El bosque que no tapa al árbol

Horacio Verbitsky


El aborto no distrae. Integra, complementa y robustece una única lucha

El despido de Federico Sturzenegger, Juan José Aranguren y Francisco Cabrera, la entronización de Nicolás Dujovne como primus inter pares y la entrega del Banco Central al primo Luis Caputo y a Gustavo Cañonero, muestran la voluntad del gobierno de ponerse en pie lo antes posible después de los duros golpes que le hicieron hincar la rodilla. Pero  eso no quiere decir que sepa como hacerlo, aunque intente una sonrisa, porque la ideología y los negocios son malos consejeros. Nada de lo que ocurrió hasta ahora fue ajeno a las convicciones y conveniencias del presidente, tanto que Sturzenegger y Cabrera eran sus colaboradores más cercanos y antiguos. El consultor Dante Sica llegará con una retórica industrialista y el pétrolero Javier Iguacel no anunciará tarifazos seriales como si fueran caramelos de regalo. En el radicalismo se afirma que estos cambios en el gabinete fueron las condiciones que Elisa Carrió le impuso a Macrì para no romper la Alianza. Incluso le atribuyen haber dicho: “Tenés que cortar cabezas porque si no rueda la tuya”. Pero los condicionamientos de la Carta de Intención con el Fondo Monetario y la dolarización de las tarifas energéticas tendrán  vida más larga que el actual gobierno. Cuando se recuerde esta semana, el acontecimiento principal no será el pase a retiro del mejor equipo de los últimos 50 discursos, sino lo que sucedió en el Congreso, y no son contradictorios. Ambos episodios revelan  un cambio en las relaciones de fuerza, profundizando la dirección que se manifestó el 18 de diciembre y que no ha hecho más que acelerarse desde entonces. En lo que sigue vamos a hablar de una cosa y de la otra.

A las 9 de la mañana del jueves 14 de junio, cuando Emilio Monzó leyó el resultado de la votación que todos veían en el tablero electrónico, la tensión en el recinto y en las calles aledañas  estalló en un grito de júbilo que se prolongó en risas, cánticos, lágrimas, besos y abrazos.

Nadie pareció sentir tanto alivio como el presidente de la Cámara de Diputados, quien con una cruz junto a la campanilla rezaba para que no le tocara desempatar como a Julio Cobos en el Senado hace diez años, cuando lo que se discutía era el monto de las retenciones que deberían pagar las mayores exportadoras de cereales y oleaginosas.

Una diferencia fundamental fue la magnitud y el carácter de la movilización en calles, plazas y avenidas. En el día más frío del año, una multitud que las organizadoras estimaron en un millón de personas y que las fotos y filmaciones desde los drones confirmaron como descomunal, montó una vigilia que los principales medios del mundo destacaron, pese a que coincidió con la primera ceremonia del campeonato mundial de fútbol en Moscú. Del otro lado, en el mejor momento hubo un par de miles de exaltados religiosos y psicóticos comunes que compensaban su número con costosos fuegos artificiales. La división no era sólo ideológica, sino de clase.

En la madrugada, cuando parecía que la derogación del aborto clandestino, oneroso, inseguro y humillante sería rechazada por dos o tres votos de diferencia, la presión de ese magma verde fundacional se sentía amenazante en el estrado de la presidencia, cuyo titular transmitió esa preocupación a las diputadas de los distintos bloques que en marzo presentaron en una muestra única de transversalidad el proyecto de la campaña por un aborto legal, gratuito y seguro. Le hicieron saber que nadie podía prever ni estaba en condiciones de controlar la reacción de esas mujeres, cuyo promedio de edad no llegaba a 30 años, entre quienes no había liderazgos ni jerarquías. Una de ellas era mi nieta, del sub6 (meses).

Cada cambio de posición se fundamentaba en ese reclamo social que el sistema político no puede ignorar a riesgo de perder el carácter representativo que justifica los ritos y las dietas de sus protagonistas. Nadie lo expresó mejor que Silvia Lospennato, colaboradora del atribulado Monzó. Diputada del oficialismo bonaerense, fue aplaudida por toda la Cámara cuando concluyó con un homenaje a las pioneras que bregaron por esta ley cuando muy pocos querían escuchar su prédica, a quienes nombró una por una, desde Martha Rosemberg y Marta Alanis a Edurne Cárdenas y Paola Bergallo. Graciela Camaño también concitó adhesión al rendir homenaje a los tres diputados de la izquierda, los únicos que no votaban dividos porque habían incluido el proyecto en su oferta electoral. Con una diferencia no menor: de inmediato reveló que su propósito era escarnecer al kirchnerismo porque cuando tuvo mayoría no propició su tratamiento.

Un falso antagonismo

Mientras transcurría el debate, un investigador económico, viejo compañero de militancia a quien llamaremos Pedro, envió un email sobre el editorial de un diario para el cual “la entrada de la Argentina en la modernidad” era sólo cuestión de tiempo, con independencia del resultado de la votación. “La cuestión de la modernidad (¿qué es eso?) no parece estar en juego. Sí la de la subsistencia de nuestro Estado-Nación, que no se arriesga en la votación de esta noche sino en el proceso de endeudamiento externo descontrolado -desatado por el Ejecutivo Nacional- en el que estamos atrapados desde hace dos años y medio, con el Congreso Nacional ausente”. Por la mañana, mientras volvía al Congreso luego de editar la portada de la edición especial de El Cohete con el título Nunca nada volverá a ser igual, escuché fragmentos de una conversación entre dos hombres muy humildes que formaban cola frente a una institución católica que ofrece comida caliente y bolsa de trabajo: “No entiendo qué están discutiendo, mientras esto es un desastre y nos estamos cagando de hambre…”

Antes de salir hacia el Congreso le respondí a Pedro: “Me parece un antagonismo falso que empobrece tus argumentos. No es una cosa o la otra. Son ambas”. A lo largo del día seguimos el intercambio:

Ya lo sé, el mensaje es para el Congreso. Como podés suponer, estoy a favor de la ley. Lo que no quita que -con gran probabilidad- esto haya sido, a la vez, una maniobra distractiva de Durán Barba.

—Sin duda el intento fue distractivo, pero les está saliendo el culo por la tiranta.

Así como vamos, no va a haber hospitales públicos donde puedan practicarse los abortos necesarios. Seguimos habilitando derechos nominales, que no se podrán garantizar en la práctica.

El movimiento de mujeres señala un camino ineludible: sólo la masividad en las calles puede torcer los designios retrógrados y al mismo tiempo paralizar el reflejo represivo de los poderosos que sufren los derechos ajenos como derrotas propias. La masividad y la militancia, pero también un proyecto. En pocos días se pasó del escepticismo por los números en Diputados a la ilusión expresada por el jefe del Opoficialismo, de que también el Senado sancionaría el mismo articulado porque “esto es imparable”.

Cuando el presidente Maurizio Macrì anunció que “habilitaba el debate sobre el aborto” dije que era una cortina de humo que según la dirección del viento podía sofocar al presidente que la lanzó, señalé que ese audaz cambio de estrategia fue inducido por la inminente marcha del Día Internacional de la Mujer y que la movilización femenina del jueves 8 de marzo “barrió como una tsunami con esas estratagemas”. El tema fue impuesto por un movimiento feminista con un fuerte componente popular y una impugnación consistente de las políticas neoliberales, cuyas primeras víctimas son las mujeres. Para el nuevo arzobispo de La Plata, Tucho Fernández: “En otros momentos, muchos daban la vida por la defensa de los pobres, por un mundo más justo, por la paz y la justicia. Ahora parece que habilitando el aborto estamos salvando el planeta”. Si en los ‘70 el Movimiento de Sacerdotes por el Tercer Mundo se dividió entre quienes reclamaban el derecho al matrimonio para sus integrantes y aquellos que privilegiaban la lucha política y social, hoy esa contradicción entre reivindicaciones liberales sobre la vida privada y planteos sociales o revolucionarios no existe. La lucha colectiva une ambos reclamos, así como el Paro de Mujeres del 8 de marzo fue la primera movilización que yo recuerde que enlazó las dos plazas históricas. Nada menos que el conservador diario La Nación la estimó en 350.000 personas, sólo mujeres porque ese día pidieron que los varones tomaran el relevo de las tareas domésticas y de cuidado. Esa marcha verde formó parte de las que se iniciaron en rechazo a la reforma previsional en diciembre de 2017, continuaron el 21 de febrero en la Avenida 9 de julio y llevaron al gobierno de Cambiemos a un punto de incierto retorno. Después vino la del 25 de mayo en el Obelisco que mostró el cambio operado en la relación de fuerzas entre quienes se oponen al gobierno. Pocas horas después de la votación del aborto esa nueva configuración se manifestó en el paro de las dos CTA y los camioneros y la propuesta de la unidad de centrales, sindicatos, pequeñas empresas y movimientos sindicales y sociales que formuló desde la Plaza de Mayo Hugo Yasky, acaso el dirigente que mejor interpreta el nuevo clima social que escande el desplome del gobierno de Macrì. Contra lo que habían anunciado los grandes medios, el orador de fondo fue Yasky y no Pablo Moyano. “Una nueva CGT que tenga una conducción al servicio de la lucha, que tenga un programa político y social de la clase obrera, de la clase trabajadora”, la definió Yasky.

En estos días circuló una significativa interpretación gráfica de esta situación que forzó a la CGT a anunciar un paro general para el lunes 25 de junio. Se inspiró en el célebre cuadro La gran ola, del pintor japonés del siglo XIX Katsushika Hokusai.  Acá podés ver el original y su paráfrasis cegetista.

 

Acá encontrarás el mensaje completo de Yasky.

El secretario general de la CTA dijo que el pueblo argentino no estaba de rodillas ni había levantado bandera blanca, que defendería “lo que conquistamos en las mejores épocas del peronismo y de la clase trabajadora argentina” y convocó a demostrárselo al FMI, en respuesta al pedido de Christine Lagarde de escuchar la voz del pueblo argentino. También expresó la adhesión al paro del 25 de junio y anunció el banderazo del 9 de julio, una vez más en la Avenida de Julio, cuyos 140 metros de ancho miden el grado de exigencia popular que sólo algunos dirigentes han sabido interpretar. “El 9 de Julio tenemos que ser millones saliendo a la calle en todo el país con una consigna: la Patria existe, fuera el Fondo Monetario, no vamos a aceptar la hipoteca de nuestros hijos, de nuestros nietos; ni el condicionamiento al gobierno que en el 2019 vuelva a la Casa Rosada con la bandera del movimiento popular, de Perón, de Evita, en alto”, concluyó. Antes, Moyano había anunciado que de no haber acuerdo paritario, al paro del 25 los camioneros agregarían los dos días siguientes. Al cumplir el segundo día de paro, los docentes bonaerenses exigieron que la gobernadora Vidal los convocara para la discusión paritaria a la que se niega desde hace dos meses. Vidal había dicho en los medios que quería discutir con los chicos en las aulas, pero una vez levantados los paros no cumplió. “Tenemos los salarios de 2017 y los adelantos de los que habla la Gobernadora son otra mentira, ya que se trata de sumas extraordinarias por única vez que no se trasladan a toda la escala salarial. Según la inflación tuvimos una pérdida de más del 50% del poder adquisitivo desde 2017. Decíamos que este Gobierno venía a bajar salarios y es lo que hoy sucede”, dijo el Secretario General de SUTEBA, Roberto Baradel.

Menor tolerancia con la ineptitud que con la corrupción

La eyección de Federico Sturzenegger de la presidencia del Banco Central a pocas horas de finalizada la sesión sobre el aborto prueba la exactitud de lo que venimos viendo desde El Cohete a la Luna acerca de la incapacidad del equipo gobernante, que no entiende lo que sucede porque parte de una lectura ideológica que falsea la índole de los problemas de la economía argentina, y de la consecuencia de las decisiones adoptadas. Junto con Sturzenegger fue puesto en órbita su asesor Andrés Neumeyer, el macroeconomista de Columbia y la Universidad Di Tella que en octubre de 2015 publicó un trabajo explicando que la salida del cepo no produciría un salto inflacionario porque los precios en ese momento ya incorporaban el valor del dólar blue. El reemplazo de Sturzenegger por Luis Caputo y el fortalecimiento del homeless Nicolás Dujovne permiten presumir que Macrì es menos tolerante con la ineptitud que con la corrupción. No debe ser una elección sencilla, para alguien que conoce tan bien una y otra. Sturzenegger ni siquiera cuenta con el aprecio de los académicos que lo frecuentaron. En su última semana en el cargo, el premio Nobel de Economía y presunto experto en Argentina, Finn Kydland, dijo en Santiago de Compostela que se alineaba con el modelo económico de Macrì pero que “a Sturzenegger no le creo nada”, luego de contar que conocía y mucho al director de PhD del ahora ex. Sólo un ignorante como Macrì pudo confiar diez años en semejante personaje. El debut del primo Toto  como autoridad monetaria marcó un nuevo récord en la cotización del dólar, que en vez de bajar subió  y no da señales de apaciguarse. Caputo podrá tener más calle que su predecesor, sobre todo para los negocios personales y de su círculo de familiares y amigos, pero comparte su incomprensión de los problemas elementales de la desequilibrada estructura económica argentina. Ya antes de asumir había elegido como vice a su compañero de andanzas en el Deutsche Bank en los últimos años del siglo pasado y los primeros del actual, Gustavo Cañonero. Ex funcionario del FMI, directivo hasta el momento de su mudanza al Banco Central del fondo de inversión del extinto banco Solomon Brothers de Nueva York, SBS, asociado a su vez con Templeton, Cañonero tramó junto con Caputo la maniobra del último supermartes por la que se renovó el 100% de las LEBACs y se emitieron los Bonos del Tesoro de irónica sigla, los BOTES, que deberá ser objeto de investigación judicial al menos por la diseminación de información confidencial del Estado.

¿De qué lado del mostrador estará? —preguntó un economista académico.

—De los dos. Esa es la gracia —respondió un conocedor del mercado.

Pese a tanta expertise, el viernes 15 llegaron a pagarse 29 pesos por dólar. Alguien debe haber ganado, pero seguro que no fue el Estado.

La hora de la verdad

El acuerdo con el FMI tiene también aspectos positivos. Por un lado, desnuda la práctica mentirosa del gobierno, que continuó más allá de la campaña electoral. Los compromisos que Sturzenegger y Dujovne firmaron con Lagarde, confiando en que su lectura es árida, revelan lo que el gobierno intentó ocultarle al pueblo:

* la inflación prevista para este año no estará en torno del 15% sino entre 27 y 32%;

* el crecimiento esperado está en el rango del cero coma este año y el 2% el próximo, corporizando el temido fantasma de la estanflación.

* Por el contario, la pobreza seguirá el camino inverso, igual que el desempleo, a pesar de los esfuerzos cada vez más visibles del INDEC.

* La letra de lo firmado en la foja 7 habla de amortizar el Fondo de Garantía de Sustentabilidad del sistema previsional, para financiar lo que llama el “sistema de pensiones”, que es la terminología de los organismos internacionales, según detectaron Miguel Fernández Pastor y Emmanuel Alvarez Agis. También se declara la intención de consumirlo, de a 30.000 millones de dólares al año ( 0,4% del PIB). Este es el desfinanciamiento previo a la reprivatización de las jubilaciones, pensiones y asignaciones.

* En la foja 9 se fija el gasto para las prestaciones sociales en 1,3% del PIB, con un incremento autorizado hasta 1,5%, es decir lo que hoy insumen esas prestaciones, que en consecuencia quedarán congeladas. El acuerdo se refiere a los fondos de las ex AFJP que fueron nacionalizados y hoy forman parte del FGS como “incautados”, para que nadie dude desde qué lugar observan el gobierno y el FMI.

* Esto implica acelerar la liquidación que comenzó desde la asunción del actual gobierno. En 30 meses perdió 30.000 millones de dólares: de los 66.000 millones de dólares que había en 2015 más 11.000 millones de dólares por el blanqueo a los 46.000 millones actuales.

* El plan no es de la Argentina sino del Fondo (como te explican en esta edición de El Cohete Juan Santarcángelo y Juan Padín), que se reserva la supervisión constante de cada decisión, con la facultad de cerrar la billetera cuando le parezca.

* Como no está atado a las conveniencias de cada sector de la coalición gobernante (dicho en referencia a las fracciones del capital que representa y no de los partidos políticos que aún la componen) el Fondo impone cuidar mejor la caja. Esto se lograría obturando parcialmente la fuga por atesoramiento y turismo expulsivo e incrementando los ingresos, mordiendo donde hay recursos, como las exportaciones agropecuarias.

El Frente para la Victoria está tratando de coordinar con otros bloques el pedido de una sesión especial de la Cámara de Diputados para el martes 19, exigiendo que el acuerdo con el FMI sea enviado al Congreso para su tratamiento. Los distintos proyectos al respecto prohíben algunas cosas que el gobierno ya hizo (como vender la participación accionaria de la ANSES en las empresas sin permiso del Congreso y crear fideicomisos con ellas) y otras que se propone hacer, como liquidar el FGS para pagar gastos corrientes. El gobierno pretende que el acuerdo tenga una aprobación implícita cuando se trate el presupuesto para 2019, recién en  septiembre. Esto es inconstitucional, como explica en esta edición el ex titular de la Oficina Anticorrupción José Massoni.

Hasta en Rusia

El campeonato mundial de fútbol sí, distrajo la atención, al menos si se atiende al ratingde las transmisiones y a las notas más leídas desde el jueves en los diarios nacionales.  En la mañana del sábado, cuando Messi depositó con delicadeza la pelota en las manos del arquero islandés, se sumó una nueva frustración. El bicampeón y bisubcampeón mundial no pudo derrotar al conjunto de un país de 300.000 habitantes (once veces menos que el pequeño Uruguay y por debajo de Corrientes, que es la novena ciudad argentina). De inmediato comenzaron los memes.

Pero también las discusiones en serio. Hubo quienes celebraron el fiasco, suponiendo que fortalecería los sentimientos negativos contra el gobierno y quienes respondieron que el pueblo necesita alguna alegría. El gobierno esperó el comienzo del campeonato en Rusia para publicar el Memorándum de Entendimiento con el FMI, pero la experiencia histórica indica que un festejo deportivo puede distraer por un tiempo, pero no modifica la realidad. Ni Videla en 1978 y 1979 ni Alfonsín en 1986, ni Cristina en 2014 capitalizaron las victorias de los equipos de Menotti, Bilardo y Sabella.  Tampoco un fracaso: nadie recuerda 1982 como el fin del ciclo de Menotti en el campeonato mundial de España, sino por la guerra con Gran Bretaña en las Malvinas. Ni siquiera es seguro que el malhumor por el fútbol perjudique a un gobierno que no necesitó la ayuda de Willy Caballero o Lucas Biglia para llegar al punto de no retorno en que está.

Antes del partido,  los hinchas argentinos que viajaron hasta Moscú fueron muy expresivos en sus recuerdos hacia Macrì y la escalada del dólar, como se puede ver en este video que mandó uno de ellos.

 

La cantidad de turistas argentinos en Moscú es impresionante. Por poder adquisitivo se presume que integran la clientela electoral de Cambiemos. De acuerdo con la teoría de la elección racional, es comprensible que les preocupe la devaluación. Algunos diarios argentinos publicaron el último tramo, donde lo expresan, pero no el hit del verano, MMLPQTP, que sólo podés encontrar aquí.  Si ocultar la realidad es el único recurso disponible, el gobierno está en dificultades más serias de lo que parece.

 

El Cohete a la Luna - 17 de junio de 2018

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