San Martín, entre el mito y la historia
Al cumplirse 161 años de su muerte, nuestros conocimientos sobre San Martín como sujeto histórico son acotados. ¿Mason o clerical? ¿Republicano o monárquico? ¿Blanco o mestizo? ¿Americanista o espía al servicio de Inglaterra? Las controversias se reproducen con el paso del tiempo, sin que a menudo resulten concluyentes los argumentos presentados.
Nacido en Yapeyú en 1778, su familia se trasladó poco tiempo después a Buenos Aires, para emprender finalmente su regreso a España. Los datos biográficos son confusos e incompletos. La mayor parte de su vida permanece en las sombras. Sin embargo, apenas 12 años entre su retorno a Buenos Aires en 1812 y su retiro definitivo de la vida pública en Perú, en 1823, fueron suficientes para proveer de contenido a un mito que se originó en 1887 con la publicación de la Historia de San Martín y de la emancipación Sud-Americana, de Bartolomé Mitre, y que reconoce diversas reformulaciones entre 1930 y 1955 impulsadas por el revisionismo. A partir de su partida del territorio americano nuevamente las sombras se adueñan de su existencia hasta el momento de su defunción.
Una historia bien contada
Por Juan Carlos Amigo.
Este libro recorre 130 años de historia económica, política y social argentina de una manera atrayente. En sus más de 800 páginas, la obra repasa las principales características de los modelos agroexportador, de industrialización por sustitución de importaciones (ISI), de valorización financiera y del nuevo patrón de crecimiento que presenta la economía argentina a partir del estallido de la convertibilidad.
Esos diferentes modelos económicos no son tratados como compartimentos estancos, sino como parte de un mismo proceso que fue modelando la actual estructura económica argentina.
El texto comienza detallando cómo la Argentina se fue insertando comercialmente en el mercado internacional como abastecedor de lanas, carnes y cereales del mercado británico, de tal manera que, en 1929, el 70% del valor de la producción agropecuaria de la zona pampeana era destinado a la exportación.
Las condiciones que permitieron esa específica forma de inserción internacional (arribo de financiamiento externo como principal forma de acumulación, aluvión inmigratorio, construcción de ferrocarriles e infraestructura, consolidación territorial e institucional) también son tratadas en detalle.
Hay vida inteligente en las facultades de Economía
Ayer empecé a explicar a mis alumnos de Introducción a la Economía de primer año del Grado de Economía el tema relativo a los mercados de factores, es decir, aquellos en los que se compran y venden los recursos naturales, el trabajo o el capital.
Antes de enseñarles cómo funciona cada uno de ellos les indiqué que la demanda que las empresas hacen de estos factores es una demanda derivada. Uno de los manuales de Economía más conocidos en todo el mundo, el de Paul Samuelson y William Nordhaus, explica esta idea de con estas palabras: "cuando las empresas maximizadoras del beneficio demandan un factor, lo hacen porque éste les permite producir un bien por el que los consumidores están dispuestos a pagar ahora o en el futuro. La demanda del factor se deriva, en definitiva, de las demandas de bienes finales por parte de los consumidores" ( Paul Samuelson y William Nordhaus, Economía, decimotercera edición, McGrawHill, Madrid, página 765).
Quid16 - Revista del Instituto de Investigación Gino Germani (UBA)
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Es la publicación del Área de Estudios Urbanos del Instituto de Investigaciones Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales, UBA.
Es una publicación científica de periodicidad anual con arbitraje internacional. Tiene como objetivo contribuir a la divulgación de investigaciones sobre la cuestión urbana y ambiental, en un sentido amplio, referidas centralmente (aunque no exclusivamente) a problemáticas que acaecen en América Latina desde una perspectiva multidisciplinaria.
Un congreso por la integración
En el Congreso Latinoamericano y Caribeño de Estudiantes (CLAE), que se realizó en Montevideo, las delegaciones se pronunciaron en solidaridad con el movimiento estudiantil chileno y respaldaron a Unasur, Mercosur y ALBA, donde quieren intervenir.
Más de cinco mil universitarios de la región participaron del Congreso Latinoamericano y Caribeño de Estudiantes (CLAE), realizado en Montevideo, Uruguay. Dos declaraciones centrales acordaron: la defensa del movimiento estudiantil chileno, en solidaridad con su búsqueda de educación pública y gratuita, y el respaldo a la Unasur, el Mercosur y el ALBA, como formas de integración regional de las que los estudiantes no quieren quedar afuera. Los miles de alumnos convocados debatieron acerca del rol del movimiento estudiantil, la función de la extensión, la investigación, las medidas económicas regionales, la defensa del agua y los recursos naturales, los medios de comunicación, la criminalización de los estudiantes, los proyectos de despenalización del consumo de marihuana, la problemática de género y la despenalización del aborto, entre otros temas.
Realizado por primera vez en el Cono Sur, el CLAE es el mayor encuentro de estudiantes latinoamericanos. Lo convocó la Organización Continental Latinoamericana y Caribeña de Estudiantes (Oclae), que nuclea a gran parte de las federaciones estudiantiles de la región y que acaba de cumplir 45 años. El presidente de Uruguay, Pepe Mujica, estuvo presente en la inauguración del encuentro, el miércoles 10. “El gobierno uruguayo acompañó la actividad en todo momento, desde lo programático hasta las resoluciones políticas”, contó el presidente de la FUA, Federico Miranda (Franja Morada).
Para Miranda, el congreso estuvo signado, en primer lugar, por la “convulsión de los integrantes chilenos”, de modo que en gran medida la consigna giró en torno de la educación pública gratuita en América latina. “La Oclae es una herramienta para las organizaciones universitarias –dijo Miranda–, allí se discute la necesidad de construir un movimiento estudiantil, pero alejado de visiones despóticas”, señaló después.
La declaración final del congreso, entre otras cosas, destacó que “la educación pública es un derecho humano fundamental y, por lo tanto, un deber incondicional del Estado en financiarlo y reglamentarlo”. Otro párrafo apuntó: “Es indispensable que los procesos de integración como la Unasur, Mercosur, Celac y ALBA fortalezcan todos los aspectos que hacen a la unidad de nuestros pueblos como la educación, la salud y la cultura, para reforzar, así, una identidad latinoamericana”. Además, se ratificó la conducción argentina de la Secretaría de Extensión de la Oclae.
“Lo que se vio fueron los distintos momentos políticos que atraviesan nuestros países –dijo a Página/12 la secretaria de Relaciones Internacionales y Asuntos Latinomericanos de la FUA, Verónica Sforzin (Miles)–. Chile fue muy claro, si bien sus delegaciones eran diversas, todas compartían el plan de lucha en contra de las políticas privatizadoras. Y saben que para lograrlo es necesaria la unidad.
Están viviendo un proceso de politización, con mucha información. En Bolivia, en cambio, noté posiciones encontradas. En Paraguay se ponen afuera de los conflictos y así dejan afuera la participación política. En los países de América Central la problemática pasa por su dependencia con Estados Unidos. Mientras que en Argentina, Venezuela y Brasil estamos en otro momento. Nuestro objetivo era dejar nuestro diagnóstico: el aumento del PBI, la creación de universidades, el Plan Raíces y la vuelta de los científicos, el nuevo Ministerio de Ciencia”, enumeró Sforzin. Y agregó: “Lo que pudo entenderse, finalmente, es que hay que aprender a avanzar con propuestas. En este sentido, la Unasur es la herramienta a fortalecer”.
“Más allá de las resoluciones del encuentro, que luego pierden continuidad, el congreso fue rico como punto de contacto entre las distintas federaciones estudiantiles, por el intercambio de visiones que se dieron”, consideró la vicepresidenta de la FUBA, Agustina Eroles (Movimiento Sur): “La cuestión del financiamiento universitario fue central, por el tema de Chile, pero también por la situación de otros países, en nuestro caso con la ley (de Educación Superior) menemista”.
El secretario de Integración Latinoamericana de la FUBA, Juan Manuel Karg (La Mella), también estuvo allí: “Además del tema central de Chile, el congreso dejó una perspectiva de debate abierto sobre qué proceso de integración debe tener América latina. Las delegaciones venezolana y cubana le dieron un fuerte apoyo al ALBA, y también hubo pronunciamientos a favor del Mercosur. Nos parece saludable que el movimiento estudiantil intervenga, debata y piense a América latina. En muchas oportunidades se nos quiso enseñar a partir de visiones extranjeras, hoy la situación es distinta y la idea es avanzar en políticas de integración regional”.
Declaración final del XVI Congreso Latinoamericano y Caribeño de Estudiantes
Los más de cinco mil estudiantes reunidos en el XVI Congreso Latinoamericano y Caribeño de Estudiantes, en Montevideo, Uruguay, apoyamos el criterio de que la crisis del sistema capitalista es insostenible. Esta crisis ha creado hambre, miseria, desolación, guerras de ocupación, muertes, desempleo y presenciamos la debacle de la aplicación del modelo neoliberal por ello con más fuerza ratificamos desde este rincón del continente, nuestra lucha en contra del imperialismo, en defensa de la vida y la dignidad del ser humano, sabiendo que la única solución frente a la crisis del sistema es el socialismo como única alternativa para la dignidad de los pueblos del mundo.
Zaffaroni
El jurista inauguró un ciclo de clases este jueves desde la peculiar posición de ser un “observador participante”. Este texto permite apreciar el fuerte y complejo análisis de la situación que vivió, que incluye la distinción entre “linchamiento y lapidación” y una muy humana apreciación de las motivaciones y miserias de sus organizadores.
Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, Adolfo Pérez Esquivel, autoridades y profesores universitarios y cientos de estudiantes participaron del acto de desagravio al ministro de la Corte, que se transformó en su clase magistral.
Setentismo
Hablar de una falsa agenda post eleccionaria en la que machaca una porción del establishment económico y los medios hegemónicos presupone la existencia de otra: la verdadera. Las agendas, por supuesto, siempre son sospechosas de reflejar sólo los gustos de quienes las formulan, pero no todo es subjetividad. En economía existen los hechos. Como ya definía William Petty en el temprano siglo XVII: es posible razonar a partir de “números, cantidades, pesos, medidas”.
El modelo económico iniciado en 2002, primero desordenadamente y después de 2003 con mayor consistencia, partió de asumir un dato constituyente de la economía local: la existencia de una Estructura Productiva Desequilibrada (EPD). Es decir, con un sector primario más productivo que el industrial debido, principalmente, a la fertilidad del suelo.
Siguiendo formulaciones setentistas, las publicadas por Marcelo Diamand en 1973 (Doctrinas económicas, desarrollo e independencia), se recurrió a dos instrumentos básicos de política: los tipos de cambio diferenciales (retenciones más altas al sector de mayor productividad) y compensación de la devaluación vía subsidios. Así, a la vez que el tipo de cambio favorable permitía la recuperación de las exportaciones de todas las economías regionales, tanto las de base agraria como las industriales, retenciones y subsidios posibilitaron el sostenimiento de la demanda interna. Un verdadero círculo virtuoso que generó, a distintas velocidades, la expansión y mejora del empleo y la distribución del ingreso. Para no abrevar en el falso dilema agro-industria (falsedad ya formulada por la explicación diamandina) es necesario subrayar que la recuperación exportadora no fue sólo de la industria, sino de todos los sectores. Dicho en términos electorales: por eso el campo votó a Cristina en 2007 y muy probablemente vuelva a hacerlo en 2011.
Salvo en la trasnochada visión de algunos economistas noventistas, esos que añoran la prevalencia de la magia ordenadora de “los mercados”, que hoy determinarían un tipo de cambio “financiero-sojero” recontra bajo, hoy no existen mayores controversias sobre este camino. Pero visto a casi 40 años de la publicación de la obra de Diamand y a medio siglo de las primeras discusiones, resulta de interés recordar que estas ideas económicas, no surgieron en el vacío, sino que fueron parte de un igualmente viejo debate de la economía local: el de la industrialización sustitutiva de importaciones y las crisis cíclicas del balance de pagos.
La secuencia de entonces era que la economía crecía, aparecía la inflación, se producía un deterioro cambiario y recrudecía la puja distributiva que, por lo general, se resolvía con una devaluación. En la producción, en tanto, ocurría que la industria demandaba insumos importados que se compraban con las divisas que, mayoritariamente, generaban las exportaciones agropecuarias (lo que desde siempre dio pábulo a la idea falsa del “campo” como generador de “riqueza”). Diamand sostenía que la limitación de esta industrialización “sustitutiva” era que cuanto más crecía demandaba proporcionalmente más insumos importados, agudizando la restricción externa y desencadenando las crisis. Interpretaba que no alcanzaba con proteger la producción fabril de las importaciones, sino que era necesario, también, promover sus exportaciones. Ya a fines de los ’80 remarcaba que no bastaba con “querer desarrollar el mercado interno”, sino que era necesario “conseguir las divisas para subsanar las restricciones que lo traban”. El papel de las exportaciones, explicaba, no es reemplazar el consumo interno, “sino proveer combustible necesario para que pueda mantenerse y crecer”.
Una extrapolación al presente de estas ideas, en particular de la secuencia pendular que entraña la aparición de la restricción externa, no es posible sino a través de un largo listado de diferencias, tanto del contexto global como del local. Sin embargo, tras la fuerte expansión iniciada en 2003, a partir de 2007 las viejas tendencias comenzaron a reaparecer: inflación, deterioro cambiario, reducción del superávit comercial, recrudecimiento de la puja distributiva y, también, presiones devaluatorias para resolver los desequilibrios.
En Ensayos en honor a Marcelo Diamand (P. Chena, N. Crovetto y D. Panigo, compiladores), de reciente publicación, Fabián Amico y Alejandro Fiorito destacan algunos riesgos ya señalados por Diamand. En particular, uno de los principales problemas “característicos” de las EPD, que “el salario real puede crecer y la moneda doméstica apreciarse más allá del punto en el cual el sector industrial pierde su competitividad ya que existe otro sector (primario) más productivo por razones de dotación natural que lo permite desde el punto de vista del equilibrio externo”. Esta posibilidad, que mientras dura baja la conflictividad política y el riesgo de la inflación cambiaria (la desatada por al devaluación en un escenario de puja distributiva), es el marco de los ciclos de stop and go y es, a su vez, el “gran dilema” de las EPD: “El objetivo de una mayor inclusión social a través de un mayor nivel de actividad y de empleo (...) puede aparecer como contradictorio con el sostenimiento mismo de la paridad cambiaria real debido al ajuste salarial que, tarde o temprano, sigue a la reducción paulatina del desempleo”. Y es precisamente de este dilema de donde surge, primero, la explicación de la inflación por puja distributiva y, luego, la aparición de la restricción externa por revaluación cambiaria.
Cualquier coincidencia de estos procesos con el presente no es sólo casualidad. El gran debate de la “agenda verdadera” es qué hacer para conducir las nuevas viejas tendencias
"La crisis financiera ha provocado una ola de violencia económica"
Los cineastas analizan las claves de 'The Forgotten Space', el premiado documental que critica los costes sociales y ecológicos de la globalización económica
Centro de Estudios para la Planificación del Desarrollo
CEPLAD
Charla-debate
“Crisis económica internacional”
Con motivo de la Charla-debate “La crisis internacional” realizada por el Centro de Estudios para la Planificación del Desarrollo (CEPLAD) de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, dicha institución ha hecho circular como material de lectura el primer capítulo de la tesis “La filosofía de la historia inherente al debate entre Hayek y Keynes. Una tesis sobre los problemas del empleo, el ciclo económico y la moneda”, de Pablo Losoviz Adaui.