¿Alguien sabe dónde encontrar otro Planeta Tierra?
Ya lo avanzaron las novelas y las películas de ciencia ficción. Repelentes extraterrestres con cuerpos desproporcionados que, gracias a un desarrollo tecnológico superior al del humano, invadían el planeta doblegando a los seres vivos con el único objetivo de expoliar los recursos y poder subsistir. La realidad, en verdad no dista tanto de la ficción, aunque los invasores no son precisamente grotescos siderales cobijados en grandes OVNI’s que viajan por constelaciones a la velocidad de la luz. De hecho, no hay ni que salir de la Tierra. Cierta élite de seres humanos, desde hace siglos invade y aplasta a otros más indefensos con el propósito “marciano” de robar sus recursos naturales y perpetuar su nivel de vida.
Por una tierra sin condenados
En medio de las grandes esperanzas, sucede nuevamente el penoso acontecer de la sangre derramada. El asesinato de Cristian Ferreyra es un hecho de inconmensurable gravedad. Afecta nuestras vidas no sólo porque nuestras vidas son de por sí afectadas por una memoria bien conocida, sino porque en cada una de estas muertes inocentes surge a bocanadas el signo de una historia irresuelta e injusta.
Son muertes inocentes no porque en estos luchadores no haya alguna vez un hierro candente en la mano o un puño que se cierre sobre una piedra. Son inocentes porque son muertes que nos siguen diciendo que una porción enorme de la historia argentina, ni siquiera en esta época propicia, consigue tener un balance templado y equitativo. Esta época no ha sido esquiva en generar justas reparaciones. Por el contrario, sus políticas tienen el signo de una cabal apuesta por la ampliación de la igualdad. Por ello mismo, debe ser propicia para mencionar estos hechos que le son extraños o anómalos.
Ferreyra es un nombre que surge de un anonimato tranquilizador, pero es el nombre de las cosas referidas al hierro, que de repente nos recuerda que somos mortales, seres precarios, que sólo tenemos nuestra muerte para representar toda una época entera con un fogonazo inesperado. Vivimos en ese sentido, todavía, en una época de hierro o con disyuntivas de hierro. Ferreyra, que era un militante de un movimiento social de autodefensa campesina, representa una larga historia.
Mesa-Debate - "¿Qué legislación sobre la tierra necesitamos?"
CÁTEDRA LIBRE DE ESTUDIOS AGRARIOS “ING. HORACIO GIBERTI”
Actividades Año 2011
Miércoles 23 de Noviembre 2011 – 18 y 30 hs
Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires
Púan 480-Biblioteca Central
Mesa- Debate
"¿Qué legislación sobre la tierra necesitamos?".
La problemática de la tierra ha sido siempre de trascendental importancia en el país y se han manifestado de manera permanente en temas tales como la distribución, la tenencia y el uso del suelo.
Recientemente, y a raíz del proyecto sobre la limitación a los extranjeros de la compra de tierras enviado por el Poder Ejecutivo al Congreso de la Nación, se ha reactivado esta polémica. Es por eso que la Cátedra Giberti organiza una mesa redonda donde varios especialistas en la temática presentarán distintas visiones sobre el tema en general, sobre los proyectos de ley presentados actualmente al Congreso y sobre otras herramientas legales que pudiesen necesitarse para hacer frente a los problemas existentes.
¿Qué significa hoy "burguesía nacional"?
A continuación reeditamos, en su memoria, el artículo de Pablo Galetti (1922-2011) publicado en Realidad Económica n°201
Galetti señala que "En estos días estuvo en boca de muchos si era factible y/o necesario recrear una 'burguesía nacional' como base esencial para desarrollar un modelo productivo al servicio del país. En primer lugar, cabe señalar que la creación o no de una burguesía, más allá de su carácter, es un proceso histórico-social y no se puede determinar por la voluntad del Estado ni de ningún sector".
Lo irreparable contamina
Como ocurría en la notable película Blade Runner –inspirada en la novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? del visionario Philip K. Dick– en la que los replicantes (cybors dotados de una inmejorable apariencia humana) se rebelaban al tomar conciencia de que habían sido creados con una fecha de caducidad como cualquier frágil mortal, los productos electrónicos que consumimos también han sido diseñados para cesar.
A esa muerte precoz y no anunciada se la denomina “obsolescencia programada” y es una problemática que atañe a la calidad de los productos desde una perspectiva de ética empresarial –elegir entre componentes durables y aquellos que garanticen una vida útil breve y, por lo tanto, una necesidad de consumo anticipado. Pero, por sobre todo, la obsolescencia programada plantea el dilema de qué hacer con los residuos de una cultura que, cada vez más, prioriza el consumo y el descarte veloz y carente de criterio ecológico.
El ingeniero Mariano Fernández Soler ha investigado este tema en el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI): “La obsolescencia programada es una manera peligrosa en términos de sustentabilidad de acelerar el ciclo de consumo, a través de diversas estrategias que pueden ir desde el desgaste de los componentes y una ‘irreparabilidad’ calculada, hasta el cese del soporte técnico aduciendo obsolescencia. Por otra parte, la competencia entre distintas empresas puede acelerar esos tiempos de obsolescencia programada, a partir de publicidad e inducción a los consumidores para el reemplazo constante de equipos de uso cotidiano”, desliza. “De acuerdo con datos aportados por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, los celulares duran en promedio para el usuario unos 18 meses, siendo reemplazados y descartados luego de ese tiempo –señala Soler–. Solamente el uno por ciento son reutilizados. En la Argentina, la situación no es distinta”.
Fernández Soler no es tampoco benévolo con la industria informática, a la que le adjudica la misma lógica especulativa: “Las PC tienen un comportamiento similar, a partir de la renovación constante de sistemas operativos, software y hardware , al solicitarle al usuario cada vez más potencia de procesamiento”. Ejemplica: “Recientemente, Microsoft ha decidido dejar de dar soporte al sistema operativo Windows XP, que es más utilizado en todo el mundo, ya que acapara el cincuenta por ciento de los usuarios a nivel mundial”, detalla.
El problema de la contaminación generada por una sociedad que consume mucho y descarta rápido, es un punto neurálgico de la obsolescencia programada. Los investigadores del INTI estiman que en 2011 los argentinos desecharemos unas 120.000 toneladas de residuos electrónicos, lo que significan unos 3 kilos por habitante al año. Los datos locales son elocuentes: durante el 2010 se vendieron un millón de TV o LCD, unos 12 millones de teléfonos celulares, 1,2 millón de impresoras y cerca de 2,65 millones de computadoras (PCs, netbooks y notebooks). La chatarra electrónica derivada del “use y tire” contamina suelos, cursos de agua, ecosistemas y, dato no menor, seres humanos. Un reciente estudio realizado en EE.UU. estableció que la basura electrónica genera el setenta por ciento de la contaminación de metales pesados en basurales o rellenos sanitarios. Puntualmente, cada vez que se entierra una heladera o una computadora, se afectan recursos minerales no renovables.
“Toda la industria del software propietario –entiéndase Microsoft y firmas similares– trabaja con la obsolescencia programada, y esta política la aplican no sólo en la Argentina sino en toda Latinoamérica –afirma Vladimiro Di Fiore, experto en informática y miembro de la Asociación SOLAR (Software Libre Argentina)–, ya que en los países periféricos las multinacionales no producen sino sólo venden. Tal vez en los juegos para PC esto resulte más evidente: todo el tiempo se busca que la gente tenga sí o sí que consumir nuevos productos. Lanzan un juego y lo que los fabricantes exigen para poder usarlo es que, como requerimiento mínimo, tengas una máquina que no está en el mercado desde hace más de tres meses”. Di Fiore aporta otro ejemplo: “Los programas para chat o videoconferencia obligan a la gente a tener la última versión del sistema operativo que sólo funciona en una máquina de determinadas condiciones que, casualmente, no es la tuya”. Para eludir esta encerrona, el software libre ofrece, según Di Fiore, vías alternativas: “Hay proyectos en marcha que te permiten utilizar viejas terminales 486 en red, que funcionan perfectamente y no generan chatarra informática”.
Los profesionales del INTI también trabajan sobre este tema. La abogada Leila Devia explica la situación en la que se encuentra nuestro país: “Desde 2006 el INTI es huésped del Centro Basilea para América del Sur, que sirve a diez países de Latinoamérica y con el que hemos consolidado un proyecto para hacer un inventario de los e-waste (desperdicios electrónicos) en la región –explica. Pero en esta categoría no califican sólo computadoras y televisores, sino también otros aparatos que utilizan energía. Aplicamos las normativas de la Unión Europea (Wright y Ross) para ver cuál era el parque en nuestros países, pero hubo que circunscribirse a las computadoras porque el relevamiento era muy complejo”. Determinar qué destino tienen estos residuos y quiénes son sus generadores es la clave de la cuestión: “Otros tipos de residuos industriales tienen productores definidos, pero en el caso de los e-waste somos todos, porque todos consumimos heladeras, televisores y computadoras. Somos generadores de un residuo que podés calificar de sólido urbano pero que tampoco es basura”. De hecho, existen varios proyectos de ley en la región. En Brasil, por ejemplo, encuadran a los e-waste en la categoría “residuos sólidos urbanos”, pero casi todas las legislaciones le dan un rango especial. Devia precisa: “Son residuos que se generan en los domicilios, pero exigen tener un sistema de gestión especial. En la Argentina, desde 2008, hay un proyecto de ley presentado por Daniel Filmus, con media sanción del Senado, que apunta a acordar con todos los actores cómo será el sistema de gestión nacional”. Según la abogada, en América latina la estrategia más avanzada sobre qué hacer con la “chatarra electrónica” le pertenece a Colombia, y la Argentina intenta seguir esa línea. “El proyecto Filmus apunta a proteger el medioambiente de la contaminación generada por los residuos electrónicos, propone reciclarlos y categorizarlos de otra manera para generar productos que puedan ser más durables”.
El negocio de la novedad perpetua
Del lavarropas a la pc, toda cosa que compramos nace con una vida útil cada vez más breve. Detrás de esta “obsolescencia programada” hay razones económicas y consecuencias culturales.
Los romanos construyeron puentes que, dos mil años después, siguen ahí. Y en la localidad de Livermore (California) funciona una bombilla que ilumina un cuartel de bomberos desde 1901. Sin embargo, en general, el engranaje industrial desarrolla equipos de electrónica de consumo, celulares y otros aparatos con una vida tan fugaz que ni deja rastro en nuestra memoria. Se hacen perecederos al poco de nacer. Diseñados para tener una vida corta, frecuentemente ni siquiera tienen una segunda oportunidad tras estropearse. En la vida cotidiana, apenas se habla de reparar, reponer o reutilizar ante pautas que hacen que todo sea rápidamente viejo y fugaz. Pero acortar el ciclo de vida útil de un artefacto tiene efectos ambientales nocivos: comporta un agotamiento de recursos naturales, derroche de energía y una producción de desechos imparable.
La caducidad planificada caracteriza nuestro modelo económico. Ha sido históricamente la palanca que activó la compra y el crédito. “La obsolescencia programada surgió a la vez que la producción en serie y la sociedad de consumo”, sostiene Cosima Dannoritzer, directora del documental Comprar, arrojar, comprar, producido por Mediapro, que ya han visto dos millones y medio de telespectadores.
EL ACCIDENTE GRINSPUN. Un ministro desobediente"
En diciembre sale a la venta el libro "EL ACCIDENTE GRINSPUN. Un ministro desobediente" editado por "Claves para Todos", un trabajo sobre la gestión del Dr. Bernardo Grinspun, cuyos autores son Horacio Rovelli y Néstor Restivo. A continuación reproducimos el prólogo de la .obra
"Entre el Rodrigazo de 1975 –el plan que marcó la antesala del programa económico de Martínez de Hoz– y la crisis de 1998-2002, la única excepción a las políticas de ajuste y de valorización financiera fue la que impulsó Bernardo Grinspun, el primer ministro de Economía de la democracia renacida a fines de 1983.
En primer término, tuvo lugar el ajuste de Celestino Rodrigo, Mansueto Ricardo Zinn, Pedro Pou y Nicolás Catena, bendecido por José López Rega. Luego siguió, desde 1976, el programa más elaborado y acabado para destruir el modelo productivo e integrador que había vivido la Argentina desde mitad del siglo pasado. Este último estuvo encabezado por José Alfredo Martínez de Hoz, y, hasta el ciclo iniciado por el kirchnerismo en 2003, no existió ninguna gestión que intentara priorizar el mercado interno, el empleo, la industrialización vía sustitución de importaciones o la redistribución del ingreso mediante mejoras en el salario real, como ejes de un modelo de acumulación.
Capital industrial y cambios regionales en la escala mundial
El presente trabajo revisa aspectos relacionados con la transición del feudalismo al capitalismo industrial surgido en el norte de Europa, a la vez que intenta poner en evidencia que, en general, la mirada europeo céntrica con que se ha analizado ese proceso adolece de cierta falta de información respecto del nacimiento de la industria en el siglo VI y de las relaciones mercantiles que explican el surgimiento de la industria en las vecindades regionales del Mar del Norte y el Báltico, en forma totalmente desvinculada de la crisis del sistema feudal en los siglos XIV y XV. El documento cierra con las evidentes manifestaciones actuales de cambios en la estructura productiva capitalista, que se verifican en ese ámbito y que muestran, a su vez, el conflicto estructural que emerge de una sobrevaloración del rol del capital financiero. La confrontación entre los procesos conceptualmente enriquecidos, arriba señalados, y los cambios que están acaeciendo en la actual crisis estructural del sistema, encuentran en la confrontación de procesos, del pasado y del presente, ciertas enseñanzas muy útiles.
Principales puntos de la declaración de mandatarios del G20
Los mandatarios del G20, que reúne a las principales economías desarrolladas y emergentes, adoptaron este viernes en la cumbre de Cannes (sur de Francia) una declaración en la que reiteran su compromiso a trabajar juntos para reactivar el crecimiento económico, la creación de empleo y la estabilidad financiera.
Asimismo, se han comprometido a promover la inclusión social y contribuir a que la globalización satisfaga las necesidades de la gente.
Estos son los principales puntos:
- Estrategia mundial para el crecimiento y el empleo
Se comprometen a coordinar las acciones y políticas y cada uno hará su parte. En este sentido, han elaborado un Plan de Acción para el Crecimiento y el Empleo a fin de corregir a corto plazo las vulnerabilidades y a reforzar a medio plazo los fundamentos para el crecimiento. Para ello, es necesario primero corregir los desequilibrios fiscales en Europa, adoptar reformas estructurales, así como medidas para fomentar el consumo interno.
- Sistema Monetario Internacional
El objetivo es hacer que el sistema sea más representativo, estable y resistente a los flujos de capital volátiles. También acordaron que la composición de la cesta de derechos especiales de giro siga reflejando el papel de las monedas en el comercio mundial y el sistema financiero por lo menos hasta el 2015, aunque se puede revisar antes, si las monedas cumplen las exigencias para entrar en la cesta. Asimismo, manifiestan su compromiso a un sistema de cambio determinado por el mercado y reforzar la flexibilidad que refleje los fundamentos económicos.
- Reforma del sector financiero
Los mandatarios quieren evitar comportamientos como los que ocasionaron la crisis financiera del 2008 y para ello han decidido regular y supervisar todos los mercados financieros, los participantes y los productos.
- Corregir la volatilidad los mercados y promover la agricultura
Mejorar la regulación y supervisión de los mercados de derivados de materias primas para evitar los abusos. Asimismo, pretenden promover la producción agrícola para garantizar la alimentación de la población. En este sentido, pretenden actuar en el marco del Plan de Acción de la Volatilidad de los Precios de Alimentos y Agricultura, adoptado en junio pasado, en particular en la investigación y el desarrollo de la productividad agrícola.
- Mejorar los mercados energéticos y la lucha contra el cambio climático
Comprometidos a mejorar el funcionamiento y la transparencia de los mercados energéticos y al éxito de la Conferencia de Durban sobre el Cambio Climático.
- Evitar proteccionismo y reformar el sistema de comercio multilateral
Reiteran sus compromisos asumidos hasta el final de 2013 en Toronto para evitar cualquier nueva medida proteccionista que pueda surgir, incluidas nuevas restricciones y medidas inconsistentes de la Organización de Comercio Mundial (OMC) para estimular las exportaciones. Asimismo siguen comprometidos con el mandato de la Agenda de Doha para el Desarrollo.
- Corregir los desafíos del desarrollo
Reconocen que las crisis económicas afectan "desproporcionadamente" a los más vulnerables por lo que se compromete a trabajar en pos de un crecimiento inclusivo y resistente.
- Intensificar la lucha contra la corrupción
Abogan por la rápida implementación del marco legislativo internacional para combatir la corrupción, así como la adopción de medidas nacionales para prevenir y combatir esta lacra y los sobornos de extranjeros y reforzar la colaboración internacional.
- Reformar la gobernanza mundial para el siglo XXI
Recomienda que el G20 siga siendo un grupo informal que acerque a las mayores economías desde un punto de igualdad que ponga el compromiso político detrás de la agenda económica y financiera.
De la gesta que enterró el Alca a la construcción de la Unasur
La IV Cumbre de las Américas se celebró en noviembre de 2005 con todos los jefes de Estado del continente americano, a excepción de Cuba. El lema oficial fue “Crear Trabajo para Enfrentar la Pobreza y Fortalecer la Gobernabilidad Democrática”. Un lema que, en realidad, disfrazaba las verdaderas intenciones de la Casa Blanca: consolidar la presencia económica, política y militar de la primera potencia en el continente. La pantomima culminó con el rotundo “no” y el Alca entró en crisis. Hoy, es un proyecto fallido que el gobierno de Barack Obama decidió archivar. Una decisión que no podía ser otra de cara a la contundente expresión con que sintetizó Chávez, en aquella ocasión histórica, el sentir de los pueblos latinoamericanos: “¡Al carajo con el Alca!”.