Un Estado más ágil para los sectores vulnerables

El vínculo institucional entre el Estado y las organizaciones sociales es como un rompecabezas donde las piezas son de diferentes cajas, no encastran. Los políticos quieren la foto, nosotros la obra, y en el medio hay un montón de papeles y procesos que no tienen nada que ver ni con la foto ni con la obra. El sistema funciona de tal manera que es mucho más fácil hacer una consultoría y cobrar millones de dólares por algo que no tiene ninguna injerencia en la realidad que, por ejemplo, venderle barbijos hechos por cooperativas textiles al Ministerio de Salud en medio de una pandemia.