Estados Unidos y Venezuela: un diálogo con olor a petróleo

Guillermo Cieza


La portavoz de la Casa Blanca Jen Psaki, confirmó en rueda de prensa la reunión sostenida el sábado 5 de marzo por una delegación estadounidense de alto nivel con el Presidente y funcionarios del gobierno venezolano. Nicolás Maduro, acaba también de confirmarla. No se conoce detalladamente lo conversado, pero ha trascendido que el tema del petróleo y las sanciones estuvieron sobre la mesa.

La asunción del Presidente Joe Biden, generó expectativas en el gobierno venezolano de un cambio en la polÍtica hacia su país. Pero el nuevo Presidente no modificó la política de duras sanciones económicas impuestas por Trump, y siguió reconociendo como Presidente al impresentable Juán Guaidó.

Las políticas de bloqueo y las sanciones económicas han provocado enormes padecimientos en la población venezolana, pero no han conseguido el objetivo de “cambio de régimen” . El Gobierno de Maduro ha sobrevivido, a pesar de todas las dificultades económicas y con un precio del barril del petróleo, su principal producto de exportación, que sufrió grandes oscilaciones. En 2012 se cotizaba a 110 dólares el barril, para bajar abrúptamente a 20 en 2015, después hubo una leve recuperación que lo llevó a 64 dólares en 2018, pero la pandemia creó una nueva declinación que lo derrumbó a 40 en 2020. Este año, el precio se ha elevado a 125-140 dólares por la recuperación de la economía mundial en la salida de la pandemia y por efectos de la guerra Rusia- Ucrania.

Es cierto que la producción petrolera en Venezuela que llegó a 3 millones de barriles diarios se ha derrumbado a la tercera parte, y que debido a las triangulaciones necesarias para superar el bloqueo, el petróleo venezolano se vende más barato.´Pero con los precios actuales, este producto ha recuperado importancia como aporte de divisas. También es cierto que con el costo social de un fenomenal ajuste sobre salarios y pensiones, amortiguado por las remesas que mandan los emigrados, y apoyándose en una política de autoabastecimiento forzado, donde se ha puesto a prueba toda la creatividad de la población y con el aporte productivo de sectores burgueses locales, la economía venezolana ha podido salir de la hiperinflación. También ha podido garantizar que la mayoría de los productos básicos para el consumo de las familias se produzcan localmente.

La reunión con Estados Unidos se produce en un momento de una relativa estabilidad económica, en condiciones de paz social interna, y cuando las amenazas de una invasión desde Colombia, parecen haberse disipado.

Resulta claro que la iniciativa de Estados Unidos, que descoloca a Almagro y los lacayos de la OEA que todavía reconocen a Guaidó, ha sido motivada por hechos ajenos a la voluntad de la Casa Blanca. El precio del petróleo se ha disparado poniendo en apuro a las economías de los países que son importadores cuya lista la encabeza Estados Unidos y le siguen Japón, China, Alemania, Corea del Sur, Paises Bajos, Italia, India, Francia y España. En los últimos años Estados Unidos importó de 12 a 26 millones de barriles mensuales de petróleo crudo desde Rusia. Hoy el gobierno de Biden está presionando a la Unión Europea para que deje de importar petróleo ruso. Venezuela, que tiene la reserva de petróleo más importante del planeta puede aportar a resolver este faltante. Y así se da la paradoja que, para la estrategia estadounidense, el país que era una amenaza pueden convertirse en una solución. Pero para que Venezuela pudiera aportar a cubrir ese faltante, tendría que elevar su producción. Y ocurre que para esto suceda, la principal dificultad son las sanciones estadounidenses. Sobre ese tema, medios de Estados Unidos han comentado que el Presidente Joe Biden evalúa la posibilidad de levantar parte de las sanciones petroleras a Venezuela con el objetivo de que el país caribeño aumente su oferta, lo que aliviaría las presiones al alza sobre el precio del barril de crudo en los mercados internacionales. Pensado en términos puramente económicos y apelando a un pragmatismo político extremo, que Venezuela reactive su explotación petrolera para venderle petróleo a Estados Unidos puede parece una excelente negocio para las dos partes. Para ponerle un moño al asunto, Venezuela puede colocar en Estados Unidos el petróleo extra pesado que produce en la cuenca del Orinoco, que puede mezclarse con el ultraliviano que produce el fraking del país del Norte. La refinería venezolana CITGO, que hacía ese trabajo en territorio estadounidense, fue robada por el gobierno de Trump y entregada a Guaidó. Diversas fuentes aseguran que la situación de CITGO, estuvo presente en la reunión.

Para agregar más complejidades a este diálogo, Venezuela tiene compromisos muy fuertes con Rusia y con China. Con Rusia, porque ese país ha hecho aportes sustantivos en la modernización de la defensa militar. Si hace 15 años se estimaba que el ejército colombiano podía tardar 48 horas en llegar hasta las puertas de Caracas, hoy Venezuela cuenta con la defensa antiaérea más poderosa de America Latina y ha elevado su capacitación y equipamiento militar. Colombia, punta de lanza de la OTAN en Latinoamérica, no ha invadido Venezuela porque ha evaluado los riesgos de enfrentarse a una fuerte resistencia popular y de disputar con un ejército moderno, con tecnología rusa.

El gobierno de Maduro tiene también un compromiso muy fuerte con el gobierno de China, que es un gran importador de petróleo, porque ese país lo ha respaldado políticamente en momentos muy difíciles y porque le permitió correr la arruga del colapso económico con un préstamo de 70.000 millones de dólares. Ese préstamo ha sido pagado morosamente por el gobierno venezolano con petróleo y oro. Actualmente, quienes sortean el bloqueo comercial estadounidense son buques chinos o iraníes. Contra lo que podría suponerse, China no ha hecho buenos negocios en Venezuela, ha sido víctima de incumplimientos y estafas, por empresarios privados y algunos funcionarios de gobierno. Cuando el país caribeño aprobó la ley del Trabajo, la LOTT, los capitales chinos, que se habían propuesto invertir en industrias, huyeron horrorizados por la avanzada ley laboral. Pero la planificación del gobierno chino, que es de mediano y largo plazo, pudo advertir que el petróleo venezolano podía ser una pieza clave si ocurría la confrontación entre las potencias emergentes y el Imperio en decadencia, y nunca terminaron de irse de Venezuela. En 2018 cuando arreció la guerra comercial de China con Estados Unidos, el Presidente Maduro, que se había sido convertido en un paria internacional, fue recibido en Beijing con todos los honores y regresó con un préstamo de 5 mil millones de dólares para recuperar la explotación petrolera. Estas inversiones chinas, son una de las explicaciones de por qué la producción de petróleo de recuperó de 300.000 barriles diarios a alrededor de un millón en diciembre pasado.

La guerra de Ucrania ha acelerado los tiempos de la confrontación entre Estados Unidos y sus socios de la OTAN y el bloque que lideran China y Rusia y, como ocurre en el ajedrez, cada pieza con algún valor, se disputa. En este juego geopolítico, que ahora se condimenta con la guerra de Ucrania, el bloque liderado por Estados Unidos, sigue siendo el más poderoso, sin embargo debe enfrenar a un rival que lo duplica en planificación estratégica. La improvisación del gobierno de Biden ha quedado ejemplificada con el hecho que al día siguiente de renovar el decreto que declara a Venezuela como amenaza “inusual y extraordinaria” contra la seguridad de su país, manda una delegación para negociar sobre sanciones y petróleo.

EL presidente Maduro confirmó no sola la reunión, sino que volverán a dialogar, comentando que “continuarán las conversaciones, las coordinaciones entre el Gobierno de EEUU y el Gobierno de Venezuela… Toda nuestra voluntad desde la diplomacia”. En otra declaración afirmo que “ Venezuela una vez recuperada Pdvsa, está preparada para crecer en uno, dos o tres millones de barriles, si hiciera falta, para la estabilidad del mundo”..

Ante este giro de los acontecimientos, Guaidó y sus seguidores se tiran de los pelos, se reactiva el diálogo del gobierno venezolano con la oposición más negociadora en México, y los que, se involucraron en declaraciones contra Venezuela, por quedar bien con Estados Unidos y el FMI, incluído el gobierno argentino, vuelven a quedar en orsay.

 

tramas - 8 de marzo de 2022

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