La matanza de Charleston: necesitamos oraciones, pero también acabar con este genocidio político

Jesse Jackson
De un modo que no es distinto al de cuando cuatro niñas fueron asesinadas en un atentado con bomba en una iglesia de Birmingham, en el estado de Alabama, en 1963, nuestro país y el mundo se sienten apenados y escandalizados por el odio y la matanza sin sentido de nueve afroamericanos en la histórica iglesia Emanuel AME (Africana Metodista Episcopal) de Charleston, en Carolina del Sur. Entre los muertos se cuentan su pastor y un senador del estado. Hace tres décadas Operación Empuje (Operation Push), la organización que fundé en 1971 para mejorar el estatus económico de los afroamericanos, celebró su convención nacional en esta iglesia.

Y de un modo que no es distinto del contexto económico y político de Birmingham, ni el país ni sus dirigentes consiguen ver, entender y hacer frente a las circunstancias económicas y políticas subyacentes que llevaron a esta tragedia. Dylann Rooff, el joven blanco responsable de la matanza no se inventó el terrorismo. Refleja simplemente los decenios y siglos de terrorismo institucional y político activo. Se produjeron 164 linchamientos de afroamericanos entre 1877 y 1950 en Carolina del Sur.

El tiroteo de Charleston es resultado del racismo institucionalizado, de siglos de deshumanización y de la actual negación de la igualdad de oportunidades económica y política. Hoy todo el mundo se siente escandalizado por estos asesinatos, pero no se produce el mismo escándalo por que los afroamericanos tengan las mayores tasas de mortalidad infantil, desempleo, falta de acceso a préstamos de capital y bancarios, de encarcelamiento, de viviendas segregadas y ejecuciones hipotecarias, de escuelas públicas segregadas y carentes de financiación adecuada, de pobreza, de enfermedades cardiacas, de enfermedades hepáticas, de diabetes, de problemas de salud mental, de HIV/Sida y más cosas. Ignoramos este estado institucionalizado de terror y los temores raciales que se derivan de ello por nuestra cuenta y riesgo.

Vimos la urgencia de identificar y detener a Roof antes de agrediera a alguien más, pero no hay el mismo apremio para identificar y detener las actuales condiciones económicas y políticas – el racismo institucional y las injusticias estructurales– antes de que dañen a otras personas. Hoy, en Carolina del Sur, una histórica Universidad negra, South Carolina State, se encuentra a punto de cerrar, pero no veo la misma urgencia de salvarla por parte del gobernador y la asamblea legislativa de Carolina del Sur. La gobernadora Nikki Haley hizo muy bien en pedir a las gentes de Carolina del Sur que rezaran por las víctimas de estos asesinatos y sus familias y deploró la violencia en las instituciones religiosas. Pero le niega a los pobres el acceso a la atención sanitaria al negarse a aceptar fondos de Medicaid de acuerdo con la Affordable Care Act [Obamacare] – lo que pone en peligro la viabilidad económica de los hospitales del estado y le cuesta miles de empleos a la gente de Carolina del Sur – y deja ondear todavía la bandera confederada en el recinto del Capitolio del estado.

Pero estas injusticias y esta indiferencia no se limitan a Carolina del Sur. Su alcance llega a todo el país. Necesitamos una reunión sobre justicia racial y política urbana en la Casa Blanca para asegurarnos de que nadie resulte perjudicado por la indiferencia económica, política y de liderazgo o por la falta de visión acerca de lo que se ha de hacer. El racismo merece tener remedio.

Necesitamos que el Presidente, el Congreso, los 50 gobernadores y el legislativo de todos los estados apliquen todos sus esfuerzos, recursos y energía para poner fin al crimen del racismo, la injusticia económica y la negación política a lo largo y ancho del país. Ya hemos tenido suficientes asesinatos como los de Michael Brown, Eric Garner, Tamir Rice y Walter Scott. Ya hemos tenido suficientes muertes por mortalidad infantil. Ya hemos tenido suficiente paro, como poco siempre el doble de la tasa de desempleo de los blancos.

Ya hemos tenido suficiente de oportunidades de educación segregadas e inadecuadamente financiadas. Ya hemos tenido bastante de fasta de acceso al capital y a la atención sanitaria. Ya hemos tenido bastante de gente sin hogar y de ejecuciones hipotecarias. Necesitamos oraciones y necesitamos esperanza, pero también necesitamos un compromiso político y un presupuesto financiero comprometido con poner fin a este prolongado genocidio político.

Necesitamos liderazgo con una visión de justicia racial. Necesitamos invertir en justicia económica, la actual marea de crecimiento no alcanza a todos. Y necesitamos justicia en la representación política. Es lo que necesitamos si queremos poner término al prolongado “genocidio político” del que los afroamericanos han sido víctimas durante casi 400 años en los Estados Unidos. Merecemos las mismas oportunidades económicas y políticas. Merecemos igual justicia de acuerdo con la Ley.

El Reverendo Jesse Jackson Sr., fundador y presidente de la Rainbow PUSH Coalition, es un conocido dirigente político afroamericano que compitió varias veces en los 80 para su nominación como candidato demócrata a la presidencia de los EEUU.

Sinpermiso - 21 de junio de 2015

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