Las mujeres y las regiones fronterizas latinoamericanas
Las experiencias de las mujeres en las fronteras vienen generando un interés creciente, alentado por los enfoques críticos en las ciencias sociales y el activismo feminista. En ese marco, es posible echar luz sobre las dinámicas circulatorias fronterizas, la violencia de género y el imperativo de marcar el cuerpo de las mujeres en las áreas limítrofes latinoamericanas. Pero también sobre los contradictorios procesos de sobrecarga productiva y reproductiva femenina, y su vinculación con la articulación de una agencia transfronteriza.
Las mujeres sostienen la mitad del cielo
Observemos fotos de actividades políticas y/o sociales y verificaremos que las mujeres allí presentes —si las hay— son una minoría siempre. Veamos: la foto del Presidente con representantes de la CGT y de la UIA: ¡ni una sola mujer! O la efectuada hace un par de meses entre Gobierno, empresarios y dirigentes sindicales, que contó solo con tres mujeres.
Pedidos Ya y las mujeres malabaristas
La imagen viralizada de una mujer que lleva a su beba en el pecho y la mochila de la plataforma de envíos en la espalda habla de precarización pero también de desigualdad de género y de amor: “mientras el capitalismo se tracciona a sangre el patriarcado late gracias al ‘corazón invisible’ de las mujeres”, escribe la socióloga Eleonor Faur.
Invasión y violencia
No importa si viven en Paraguay, en Brasil, en Colombia, en México, los pueblos indígenas de todo el mundo, y los latinoamericanos en particular, sufren violencias, acusaciones infundadas, la usurpación de sus tierras, el asesinato de sus dirigentes.
“Nos toca hablar a nosotras”
Texto completo leído por las alumnas en la entrega de diplomas de la promoción 2016-2017 del turno vespertino del Colegio Nacional Buenos Aires.
¿Por qué paramos?
Desde el escenario principal leyeron un texto en donde enumeraron los puntos del reclamo contra la violencia machista. También hubo fuertes críticas contra el Gobierno, la Justicia y los medios de comunicación.
No es la fuerza, es la cultura
Las diferencias biológicas existen pero no explican por qué los chicos juegan al fútbol y las niñas con muñecas. Tampoco que las mujeres perciban salarios más bajos que los varones o que en la mayor parte del mundo jamás haya habido una gobernante de sexo femenino. Las desigualdades, dicen Alejandro Grimson y Eleonor Faur, se explican por motivos culturales antes que por diferencias hormonales. Adelanto de Mitomanías de los sexos de Siglo XXI.
Algo le falta a la “radical” visión del papa Francisco sobre la igualdad: las mujeres
Esta semana [la primera de julio, nde], el papa Francisco se embarcó en una ruta de regreso al hogar de siete días por Latinoamérica en su imparable misión por defender el planeta y a los pobres.
Para ellas, ni Justicia
A pesar de que las mujeres son mayoría dentro del Poder Judicial, donde ocupan un 55 por ciento de los puestos, siguen sin poder llegar a los cargos más altos. La cultura patriarcal y los estereotipos de género son dominantes y mantienen el límite que impone el llamado “techo de cristal” que dificulta el ascenso. Las trabajadoras judiciales se concentran en los cargos de secretaria y son cada vez más a medida que se baja en el escalafón, hasta las funciones administrativas. En las Cortes y Superiores Tribunales de todo el país acceden al 22 por ciento de los lugares, 33 por ciento llegan al cargo de camaristas y hay 44 por ciento de juezas de primera instancia. En el fuero federal –de alcance nacional y, a veces, de gravitación política– la proporción es más baja, con 24 por ciento de camaristas y 34 por ciento de juezas. Estos son algunos de los datos que surgen del Mapa de Género, un relevamiento que desde 2009 repite todos los años la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema. En base a este y otros estudios se diseñan estrategias en busca de cambios y una mayor inserción de mujeres en los niveles jerárquicos.
Las penas son de nosotras
El 47 por ciento de la población rural está constituido por mujeres y su tarea resulta un pilar para la economía familiar y nacional, no sólo porque trabajan la tierra y salen a parar la olla cuando es necesario, sino porque crían y educan a la futura fuerza de trabajo.
