“Hay una gran coincidencia entre la economía de Macri y la de los 90”
Domingo Cavallo (Córdoba, 1946) es un personaje clave de la reciente historia argentina, y uno de los más polémicos. Fue el padre de la convertibilidad del peso con el dólar que a partir de 1991 acabó con la hiperinflación argentina. Fernando De la Rúa lo llamó de nuevo en 2001, en un intento desesperado por salvar el modelo. Siete meses después Argentina vivió la peor crisis de su historia, que acabó en el corralito. Desde entonces Cavallo es odiado por millones y pasó incluso por la cárcel. A 16 años del estallido, aplaude la política económica de Mauricio Macri y sostiene que en muchos aspectos es una continuidad con lo que él hizo en los 90, vaticina cambios profundos después de las elecciones y asegura que la historia lo absolverá.
Pregunta. ¿Cómo ve al gobierno de Macri?
Respuesta. Lo veo muy orientado. Argentina debe insertarse en la economía mundial y no tratar de aislarse, como hizo entre 2002 y 2015 [con los Kirchner]. Lo primero que hizo Macri fue anunciar que Argentina volvía al mundo. Ahora bien, Macri heredó desequilibrios enormes en la economía, de los cuales la población no era y no es consciente.
P. ¿Macri está continuando esa línea que usted inició en los 90?
R. Si usted le pregunta eso al Gobierno le dirá que absolutamente no. Pero hay una gran coincidencia en el sentido de que el Gobierno de Macri quiere volver a tener una moneda estable y una economía con baja inflación, como tuvimos en los 90. En los 90 pasamos de una economía cerrada, igual de la que heredó Macri, y la transformamos en una economía abierta. Por eso vinieron tantas inversiones y hubo ocho años consecutivos de crecimiento vigoroso, a tasas del 8 y 9%, con inflación prácticamente en cero.
“Todos los que están en el
gobierno de Macri trabajaron
en algún momento conmigo”
P. Estuvo reunido con el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger¿Le consultan?
R. No me consultan, pero escribo un informe todos los meses, se los envío y sé que lo leen. Todos los que están en el Gobierno trabajaron en algún momento conmigo, salvo los que son muy jóvenes, entonces eran niños. Macri también tuvo mucha relación conmigo, él como empresario y yo como ministro.
P. ¿Los considera sus herederos?
R. Lo que creo es que están bien orientados.
P. ¿Podría acabar tan mal como en 2001?
R. Aquello acabó mal porque hubo una decisión política de gente que tomó el poder a través de un golpe institucional para reintroducir todos los males de la economía en aras de beneficiar a ciertos sectores.
P. Mucha gente le culpa a usted. Cuando se fue dejó una situación económica muy complicada.
“No me consultan,
pero escribo un informe
mensual y sé que lo leen”
R. Yo no me fui, me fueron. El gran desastre no ocurrió en 2001, sino en 2002. En 2001 teníamos una recesión como la que ha tenido España o Estados Unidos en 2008. Fue una crisis bancaria porque había gente que no pagaba sus deudas. Pero una crisis no se resuelve destruyendo todas las instituciones como se las destruyó en Argentina.
P. Muchos argentinos le culpan y piensan en cómo lo dejó el día que se fue, con el corralito.
R. El corralito no significó que la gente no podía retirar el dinero de los bancos. No podía retirar el efectivo hasta un determinado monto, pero podía usar la tarjeta de débito, podía hacer transferencias bancarias. La imagen que tengo entre los argentinos tiene que ver con la campaña alevosa que me hicieron en 2002 para echarme la culpa de todas las barbaridades que estaban haciendo. Dijeron ‘tenemos que buscar un chivo expiatorio y le echamos la culpa a Cavallo’. Hasta diciembre de 2001 yo era una de las personas con imagen positiva más amplia.
P. ¿Por qué quedó como el malvado que hundió todo y Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner como los salvadores?
R. A la población la engañaron. En 2002, todos los que estaban endeudados en dólares, entre ellos los grandes medios, querían la pesificación. Yo caí en la volteada. Un juez que se estaba por jubilar me metió preso durante 60 días y lo publicitaron por todo el mundo. Me fui del país, porque acá no podía trabajar. Me fui a dar clases en Harvard y Yale, hasta que me cansé de pasar los inviernos allí. Pero siempre volví a Argentina y seguí opinando.
"Hubo una campaña en 2002
para echarme la culpa de todas
las barbaridades. Me metieron en la cárcel"
P. ¿Volvería a hacer las cosas igual?
R. Las que hice en mi primera gestión, entre el 91 y el 96, las haría igual. Desde marzo de 2001 en adelante nadie podía hacer algo diferente, pero si pudiese reescribir la historia, no me habría metido [a ser ministro de economía en 2001].
P. ¿Entiende que aún hoy haya mucha gente que escucha su nombre y siente miedo?
R. Yo no creo que siga pasando. Pero si es así es una lástima porque puede llevar a equivocaciones, a decir ‘no hacemos esto porque nos van a emparentar con los 90’.
P. ¿Macri puede tener miedo a que le asocien con usted?
R. Son los estrategas de campaña. [Jaime] Duran Barba [gurú de Macri] les dice “un Gobierno no debe hacer ningún ajuste, no debe planear nada que signifique en lo inmediato alguna pérdida de votos’. Y les dice ‘Cavallo le hizo hacer ajustes a Jamil Mahuad en Ecuador y por eso perdió el Gobierno’. Durán Barba será un buen estratega de campaña pero es un muy mal consejero de Gobierno. Las cosas que hay que hacer hay que hacerlas, porque si no agrava más los problemas hacia el futuro.
“Macri quiere
realmente resolver
los problemas de Argentina”
P. ¿Cree que Macri lo hará después de las elecciones?
R. Yo creo que sí. Si lo posterga le puede explotar en sus propias manos. Macri quiere realmente resolver el problema de los argentinos, mientras que los Kirchner tenían como único objetivo el poder perpetuo, y el dinero.
P. ¿Cómo recordará la historia la política económica de Macri?
R. Dirá que lo de ahora entronca con la apertura de los 90. Si le va bien a Macri, que espero que le vaya bien, cuando se escriba la historia los 14 años de los Kirchner serán una pausa en un proceso de integración de Argentina al mundo. Hacen bien los macristas en decir que son completamente diferentes a los 70, los 80 y los 90, nadie quiere comprar las críticas del pasado. Pero en Argentina hay suficiente gente inteligente y cuando escriban la historia, van a valorar los aportes que yo hice y criticarán mis errores.
El País - 9 de octubre de 2017