Desregulación financiera y endeudamiento
Uno de los rasgos fundamentales del neoliberalismo fue la dependencia del sistema financiero internacional. En otras palabras, la economía obtenía los dólares que necesitaba para funcionar a partir del ingreso de enormes flujos de deuda externa. Así fue como la deuda externa entre 1975 y 2001 se multiplicó por 17,7. Asimismo, en esos años los negocios financieros al interior del país fueron los más dinámicos de la economía por la generosa rentabilidad que ofrecían.
Devaluación y ajuste
Cualquiera sea la forma en que se la llame lo que se ha producido en la Argentina es una fuerte devaluación del peso (no las minidevaluaciones que veníamos teniendo) y este enfoque extremo ya ha sido vivido muchas veces por la mayoría de los argentinos y figura entre sus recuerdos menos felices. La teoría ortodoxa señala que las devaluaciones, cuando hay problemas en las cuentas externas conducen a reducirlos y a expandir la actividad económica. Para los partidarios de los efectos expansivos de una devaluación, esto resulta no sólo por una mejora en la balanza comercial sino también por un impulso a la producción interior al abaratar los bienes producidos locamente permitiendo sustituir importaciones. Pero este no ha sido el caso de la Argentina, como lo hemos demostrado muchas veces y como lo expone con claridad una tesis de licenciatura presentada en la FCE de la UBA por Pablo Wahren.
Sinceramiento (¿?)
Hace dos días me escribió mi colega Mariano Blejman un mail que transcribo (con su permiso):
“Hola Adrián,
Disculpá que me meta en tu correo por una nimiedad. Veo en todos los canales y radios: ‘Se devalúa un 40%. Sube el dólar 40%’. Creo que están haciendo mal las cuentas. Si 14 es el 100%, entonces 10 es un 71%. La depreciación me da 29%. Por un dólar (si es que tengo dólares) me dan un 40% más que ayer en pesos, pero la devaluación del peso es 29%. ¿Me equivoco?”
Muy pocos se llevaron todo
Grandes exportadoras, especuladores con silobolsas y acumuladores de dólares en cantidad son los ganadores de la eliminación de las retenciones y de la fuerte devaluación, las dos medidas económicas de la primera semana del gobierno de Mauricio Macri.
Restauración amarilla
El 16 de diciembre de 2015 será recordado como la fecha oficial de un nuevo cambio de régimen de acumulación, oscilación cíclica que diferencia al país de otras economías de la región más homogéneas en los objetivos de largo plazo de sus elites. Pero aunque tenga el sello de los modelos FMI para todo tiempo y lugar, la novel restauración ortodoxa no es exactamente igual a las anteriores.
El plan económico del macrismo
El principal objetivo del plan presentado por el ministro de hacienda y finanzas, Alfonso Prat Gay, es generar un marco de negocios para el gran capital que opera en el país, tanto nacional como extranjero. Ese negocio debe ser sustentable en el tiempo, esto es, reproducirse permanentemente, y para ello debe realizarse en un marco interno favorable, por lo que la oposición al plan debe ser neutralizada, si es posible con el menor grado de conflicto, para lo cual se plantea la captación, no otro es el fin de la invitación a los candidatos presidenciales, a los gobernadores, y dejarle la administración de las obras sociales a la CGT Balcarce (Caló de la UOM, Andrés Rodríguez de UPCN, Gerardo Martínez de Uocra, Pignanelli de Smata, Cavalieri por Comercio, Lingieri de Obras Sanitarias, entre otros) con la designación de Luis Scervino como presidente de la Superintendencia de Servicios de Salud, entre las primeras medidas políticas adoptadas por el nuevo gobierno.
Si hace crack...
Yo se lo voy a explicar. Es muy sencillo, si presta atención. Mire: ve allá, ese botoncito rojo, sólo es cuestión de apretarlo. Apoya el dedo índice derecho, le pone un poco de presión y ya está. En poco tiempo, todo se arregla.
–Ehhh... usted dice... que si aprieto ese botoncito... no sé... a mí me da un poco de cuiqui.
–Sí, por supuesto, es lo habitual, es comprensible. No se preocupe. Pero yo le garantizo que va a estar todo bien. Todo cambio implica riesgo, incertidumbre, sensación de abismo. Un psicólogo se lo explicaría mejor que yo. Pero quédese tranquilo. Relájese.
Constitución, legalidad y legitimidad en tiempos de traspaso del poder
Asistimos actualmente a un duro debate en el que confrontan las dos corrientes que desde antiguo luchan por predominar en la historia del hombre: quienes desde grandes conglomerados económicofinancieros y periodísticos, con sus intelectuales orgánicos inculcan una visión falsa de la historia y de la realidad contemporánea impulsando un clima ideológico proclive al sostén de fuerzas políticas conservadoras, y por otro lado quienes impulsan el progreso social. Dos modelos en pugna. Confrontación que existe en distintas zonas del planeta, como en nuestro caso en el contexto regional y en Argentina. En esencia es la disputa sobre la distribución del ingreso, del producto social; o sea, quienes serán los destinatarios del resultado de políticas socio-económicas que se lleven adelante.
Consecuencias de una devaluación anunciada
Se culpan mutuamente. El gobierno entrante sostiene que el fuerte aumento de precios que se registró en las últimas semanas es “parte de la herencia” y del “descuido voluntario de autoridades que habían hecho del control un culto”, según la explicación del ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay. Para el gobierno saliente, en cambio, las remarcaciones son consecuencia de las promesas del macrismo sobre devaluación, quita de retenciones y reducción de subsidios.
“Puede ser el peor escenario”
El economista argentino Martín Guzmán trabaja hace varios años junto a Joseph Stiglitz en la Universidad de Columbia. Sus proyectos están enfocados en el desarrollo de modelos macroeconómicos alternativos a la fallida teoría dominante para explicar las crisis. Recientemente encabezaron el grupo de académicos que acompañó los nueve principios antibuitres impulsados por Argentina y del G-77 más China en Naciones Unidas. Tras acompañar a Stiglitz durante la entrevista exclusiva que ayer publicó Página/12, Guzmán conversó con este diario sobre las alternativas que tiene Argentina por delante, y sobre la conveniencia o no de buscar competitividad por medio de una fuerte devaluación.