Es hora ya de hacer algo

En este momento la humanidad está enfrentando problemas serios y sin precedentes. Lo peor es que en gran parte las soluciones dependerán de los países más ricos y desarrollados, quienes llegarán a una situación que realmente no están en condiciones de enfrentar sin que se les derrumbe el mundo que han estado tratando de moldear en favor de sus intereses egoístas, y que inevitablemente conduce al desastre. No hablo ya de guerras, cuyos riesgos y consecuencias han transmitido personas sabias y brillantes, incluidas muchas norteamericanas. Me refiero a la crisis de los alimentos originada por hechos económicos y cambios climáticos que aparentemente son ya irreversibles como consecuencia de la acción del hombre, pero que de todas formas la mente humana está en el deber de enfrentar apresuradamente.

El año que vivimos en peligro

A prepararse para un año escabroso. Desde ahora los precios en aumento, las fuertes tormentas, las graves sequías e inundaciones y otros eventos inesperados pueden causar estragos en el tejido de la sociedad global, produciendo caos e inquietud política. En pocas palabras, los modelos de consumo global comienzan ahora a desafiar los límites de los recursos naturales del planeta. Las poblaciones siguen aumentando y de Brasil a India, de Turquía a China, y también aparecen nuevas potencias. Con ellas viene la avidez por una vida más semejante a la estadounidense. Al mismo tiempo el cambio climático, que en sí es un producto del uso desenfrenado de la energía, se agrega a la presión sobre suministros, y los especuladores apuestan a una tendencia progresivamente peor de la situación. Si se suman todos estos factores, el camino futuro aparece cada vez más escabroso.

Derrame de petróleo en el Golfo de México: Un agujero en el mundo

El desastre en aguas profundas producido por BP en su plataforma Deepwater Horizon no es sólo un accidente de trabajo, es una violenta herida infligida a la propia Tierra. En este informe, la autora muestra y deja al descubierto la arrogancia desde el corazón del capitalismo.

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Se muere el mar. El derrame de petróleo en el golfo de México

La imagen es desgarradora. Una fotografía satelital del Golfo de México, que muestra la gigantesca mancha que avanza a la deriva después del hundimiento de la plataforma petrolera Deepwater Horizon hace casi tres meses. Hay una angustiante atmósfera de amenaza en esa sombra iridiscente que cada día se ensancha más. A mil quinientos metros bajo la superficie del mar se intenta contener un tajo que estuvo despidiendo, por casi noventa días, unos sifonazos de 9,5 millones de litros de petróleo hirviendo, equivalentes a 60.000 barriles diarios. Penetrar los entretelones del caso no es tarea fácil.

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En busca de la “seguridad ecológica”. Diálogo con Gian Carlo Delgado Ramos*

En su paso por Buenos Aires, invitado por el Instituto Argentino para el Desarrollo Económico (IADE)**, el investigador mexicano dialogó con Página/12 sobre la necesidad de instalar una política de seguridad ecológica, que asegure a las poblaciones el acceso a los recursos naturales que necesita, en contraposición a la actual “geopolitización” de los recursos, tendiente a garantizar –por la vía del mercado o del Pentágono– que el mercado de Estados Unidos cuente con los recursos naturales que demanda su mercado. “Son los patrones de consumo de los países más desarrollados los que presionan para que haya una mayor explotación de yacimientos”, advierte Delgado.