Autoayuda
“Es el neoliberalismo, estúpido”, diría Bill Clinton a los que hablan de pesada herencia. Medido de año a año, pero en especial a partir de diciembre del año pasado y considerando la devaluación, el tarifazo y las paritarias, los sectores de menos ingresos perdieron un 25 por ciento de su capacidad adquisitiva. En la otra punta, los bancos ganaron un 65 por ciento más que el año pasado, en especial por la devaluación y el aumento de las tasas de interés, medidas que tomó el nuevo gobierno. Los cincuenta mil millones de pesos que hasta el año pasado pagaban las mineras, los exportadores de granos y la industria por retenciones a la exportación, ahora los pagan los hogares por consumo eléctrico sin subsidios.
Del ajuste a la deuda
La aprobación del Congreso al acuerdo con los fondos buitre y el aumento de tarifas de servicios públicos son trazos firmes de la nueva política económica. Ambas decisiones guardan coherencia interna como parte del plan de restauración de un modelo neoliberal. Entender el ciclo de endeudamiento del Estado que pregona el macrismo desligado de esa matriz puede llevar a confusiones. El Gobierno pretende recuperar el crédito externo como puente hacia un modelo de valorización financiera, no para profundizar el proyecto de desarrollo productivo que intentó el kirchnerismo. Esta es la diferencia fundamental que pone en contradicción a los legisladores del Frente para la Victoria que votaron a favor del mal arreglo con Singer y compañía. Atentar contra la industria y el mercado interno como lo hace el Gobierno con el tarifazo, las tasas al 38 por ciento, la apertura comercial y los despidos demuestra que la intención del oficialismo no es trabajar sobre las causas estructurales de la restricción externa –insuficiencia de divisas–, sino habilitar canales de financiamiento para proveer de dólares a los sectores concentrados de la economía, como ocurrió en la dictadura y en los 90. Lo que se financia es la fuga de capitales.
Solicitada: en Defensa de la Legislación Soberana y el Desendeudamiento
Un nuevo ciclo de endeudamiento ha comenzado en nuestro país. Se ha puesto en marcha con los 5.000 millones de dólares que el BCRA canjeó con bancos privados (Megacanje II autorizado por el DNU del 22 de diciembre) y se profundizará con la emisión de bonos por 15.000 millones de dólares que nunca ingresarán a la Argentina. La rendición ante los Fondos Buitres será sólo uno de los pasos que vendrán a completar la saga de la mega-devaluación, los despidos, el ajuste y el tarifazo, y que tendrá continuidad con la vuelta al Fondo Monetario Internacional.
El G-20 y las soluciones “ortodoxas” ante la desaceleración global
La reunión el pasado fin de semana de los ministros de Finanzas de las 20 principales economías del mundo en Shanghai, China, ha defraudado. Antes de la reunión, el FMI pintó un panorama sombrío de la situación de la economía mundial. En su informe, Perspectivas y desafíos de política mundial , los economistas del FMI advirten que reducirán una vez más sus previsiones de crecimiento económico mundial para el año 2016.
El Zika y los transgénicos
Los datos en los que se basa la declaración de emergencia internacional por el virus zika son sorprendentes. No por los riesgos que la expansión que este virus implicaría, sino por la falta de evidencias para motivar tan grandilocuente declaración por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ante una enfermedad leve, con muy escasos indicios de conexión con dolencias más serias y sin pruebas científicas de ello.
Las vías abiertas de América Latina
Nunca como ahora el futuro de América Latina está tan abierto. Hemos pasado por un momento, especialmente en los años 1990, en que la historia del continente parecía congelada. Se imponía un modelo de forma avasalladora, que pretendía invertir y cerrar ciclos históricos que apuntaban en otra dirección. Ya no más desarrollo económico, sino equilibrio fiscal. Ya no más distribución de renta, sino concentración en manos de los más competentes. Ya no más derecho, sino concurrencia en el mercado. Nunca más Estado, sino empresas.
¿Hacia la reprimarización de la economía?
Este trabajo analiza diferentes modelos de acumulación que se sucedieron en la Argentina desde principios del siglo XX hasta nuestros días centrándose sobre el peso de las actividades primarias en el conjunto de la economía y el comercio exterior. Así, los autores se proponen problematizar la cuestión de la primarización o reprimarización de la economía argentina a lo largo del período y trazar hipótesis interpretativas en torno de la preeminencia del modelo extractivo en la posconvertibilidad iniciada en 2003. Para ello, ofrecen una periodización que, tras la crisis de 1930 y las dos guerras mundiales que marcaron el fin del ciclo primario exportador, se inicia con: a) las políticas de Industrialización por Sustitución de Importaciones que culminaron hacia comienzos de los años ‘70; b) la “apertura” impulsada por el neoliberalismo desde mediados de los ‘70 hasta la crisis de 2001/2002; y c) la “posconvertibilidad” que comenzó en 2003.
¿Qué fines persigue el tarifazo? Una imagen y mil palabras
¿Persigue acaso fines de redistribución equitativa de la energía o de los subsidios? ¿Se propone incrementar el consumo, el bienestar ciudadano, entregar más energía para las 23 provincias? ¿Qué rol cumplen los subsidios energéticos que el FMI pide eliminar de cuajo? Véase la imagen y luego, por favor, téngase a bien leer lo que sigue debajo.
Desregulación financiera y endeudamiento
Uno de los rasgos fundamentales del neoliberalismo fue la dependencia del sistema financiero internacional. En otras palabras, la economía obtenía los dólares que necesitaba para funcionar a partir del ingreso de enormes flujos de deuda externa. Así fue como la deuda externa entre 1975 y 2001 se multiplicó por 17,7. Asimismo, en esos años los negocios financieros al interior del país fueron los más dinámicos de la economía por la generosa rentabilidad que ofrecían.
Devaluación y ajuste
Cualquiera sea la forma en que se la llame lo que se ha producido en la Argentina es una fuerte devaluación del peso (no las minidevaluaciones que veníamos teniendo) y este enfoque extremo ya ha sido vivido muchas veces por la mayoría de los argentinos y figura entre sus recuerdos menos felices. La teoría ortodoxa señala que las devaluaciones, cuando hay problemas en las cuentas externas conducen a reducirlos y a expandir la actividad económica. Para los partidarios de los efectos expansivos de una devaluación, esto resulta no sólo por una mejora en la balanza comercial sino también por un impulso a la producción interior al abaratar los bienes producidos locamente permitiendo sustituir importaciones. Pero este no ha sido el caso de la Argentina, como lo hemos demostrado muchas veces y como lo expone con claridad una tesis de licenciatura presentada en la FCE de la UBA por Pablo Wahren.