La tasa Tobin revisitada
Los críticos de la implementación del impuesto señalan que para ser viable debe ser instrumentado simultáneamente por todos los países del mundo, ya que su utilización parcial llevaría al desplazamiento de las operaciones y empleos hacia países que no lo apliquen, en especial hacia los denominados paraísos fiscales.
Cuando Tobin comenzó a alertar acerca de los peligros del volumen de los movimientos financieros internacionales, estaba lejos de imaginar las desmesuradas cifras recientes; la propuesta original sugería una tasa del 1%. Hoy la alícuota del gravamen la decidirá cada país, pero se estima que se fijará el 0,1% a la compra venta de acciones y bonos, y 0,01% a las transacciones de derivados. Si el impuesto fuera aplicado por toda la Unión Europea, la recaudación llegaría aproximadamente a los 55.000 millones de euros al año. Basta recordar que el salvataje de entidades financieras demandó una cifra mayor que la recaudación esperada. En 1997, Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique, impulsó la idea de que los ingresos del impuesto deberían constituirse en fuente de financiación para combatir la pobreza en el mundo. Las convulsiones financieras desatadas a partir de la última crisis ponen en duda ese objetivo, en especial si pensamos que la distribución del impuesto podría estar a cargo del FMI o del Banco Central Europeo.
Acción Digital - Segunda quincena de febrero de 2013