“Hay una disputa por nuevos mercados”

 

El comercio mundial no se recupera desde la crisis financiera y la Organización Mundial de Comercio (OMC) no logra revertir este escenario ni avanzar en capítulos clave, como comercio agrícola, servicios financieros, comercio electrónico, propiedad intelectual y patentes, advierte la economista chilena Consuelo Silva. En su paso por Buenos Aires invitada por el IADE, esta investigadora de Clacso y miembro de Sepla dialogó con Cash sobre la pérdida de influencia política de este organismo, la promoción de acuerdos bilaterales y mega-regionales y los perjuicios que la dinámica de estos convenios genera para las economías emergentes.

Las dimensiones financieras del impasse del capitalismo

 

En febrero publiqué en la web de A L’Encontre un artículo en el que avanzaba la hipótesis de un modo de producción que se encuentra en una situación histórica en la que ya no consigue superar sus límites «inmanentes», tal como fueron explícitamente definidos por Marx, ni los correspondientes a las relaciones del capitalismo con el entorno, de los que se ha tenido conciencia sólo mucho más tarde.

Cómo va el 2017

 

La economía mundial sigue atravesando un periodo de incertidumbre con los bajos precios de los commodities afectando los ingresos por exportaciones que deberían liderar el crecimiento, conforme se ha dicho teóricamente y se han diseñado las políticas macroeconómicas consecuentemente.

El comercio electrónico y la OMC

 

A principios de la década de 1990, las empresas transnacionales (ETN) agrícolas, de servicios, farmacéuticas y manufactureras consiguieron acuerdos en la Organización Mundial del Comercio -OMC- en cada uno de esos sectores que les aseguraron el derecho a esas empresas de participar en los mercados en condiciones ventajosas, al mismo tiempo que la capacidad de los gobiernos de reglamentar y moldear sus economías se veía mermada y restringida.  Las materias acordadas reflejaban la agenda empresarial corporativa de ese momento.

Entrevista a José Gabriel Palma

 

“Mi argumento es que (…) Trump podría perfectamente ser un monstruo de Frankenstein, construido a partir de componentes de nuestros héroes visionarios, aquellos que desinteresadamente introdujeron las reformas en América Latina: Los Siete Magníficos, quienes marcaron para siempre el neo-liberalismo de la región.