Wall Street en la Casa Rosada
En los gobiernos de Carlos Menem y Fernando de la Rúa la banca internacional apoyó, estuvo muy cerca de los funcionarios y ganaron mucho dinero. Pero con Macri directamente asumieron el control de áreas sensibles para su negocio. Y no han perdido tiempo en empezar a valorizar ese espacio privilegiado en el poder. Diseñaron operaciones de canjes de deuda (Tesoro Nacional y Banco Central), colocación de bonos del Estado Nacional (títulos para pagar a los fondos buitres), provinciales (Buenos Aires, Mendoza, Neuquén) y de empresas (YPF), y especulación con las Lebac. Además ya tienen previsto avanzar en otros negocios que hoy son negados por el gobierno pero que están en agenda, como la venta de los paquetes accionarios de empresas privadas en manos de la Anses y la privatización parcial (Arsat) o total de empresas públicas luego de asfixiarlas financieramente afectando de esa manera la calidad del servicio, siendo Aerolíneas Argentinas el caso más evidente.
La banca internacional liderada por JP Morgan y Deutsche Bank se ha quedado con los negocios que se abrieron en Argentina a partir del gobierno de Macri desplazando a bancos nacionales En la mega emisión de bonos para pagar a los buitres inversores locales casi no tuvieron espacio para sus ofertas, que quedaron concentradas en entidades de Estados Unidos y Europa. Esa colocación significó una ganancia directa por comisiones de 29,7 millones de dólares para el Deutsche Bank, HSBC, JP Morgan, Santander, BBVA, Citigroup y UBS. Pero el filón para esos bancos fue quedarse con los bonos a un precio más bajo que la cotización inicial, que al subir en los dos días posteriores significó una ganancia de unos 600 millones de dólares, según consignó la agencia de información financiera Bloomberg. Argentina pagó caro, esos bancos internacionales ganaron fortunas y la banca local no pudo morder.
El JP Morgan es el que tiene más representación en la gestión de gobierno. El 6 de marzo pasado se describió en este mismo espacio la presencia de cuatro ex ejecutivos de esa entidad (Alfonso Prat Gay, Luis Caputo, Vladimir Werning y Demian Reidel) en puestos relevantes (“JP al poder”), situación que ya de por sí era impactante. Pero la sospecha de que no eran los únicos derivó en una paciente búsqueda en organigramas de dependencias estatales, tarea no sencilla porque en varias no está publicado, en otros no informan los nombres de todos los funcionarios a cargo, cuando lo hacen no detallan los curriculum vitae y la mayoría no responden a requerimientos de información solicitados por este diario.
El saldo de esa labor es el cuadro que se publica acompañando este artículo, donde se observa que además del JP Morgan hay ex ejecutivos de otros grandes bancos internacionales en dependencias públicas. Provienen de Goldman Sachs, Morgan Stanley, HSBC, Citi, Deutsche, Chase, Barclays, Merrill Lynch. La banca nacional está representada solamente por el Galicia con un par de ejecutivos que pasaron a ocupar cargos en el Banco Nación. El otro banco local privado de envergadura, el Macro, por ahora no ha tenido espacios para algunos de sus ejecutivos, exclusión que se explica por cuestiones políticas vinculadas al ex hombre fuerte de la entidad, Jorge Brito, banquero que creció con el alfonsinismo, se consolidó con el menemismo, avanzó con el duhaldismo y se expandió con el kirchnerismo, hasta ser un importante financista del massismo. Este recorrido, sumado a diferencias políticas con su socio histórico (Delfín Ezequiel Carballo), tuvo como consecuencia la marginación del Macro en estos meses del macrismo, y un golpe de timón en manejo del banco impulsado por Carballo en alianza con la Anses (el organismo estatal tiene el 30,9 por ciento de las acciones), dejando a Brito como presidente formal. El titular del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Anses, Luis María Blaquier (ex Goldman Sachs), será uno de los directores del Macro, y aliado de Carballo en esa movida.
Quién es quién
Luis María Blaquier, sobrino de Carlos, presidente de Ledesma, también formó parte del directorio del Grupo Clarín y es socio del Grupo Pegasus, liderado por Mario Quintana, coordinador del gabinete económico del gobierno. Blaquier trabajó trece años en Goldman Sachs. En el mundo de las finanzas también se desempeñó en Alliance Capital Management. Matías Tamburini, del Deutsche Bank, lo acompaña en la gestión del estratégico FGS de la Anses, que acumuló activos por 719.708 millones de pesos, al 31 de marzo de este año. Otro dos financistas se sumaron a su equipo. Uno es Sebastián Peña Mc Gough, como coordinador de la tarjeta Argenta, administrada por el FGS-Anses, proveniente del Banco de Inversiones MBA Lazard que en febrero de 2014 pasó a denominarse Banco Voii (en su página web se explica que “es un nombre simple que remite a la acción de “ir””). Otro es Enrique Boilini que se encarga del departamento Inversiones del FGS-Anses, con antecedentes laborales en el First Boston Corp y en Yellow Jersey Capital.
En el Banco Central, además de los financistas que han rodeado a Federico Sturzenegger en su paso por el Banco Ciudad que ahora lo acompañan en la entidad monetaria, se ha sumado otro JP Morgan como director, Demian Reidel, quien también pasó por Goldman Sachs. Un puesto clave fue para un hombre de Morgan Stanley, Agustín Collazo, que saltó de esa entidad a tener una activa participación en la estratégica mesa de dinero del Banco Central. En la city comentan que el período de aprendizaje de Collazo para operar desde el mostrador del BC resultó muy productivo para las finanzas de varios bancos. Otro director del BCRA es Horacio Tomás Liendo (nieto), hijo de quien fuera secretario de Coordinación Legal, Técnica y Administrativa del Ministerio de Economía durante la década de los noventa con Domingo Cavallo, y nieto del general que comandó el Ministerio de Trabajo en la dictadura militar. Inició su carrera profesional en el estudio Marval, O’Farrell & Mairal y antes de sumarse al directorio del BCRA trabajaba en el Banco ICBC.
La Comisión Nacional de Valores es el organismo encargado de la regulación y control de los diferentes actores del mercado bursátil. El manejo de esa institución requiere mantener criterios de independencia y estar alejado de los intereses de los hombres de las finanzas. Esa misión es uno de los grandes desafíos de Marcos Ayerra en la conducción de la CNV teniendo en cuenta su pasado laboral en el Chase Securities, entidad financiera que ha sido absorbida por el JP Morgan. Uno de los directores que lo acompañan en la gestión, Carlos Hourbeigt, se enfrenta a igual misión al venir de Copernico Capital Partners, firma fundada en 1999 por los financistas Ricardo Maxit y Mariano Caillet-Bois. En Copernico, Hourbeigt fue “senior porfolio manager & partner” de 2000 a 2007, para luego mudarse al Deutsche Bank.
El caso más sorprendente es el de Gabriel Castelli porque, a diferencia de sus colegas financistas, no describió el salto a la función pública hacia un área de economía, sino que asumió el cargo de viceministro de Desarrollo Social. Al divulgarse su nombramiento grandes medios destacaron que estuvo al frente de Cáritas, la principal institución solidaria de la Iglesia en la Argentina, durante dos períodos (2006 a 2012).
En los últimos tres años fue presidente de la Comisión Justicia y Paz, que congrega a personalidades católicas laicas y depende de la Conferencia Episcopal. Obviaron que también fue director externo del ICBC Bank y de Loma Negra, miembro del comité ejecutivo de Farmacity (del Grupo Pagasus, liderado por el mencionado Mario Quintana) y director financiero del Grupo HSBC de 1997 a 2004. Es una originalidad de gestión del gobierno de Macri: el Ministerio de Desarrollo Social está manejado por Carolina Stanley, hija de un ex ejecutivo del Citibank (Guillermo Stanley), y por un hombre del mundo de las finanzas.
Relaciones carnales
“Wall Street a cargo de Argentina (otra vez)”, tituló un artículo la agencia especializada en economía y finanzas Bloomberg el 10 de marzo pasado, cuando el equipo económico informó sobre un acuerdo con los fondos buitre en el que se comprometió a pagar en efectivo la sentencia del juez Thomas Griesa. Dos meses después, el británico Financial Times publicó “Argentina recupera su relación con Wall Street”, artículo de su enviado a Buenos Aires Benedict Mander en el que repasa la nueva relación del gobierno de Mauricio Macri con las finanzas internacionales.
Los dos medios de comunicación con estrechos lazos con bancos globales destacaron la presencia en el Palacio de Hacienda de ex ejecutivos del JP Morgan y Deutsche Bank. El ministro Alfonso Prat Gay se incorporó al JP Morgan en 1994, casi al mismo tiempo que el secretario de Finanzas Luis Caputo. El subsecretario de financiamiento Santiago Bausili se sumó a esa entidad un par de años más tarde, al igual que Vladimir Werning, el economista que ahora se desempeña como Secretario de Política Económica. El caso de Werning es muy fuerte porque no hubo tiempo de espera en otra firma: antes de asumir ese cargo en la cartera de Hacienda y Finanzas era el economista jefe para América latina de JP Morgan.
Bloomberg describió que “Wall Street se vuelve a mostrar a favor de esta nueva Argentina, y a lo grande. Desde su victoria en noviembre, el presidente Mauricio Macri, un ex hombre de negocios, ha llenado su administración con miembros de sectores exportadores, financieros, economistas y ejecutivos corporativos”. Para luego advertir que “no es el tipo de estrategia que un líder podría considerar en este momento, digamos, en Estados Unidos, España o Grecia, lugares donde el rechazo contra lo financiero ha llegado a un punto álgido en los últimos años”.
El Financial Times también elogia la estrategia económica del gobierno de Macri contraponiéndola al “intervencionismo” que predominó durante el kirchnerismo, a la vez que destaca el impactante desembarco en la Casa Rosada de hombres que trabajaron en Wall Street. Pero al final del artículo hace una advertencia a través de una declaración del director gerente del fondo Advanced Capital, Agustín Honig, quien recordó la crisis de 2001 y que el presidente Fernando de la Rúa huyó en helicóptero de la Casa Rosada. “El gobierno de De la Rúa hizo lo que Wall Street dijo que había que hacer en el país, y explotó”, afirmó. Entonces el periodista concluye su crónica planteando dudas acerca de si un gabinete con banqueros puede estar capacitado para hacer frente a algunos de los problemas del mundo real que enfrentan, entre ellos, el conflicto sindical por la defensa de puestos de trabajo, la respuesta social por el tarifazo y la inflación elevada de dos dígitos.
Página/12 - 22 de mayo de 2016