuando sean necesarias, impidiendo maniobras de retención de granos y su impacto sobre el mercado cambiario. El control estatal del comercio exterior resulta imprescindible.
- El mismo razonamiento puede realizarse focalizando en la exportación de commodities industriales.
- Se deben establecer, vía retenciones a la exportación de productos agrícolas, valores de cambio diferenciales entre el sector primario de la economía y la industria. Estas retenciones a la exportación de productos agrícolas deberán ser en función del nivel de precios internacionales de los diferentes productos, del tamaño de los productores y de su localización geográfica (teniendo en cuenta la productividad de la tierra en la región, la infraestructura de transporte disponible).
- El desarrollo en el país de industrias con poder de sustitución interna y de exportación de productos de alto valor (en algunas áreas ya estamos desarrollando una importante experiencia: centrales nucleares, satélites, radares, aviones, procesos de extracción de hidrocarburos no convencionales). El gasto en divisas de estos desarrollos deberá ser minimizado en comparación con los potenciales ahorros de divisas o ingreso de divisas en un período de, por ejemplo, diez años. El riesgo económico de un emprendimiento de este tipo y los largos tiempos de retorno de la inversión que deben preverse hacen que sólo pueda ser encarado por el Estado nacional, que a su vez proveería oportunidades de crecimiento tecnológico a una red de pymes asociadas a cada proyecto.
- La financiación de estos proyectos requiere una banca de desarrollo nacional y una modificación de la ley de entidades financieras para transformar la banca nacional (estatal y privada) en un instrumento del desarrollo argentino.
- El proceso deberá ser fortalecido con planes que estimulen consumos específicos, como por ejemplo Pro.Cre.Ar. y Pro.Cre.Auto.
- Deberán establecerse metodologías impositivas que desestimulen a las industrias que no desarrollen programas de creciente nacionalización de sus cadenas de valor.
- Deberá impulsarse la formación de clusters de I+D entre empresas del Estado, pymes de capital nacional y centros del sistema nacional de C&T (CAPP: consorcios asociativos públicoprivados).
La asociación con los países de Unasur, especialmente Brasil, para el desarrollo de proyectos conjuntos, es una oportunidad que debe ser aprovechada, principalmente cuando se trate de áreas tecnológicas en las que nuestros socios acrediten una experiencia mayor que la nuestra. Realizar todos los esfuerzos necesarios para asegurar el autoabastecimiento energético es un requerimiento imprescindible. Se argumentará, desde los sectores neoliberales, que la obtención de las divisas necesarias para acelerar el desarrollo industrial sería factible favoreciendo fuertemente el flujo de inversiones extranjeras directas (IED) hacia el país. Es un hecho que fue probado en múltiples estudios que la IED termina ubicándose mayoritariamente en sectores productivos preexistentes que no requieren fortalecimiento y motorizando un importante flujo de salida de divisas por una multiplicidad de mecanismos. La IED no es sustituto válido para la profundización del proyecto que se está desarrollando.
Suplemento CASH de Página/12 - 13 de julio de 2014