Crecidas: miseria y opulencia - (Primera Parte)

El argentino común —no inundado—, ante las noticias del desastre humano y físico que representa esta onda de crecida del año 1992, tenderá a considerarla como un hecho de la fatalidad.

Este hipotético ciudadano medio quizá no se detenga a pensar que, ademas de la cuota inevitable que todos pagamos por hechos anómalos de esta naturaleza —en este caso precipitaciones de gran magnitud que se presentan con cierta frecuencia—, estamos pagando los intereses de otra deuda interna.

Crecidas: miseria y opulencia

El argentino común -no inundado-, ante las noticias del desastre humano y físico que representa esta onda de crecida del año 1992, tenderá a considerarla como un hecho de la fatalidad.

Este hipotético ciudadano medio quizá no se detenga a pensar que, además de la cuota inevitable que todos pagamos por hechos anómalos de esta naturaleza -en este caso precipitaciones de gran magnitud que se presentan con cierta frecuencia-, estamos pagando los intereses de otra deuda interna. Tal deuda -contraída sin consultarnos y para beneficio de unos pocos-, hace que hoy nos encontremos con:

Inundaciones bonaerenses ¿hay solución?

La provincia de Buenos Aires afronta periodicamente sequías e inundaciones que influyen en gran medida en el progreso social y el crecimento económico de un a tercera parte del territorio provincial. El ingeniero Carballo realiza un análisis del "Area Deprimida" y señala las posibles soluciones.

La "Depresión del Salado" o el "Area Deprimida de la Pcia. de Bs.As." reconoce distintos límites de acuerdo a los objetivos de los diversos estudios, variando entre un mínimo de 65.000 km2 y un máximo cercano a los 100.000 km2, según se incluyan sólo los partidos ubicados en las zonas más bajas o también aquéllos algo más elevados, donde inician sus recorridos los cursos de agua.

Las secas y las inundaciones en la Provincia de Buenos Aires

Las secas y las inundaciones constituyen un mismo problema.

En las primeras páginas de esta memoria, al exponer los resultados de mi excursión a las lagunas de Lobos y de Monte, dije que ellos fueron relativamente escasos a causa de la gran cantidad de agua que llenaba las lagunas, y eso a pesar de haber efectuado mi viaje cuando la estación del calor estaba muy avanzada. Hasta los mismos campos elevados pero poco declive, estaban todavía en parte inundados, y ya puede juzgarse por esto cómo estarían durante el invierno excepcionalmente lluvioso del año pasado.

Natural es pues que la cuestión de las inundaciones y de los proyectados trabajos de nivelación y desagüe estuvieran a la orden del día y se deseara conocer mi opinión al respecto.