La criminalidad económica

Magdalena Rua


La delincuencia de cuello blanco suele encubrirse detrás de ciertos velos. Entre ellos, el cerco de los medios de comunicación hegemónicos y los intelectuales orgánicos al poder económico, que utilizan a la corrupción política como cliché para encubrir la mayor porción del crimen económico organizado que, en rigor, es el de las grandes corporaciones.

Esta estrategia es utilizada para ocultar el conflicto de poder que subyace a gran parte de los delitos económicos. Estos tienen una estrecha relación con la esencia del capitalismo, especialmente con el capitalismo salvaje, que persigue el enriquecimiento de unos pocos a costa del empobrecimiento de muchos otros. De esta manera, la criminalidad económica se ha conformado en un mecanismo de opresión y sometimiento de las democracias de los países dependientes, agotando sus recursos, que drenan hacia el centro profundizando los lazos de dependencia.

Buena parte del crimen económico organizado se apoya en la internacionalización de las operaciones, con el objetivo de dificultar el rastreo y control de los activos financieros. Debido a que los Estados poseen limitadas capacidades de supervisión en el ámbito internacional, quedan sujetos al multilateralismo para acceder a información extranjera que permita investigar las transacciones económicas internacionales. En este sentido, los pilares fundamentales sobre los que se erige la transnacionalización de las maniobras de delitos económicos son la opacidad del sistema financiero y tributario internacional, que otorga un rol central a guaridas fiscales, las estructuras societarias e instrumentos opacos que permiten ocultar a los beneficiarios finales, la confidencialidad y el asesoramiento de expertos que posibilitan la comisión de las maniobras.

La constante salida de flujos financieros ilícitos a la que está sometida la Argentina desde hace décadas es posible gracias a la existencia de un mercado de servicios offshore que brinda la arquitectura financiera y la organización necesaria para la creación de estructuras jurídicas y esquemas de planificación impositiva y financiera, que permiten la salida de dichos recursos y su resguardo fuera de su ámbito originario. Detrás de todo crimen económico organizado existe asesoramiento profesional. Obviamente, a mayor sofisticación del crimen mayor será la organización, la planificación y la calidad de la asesoría, que resulta imprescindible para encubrir las maniobras delictivas, otorgándoles apariencia de legalidad.

El concepto de flujos financieros ilícitos refiere a, por un lado, aquellos que provienen de actividades criminales, tales como el narcotráfico, la trata de personas, el contrabando de armas y el enriquecimiento ilícito de funcionarios públicos y, por otro, aquellos cuyo origen no es delictivo, sino lícito (por ejemplo, la actividad productiva o comercial), pero asociado a la elusión o evasión fiscal, o bien fueron transferidos y/o utilizados contrariando la normativa vigente (por ejemplo, transgrediendo la normativa cambiaria).

Dicho lo anterior, cabe mencionar que si bien existe una clara tendencia a excluir del debate de la criminalidad económica al sector privado (por ejemplo, los delitos cometidos por las empresas multinacionales en materia de evasión fiscal internacional), los casos de corrupción política representan una pequeña porción de los flujos financieros ilícitos globales. Así lo demuestran las estimaciones de GFI (Global Financial Integrity), que calculan que la mayor parte de los flujos financieros ilícitos se originan en operaciones comerciales; así como una estimación de Raymond Baker del año 2005, que reveló que solamente el 4,5% de los flujos financieros ilícitos desde los países en desarrollo eran originados en hechos de corrupción política, mientras que el 31% provenía de otras actividades criminales (trata de personas, contrabando de armas, narcotráfico, etc.) y el 64,5%, provenía de operaciones comerciales ilícitas.

Como es sabido, los flujos financieros ilícitos han crecido de manera acelerada en las últimas décadas en los países periféricos, en el marco del proceso de financierización y mundialización financiera de la economía global. Sin duda, la concentración y transnacionalización de los grupos económicos locales ha contribuido con esta dinámica. Como ejemplo de ello, Alex Cobham y Petr Janský https://www.wider.unu.edu/sites/default/files/wp2017-55.pdf estiman que la Argentina ocupa uno de los primeros puestos en materia de pérdida de recursos fiscales, habiendo resignado en concepto de recaudación de impuestos por el desvío de ganancias de las empresas 4,42 puntos porcentuales del PIB en el año 2013. Mientras que otros países –entre los que se encuentran Suiza, Irlanda, Singapur, Mauricio y Chipre— se ven beneficiados por este mismo mecanismo, a la inversa, recibiendo flujos por desvío de ganancias de empresas multinacionales.

En este sentido, la evasión y elusión fiscal internacional conforma uno de los componentes relevantes vinculados al fenómeno de la fuga de capitales, que impacta negativamente en las economías de los países periféricos. La reducción de los recursos fiscales no es la única consecuencia que provoca este fenómeno. Además tiene efectos negativos sobre la inversión, la distribución del ingreso y las dificultades que estos países enfrentan en el sector externo.

La escasa eficacia en materia de persecución del crimen económico organizado es resultado de la construcción política y social del poder corporativo. Persiste la tendencia hacia la legitimación de los hechos de criminalidad económica que cometen las empresas multinacionales, a pesar de constituir actos verdaderamente lesivos para los Estados y los pueblos. Es necesario fortalecer la legislación doméstica en pos de combatir el crimen económico e impulsar la posición de los países periféricos en el plano internacional, en la búsqueda de mecanismos de regulación globales que reduzcan las desigualdades vigentes.

 

El Cohete a la Luna - 8 de marzo de 2020

Noticias relacionadas

Martín Burgos. En memoria de Daniel García Delgado
Foro de Economía y Trabajo. Deuda, fuga de capitales, RIGI y Ley Bases

Compartir en