París bien vale una misa

Resulta llamativo que el gobierno de Macri traiga a colación, en pleno plan para coronar la mayor victoria buitre de la historia, el acuerdo firmado con el Club de París en 2014 por la administración Kirchner. De acuerdo a las palabras del actual ministro de Hacienda y Finanzas, el acuerdo con el Club de París habría sido ruinoso para Argentina, a diferencia de la actual rendición con los buitres, que daría lugar a una lluvia de dólares que solucionará todos nuestros problemas. Ante tamaño sinsentido, nos parece importante señalar las siguientes 12 diferencias entre el Acuerdo con el Club de París (ACP) y lo que el actual gobierno planea pagarle a los buitres.

Solicitada: en Defensa de la Legislación Soberana y el Desendeudamiento

Un nuevo ciclo de endeudamiento ha comenzado en nuestro país. Se ha puesto en marcha con los 5.000 millones de dólares que el BCRA canjeó con bancos privados (Megacanje II autorizado por el DNU del 22 de diciembre) y se profundizará con la emisión de bonos por 15.000 millones de dólares que nunca ingresarán a la Argentina. La rendición ante los Fondos Buitres será sólo uno de los pasos que vendrán a completar la saga de la mega-devaluación, los despidos, el ajuste y el tarifazo, y que tendrá continuidad con la vuelta al Fondo Monetario Internacional.

Las 20 verdades que obligan a rechazar el proyecto presentado por el Ejecutivo Nacional

1- En 2001 se defaultearon 81.000 millones de dólares. El 92.4% se reestructuró en 2005 y 2010, es decir, 75.000 millones de dólares. Quedaron pendientes de resolución otros 6.100 millones (holdouts). De esos 6.100 millones, 900 (1,1% de la deuda no reestructurada) estaban en manos de los buitres (la demanda original en el juzgado de Griesa), mientras otros 5.200 millones se hallaban en poder de otros holdouts.

La negociación del gobierno macrista con los Fondos Buitre

A más de dos meses de su asunción, los lineamientos económicos del nuevo gobierno están sobre la mesa. El conjunto de decisiones económicas adoptado por las nuevas autoridades del Estado argentino (maxidevaluación, disminución y reducción quita de retenciones a las exportaciones, apertura económica, desregulación, eliminación a las restricciones de compra de divisas, aumento de tarifas, quita de subsidios, eliminación del impuesto a los vehículos de alta gama, y “reinserción” en los mercados financieros internacionales previo acuerdo con los buitres y el FMI, etc.)

¿Hay que pasar el otoño o todo el año?

Los elogios que recibió la oferta del gobierno argentino a los fondos buitre por parte del mediador Daniel Pollack, del secretario del Tesoro estadounidense Jack Lew y del Financial Times, son la mejor prueba de lo mucho que ha ablandado la posición el macrismo respecto de lo que estaba dispuesto a pagar el kirchnerismo. La propuesta de pagar 6.500 millones de dólares en efectivo implica una quita del 25 por ciento respecto de la pretensión máxima de los acreedores, equivale al doble de lo que estaba dispuesto a conceder el gobierno anterior y genera ganancias para los fondos buitre de hasta diez veces lo que en su momento invirtieron en comprar los bonos argentinos defaulteados. Intentar cerrar el diferendo de esa manera muestra una gran vocación acuerdista y la urgencia que tiene la conducción económica para dar vuelta la página y poder acceder a financiamiento externo en mejores condiciones.

Algunos números sencillos para evaluar la oferta de Macri a los fondos buitre

Una interesante nota publicada por el portal del oficialista Grupo Clarín el 5 de febrero, durante las negociaciones con los fondos buitre, revelaba que según “fuentes oficiales” el gobierno de Macri había “propuesto una quita en torno del 40 por ciento sobre los intereses a devolver a los acreedores” y que la estrategia “apunta a obtener una mayor quita a cambio de pagar en efectivo”. Otro medio publicaba exactamente la misma cifra el mismo día. Ambos calificaban a la oferta de “agresiva”.

Desregulación financiera y endeudamiento

Uno de los rasgos fundamentales del neoliberalismo fue la dependencia del sistema financiero internacional. En otras palabras, la economía obtenía los dólares que necesitaba para funcionar a partir del ingreso de enormes flujos de deuda externa. Así fue como la deuda externa entre 1975 y 2001 se multiplicó por 17,7. Asimismo, en esos años los negocios financieros al interior del país fueron los más dinámicos de la economía por la generosa rentabilidad que ofrecían.

“Se puso un límite a los piratas del siglo XXI”

Los nueve principios básicos para guiar las reestructuraciones de deuda soberana que se aprobaron en la Asamblea General de las Naciones Unidas serán incorporados a la legislación argentina. El canciller Héctor Timerman confirmó a Página/12 que el Gobierno enviará en los próximos días un proyecto de ley para rubricar el compromiso con los lineamientos diseñados para limitar el accionar carroñero del sistema financiero internacional, legitimar el derecho de los países a reestructurar sus pasivos y proteger a los acreedores de buena fe de los buitres. “El resultado de la votación en la ONU es una victoria histórica que pone un límite a los piratas del siglo XXI que aprovechan la falta de legislación global para infringir daño y obtener ganancias extraordinarias”, afirmó el ministro de Relaciones Exteriores durante una entrevista en las oficinas de la misión permanente del país ante la ONU, ubicada en un piso 25 que ofrece una vista panorámica hacia el condado de Queens.

“Es un rechazo mundial a los buitres y a Griesa”

Para el ministro de Economía, Axel Kicillof, no es exagerado decir que “el resultado obtenido en la ONU por la Argentina en favor de su propuesta de normas para las reestructuraciones de deudas soberanas fue el mayor éxito diplomático y económico del país alcanzado en muchos años”. Especialmente, si se toma en cuenta su trascendencia tanto el momento por el que transita la crisis mundial, como los escollos que debió doblegar el proyecto, al cual se opusieron algunas de las principales potencias económicas del planeta. En la cartera de Kicillof nació el proyecto que, esta semana, recibió en Nueva York 135 votos a favor contra tan sólo 11 en contra. “Desmesurado”, es la primera expresión que utiliza el ministro al iniciar la conversación con Página/12, para calificar el éxito obtenido por la iniciativa.