Proyectos populares y los “votantes contextuales”
Mucho se ha repetido, con un asombro que parece no terminar, que por primera vez en la historia argentina ha ganado una elección democrática un partido político con una propuesta abiertamente de derecha.
Sin embargo, mucho menos se ha hablado de otra forma de plantear el mismo fenómeno: por primera vez ha perdido una opción política que por las tradiciones que reivindica, por las políticas que venía implementando y por las propuestas que planteaba, era de raigambre nacional y popular.
¿Cómo es que ha ganado una alternativa que plantea degradar el nivel de vida de sus propios votantes, convenciéndolos que sus derechos son parte del problema nacional y que una vez que sean limitados el tiempo los devolverá restituidos con creces en un futuro indeterminado? ¿Cómo gana un partido que promete un ajuste que recaerá sobre las mayorías que lo validan en las urnas?
Uno de los caminos del análisis político es empezar por la interpretación de las preferencias políticas de las mayorías.
Por un lado, la indiferencia con la que se asiste al violentamiento de “las instituciones” y a escándalos internacionales, muestran que no fue el “saneamiento moral” el motor de la búsqueda del cambio político. Tampoco lo fue el déficit fiscal, la inflación o “la inseguridad”, que crecen sin que por el momento ello afecte la imagen que del actual gobierno tienen quienes fueron sus electores.
Desde otro ángulo, algunos analistas sostienen que el gobierno kirchnerista padeció varios “defecto de campaña” y que ellos culminaron en la derrota. Pero si todo radicase en una equivocada estrategia comunicacional y de campaña, ¿cómo se explica el paralelismo en la pérdida de gravitación de los gobiernos nacionales y populares en toda la región?