Universidades

Nunca fue tan claro como en este siglo XXI que saber es poder, algo que las elites siempre supieron. En la Argentina nunca tuvimos aristocracia y hoy ni siquiera tenemos oligarquía, sino sólo una aspiración elitista de alguna riqueza concentrada que sintetiza su pensamiento bajo el lema de no avivar giles.

La polarización del siglo XX está sepultada en el pasado y lo que se discute hoy en el mundo es inclusión o exclusión o, en otras palabras, progreso o regresión en la realización de los derechos humanos.

Por obvia que sea la fórmula todo ser humano es persona, lo que se discute mundialmente es si avanzamos o retrocedemos en su realización.

Como en nuestro país y en los últimos doce años se están avivando demasiados giles, es verdad que eso es peligroso para el proyecto transnacional de sociedad excluyente.

La ley federal de las culturas

Francisco Romero, uno de los dos directores nacionales de la Secretaría de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional, estuvo a cargo del programa que debía llevar adelante los foros de debate para la elaboración de una ley necesaria: la de cultura. El resultado, luego de 46 encuentros donde participaron más de doce mil personas, fue el anteproyecto de Ley Federal de las Culturas que, enviado al Poder Ejecutivo, se espera sea una de las grandes medidas antes de finalizar el primer semestre del año.

El bar de la Biblioteca Nacional (¿dónde si no?), unas horas antes de la inauguración del Centro Cultural Kirchner (¿cuándo si no?), fue el espacio y tiempo en el cual Romero se prestó a una charla para contar cómo fue esa experiencia y explicar los desafíos de esa ley.

La resistencia de los editores

Daniel Badenes presenta la experiencia de las editoriales autogestionadas e independientes y anuncia la realización de la 4ª Feria del Libro y la Revista, que se llevará a cabo en la Universidad Nacional de Quilmes los días 18 y 19 de septiembre.

Desde fines de los ’80 y particularmente desde los ’90, el sector editorial ha atravesado un proceso de concentración económica que transforma la práctica de edición de libros, históricamente concebida como “empresa cultural”. El fenómeno incluye la compra de editoriales por grandes grupos de la industria de la información y el entretenimiento; la producción a gran escala a partir de la explotación extendida de zonas lingüísticas; y la creciente financierización de la gestión, cuya exigencia de rentabilidad deviene en políticas editoriales cortoplacistas.

El legado del maestro Carlos Fuentealba

Septiembre tiene, en Argentina, indudables resonancias educativas. Claro que la rememoración de algunos acontecimientos y personas inevitablemente resulta controvertido.

Unas fechas nos remiten a la tradición liberal de la escuela pública. Otras, a trágicos sucesos que demandan memoria, verdad y justicia, por las que nuestro pueblo ha luchado y luchará sin descanso. Unas terceras son verdaderas celebraciones de la alegría por su potencia y sus realizaciones. Estas últimas son esfuerzos –hechos y palabras– que abren las compuertas de las esperanzas y la voluntad de construir una educación que nutra a nuestra juventud de valores humanistas y solidarios y la afirme en la idea de ser protagonista del proyecto colectivo de una nación sustentada en la igualdad social y cultural. Desde Simón Rodríguez hasta Paulo Freire, pasando por Luis Iglesias y llegando a Carlos Fuentealba.

Se cumplieron 7 años del asesinato del maestro Carlos Fuentealba

El culpable de su muerte, el policía Darío Poblete cumple condena perpetua pero goza de salidas transitorias y se pasea por las calles de Neuquén. La causa Fuentealba II busca condenar a los autores intelectuales y políticos del hecho, y apunta contra el exgobernador Rafael Sobisch.

Aquel 4 de abril de 2007, Carlos Fuentealba se retiraba de una marcha junto a otros miles en reclamo a la falta de respuesta del gobierno de Sobisch, cuando una granada policial ingresó en el auto que viajaba y lo mató.

Un año después la justicia condenó a prisión perpetua al autor material de su muerte, el policía Darío Poblete, en lo que se conoció como la Causa Fuentealba I. El oficial cumple su encierro en una cárcel federal, aunque hay denuncias que acusan a las autoridades de permitirle salidas transitorias por las calles de Neuquén.

Distintas organizaciones sindicales y organismos de derechos humanos junto a la viuda del maestro, continúan exigiendo por el avance de la Causa Fuentealba II, para que se realice el juicio y castigo a los responsables intelectuales y políticos, con Sobisch a la cabeza.

Fuentealba era profesor de química, tenía 40 años, estaba casado con Sandra Rodríguez y tenía dos hijas. Su delito fue ser delegado gremial docente y participar en el reclamo que organizó ATEN (Asociación de Trabajadores de la Educación de Neuquén) después de un mes de huelga, sin respuesta oficial del exgobernador Sobisch.

El nombre de Fuentealba es sinónimo en todo el país de la lucha docente. Su nombre es más que una plaqueta en algunas aulas de escuelas neuquinas o en lugares donde tan lejanos como la Sala de Convenciones y Exposiciones de la Dirección de Cultura de La Banda en Santiago del Estero.

Carlos Fuentealba se llama un salón del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti que funciona en la exESMA, también distintas agrupaciones sociales tomaron prestada su lucha y hasta la biblioteca que se construyó en el excentro clandestino Olimpo, donde operó la dictadura en el barrio porteño de Floresta, llevan su nombre.

Inolvidable ya para la memoria donde todo está guardado, allí el maestro neuquino está presente, hoy y siempre.

Crisis y Universidad: de intelectuales a hacedores de ‘papers’

La Universidad está inmersa en un proceso que aniquila intelectuales y los convierte en un nuevo tipo de ser académico cuyo fin último es hacer papers. No se se fomenta un profesorado que intente enseñar más allá de los cánones establecidos o colabore con asociaciones u organizaciones sociales

Aunque parezca mentira y difícilmente creíble, la evolución durante las últimas décadas de las políticas públicas en el ámbito universitario español ha generado unos incentivos perversos que están acabando con la reflexión y el pensamiento crítico en todos los niveles de la sociedad. En el sistema universitario español no se valora ni se fomenta en absoluto un profesorado que prepare clases, envíe trabajos a sus estudiantes y los corrija, intente enseñar más allá de los cánones establecidos, imparta charlas fuera del ámbito académico sobre cuestiones que considere importantes para formar ciudadanos con ideas propias, colabore con asociaciones u organizaciones sociales, escriba en medios divulgativos para transmitir lo que hace, o se preocupe por influir en sus entornos más cercanos.

Literatura de lo maravilloso

Difícilmente no se reconozca a Angélica Gorodischer (1928) como una de las escritoras excepcionales de la literatura argentina. Suele ser considerada una de las novelistas latinoamericanas de ciencia ficción y género fantástico de mayor prestigio, en especial desde que en 2003 Ursula K. Le Guin (una de las principales exponentes de la materia) tradujo al inglés su novela Kalpa imperial (1984). De cualquier manera, los lectores de Gorodischer saben que su literatura está más allá de los géneros. La entrevista que concedió a Acción se realizó en Rosario, en su cálida casa de una planta ubicada al sur de la ciudad. Vital y extrovertida, apasionada y lúcida, de cuerpo delgado y mirada afable, se dejó llevar por los episodios de su vida, que hicieron del oficio de escribir algunas de las más maravillosas fábulas de las letras argentinas, un destino.

“Si el chico jamás ve a un adulto leyendo, no va a leer”

Escritora, también pintora, alguna vez librera y editora, alguna vez periodista, especialista en promoción de la lectura, la brasileña Ana Maria Machado ha desarrollado una obra que se proyectó al mundo. Ella escribe para chicos, para jóvenes, para grandes, pero es en el campo de la literatura infantil donde se especializó y obtuvo reconocimiento. Para definir esta literatura, Machado dice que es la que también pueden leer los niños.