Dependencia y Subordinación
La llegada del gobierno popular de Héctor Cámpora en 1973 estuvo condicionada desde el principio por las grandes empresas extranjeras que operan en nuestro país y los grupos locales más concentrados, observada desde muy cerca por los EEUU, que se opusieron al plan pergeñado por un importante sector empresarial nacional distribuido en todo el país encabezado por la Confederación General Económica que, apalancado sobre los trabajadores, proponían un acuerdo con el Estado que básicamente invertiría en infraestructura y a la vez mediante planes promocionales permitiría que crezca más la burguesía nacional que la extranjera. Esto se plasmó en el denominado Pacto Social (“congelamiento” de salarios y precios, con nacionalización del crédito y del comercio exterior) y se proyectó en un plan trienal de crecimiento y expansión de los mercados internacionales con los países del este europeo.
¿Retención hay una sola?
La vigencia de esta clase de herramientas regulatorias en la mayoría de los países emergentes comparables con la Argentina: China, Rusia, Brasil, India, Sudáfrica y México.
El “saneamiento” de las empresas estatales
La planificación del ajuste en sectores estratégicos para el desarrollo nacional.
Correo para Lagarde
A poco de la llegada de Lagarde al país, organizaciones sociales, sindicatos, artistas y dirigentes políticos, entre otros, firmaron una carta en la que "repudian" el acuerdo con el organismo.
El gobierno de Christine
El gobierno ha ensayado un cambio de velocidad: del gradualismo ha pasado a la aceleración del ajuste. Para intentar consolidar ese proceso ha recurrido a una jefatura externa en la que delegó las decisiones.
Informe de CESO: La economía argentina
El 12 de junio, el gobierno acordó con el FMI el programa económico que aplicará hasta alcanzadas las elecciones, a cambio de percibir un crédito stand by por USD50.000M a lo largo de 36 meses. El acuerdo implica una serie de metas fiscales, de precios y de reservas internacionales, en el marco de una política de ajuste fiscal y flexibilidad cambiaria.
Desregulación cambiaria, fuga de capitales y deuda: la experiencia argentina reciente
Desde el 2011 hasta el 2015, en Argentina se implementaron un conjunto de regulaciones sobre los flujos de divisas, principalmente focalizadas en el uso y destino de la moneda extranjera que adquiría el sector privado para fines no productivos.
La deuda, un viento de cola convertido en huracán
La crisis que vivimos es producto del creciente resultado adverso en el sector externo, la política monetarista en materia de lucha contra la inflación y el desenfrenado ritmo de crecimiento de la deuda externa. Eso fue posible por el viento de cola generado por la una alianza con el capital financiero internacional que financió el desaguisado establecido en el poder. Esto parece haber llegado a su fin y el costo fue autoinflingirse una solución yendo al FMI.
Al superar a los desbalances de los años 1994 y 1998, el déficit comercial actual ya es el más grande de la historia económica argentina
La relación entre la crisis que está viviendo el país y el frente externo de la economía es directa.
El programa económico y el FMI: ¿Esta vez es distinto?
Los tradicionales acuerdos stand by pactados por los países en desarrollo con el Fondo Monetario Internacional se caracterizaron históricamente por imponer, en general, cuatro condiciones: aumento de tarifas, flexibilidad del tipo de cambio, ajuste fiscal y restricción monetaria. La letra del acuerdo firmado por el Gobierno de Mauricio Macri con el Fondo revela que nada ha cambiado en términos de las exigencias, y que en el combo de políticas económicas al que está tendiendo el gobierno confluyen los peores elementos de las recetas de los años ochenta, con varios de los ingredientes de las nocivas medidas aplicadas en la década del noventa. Repasando esas políticas queda claro qué es lo que está saliendo mal.