¿Está dispuesto Trump a sacrificar el predominio del dólar?
Tras unas semanas de relativa calma en los mercados financieros, a continuación del caos arancelario desatado por el presidente estadounidense Donald Trump en el «día de la liberación» (2 de abril), su ansia de resultados percibidos ha vuelto. Habiendo constatado que llegar a un acuerdo con Rusia y Ucrania no será fácil, está a punto de abandonar el intento. Ahora centrará su atención en objetivos más sencillos: la Unión Europea (a la que amenaza con un arancel del 50%) y Harvard.
No parece que Trump haya estudiado los costos de sus idas y vueltas, sobre todo en lo que respecta al dólar. En marzo, rechacé la idea convencional de que los aranceles tendrían un efecto alcista sobre la moneda estadounidense (al reducir la oferta de dólares en poder de países extranjeros), por considerar que cualquier efecto en tal sentido se vería más que compensado por el daño a la credibilidad de los Estados Unidos. Acerté, pero Trump insiste en el mismo comportamiento.
Con la contramarcha de mediados de abril en relación con su «estrategia» arancelaria, alentó por breve tiempo a los inversores a creer que los mercados de bonos y acciones estaban protegidos por una especie de «opción de compra de Trump» (o «Trump put»). Pero ahora, al calor de un capricho, ha decidido que la UE merece recibir un arancel general incluso mayor que su propuesta original del 2 de abril (aunque ya ha publicado otro bando que posterga el gravamen del 50% hasta el 9 de julio).
La única razón de Trump para subirle los aranceles a la UE es que ha perdido la paciencia con los negociadores comerciales europeos. Pero cualquiera que haya participado en las largas y arduas negociaciones del Brexit le diría que a la UE le gusta profundizar en los detalles. Los europeos son negociadores comerciales muy hábiles, y nunca aceptarían un acuerdo sensacionalista sólo para que Trump pueda decir que logró algo. Al fin y al cabo, eso implicaría aceptar un arancel mínimo más alto (como en la negociación entre Estados Unidos y el Reino Unido).
En vista del tamaño de la economía de la UE y de la dependencia de las multinacionales estadounidenses respecto de ella, no veo de qué manera Trump podría mantener su renovada agresividad. Si lo hiciera, la reacción probable del mercado sería similar a lo que se vio a principios de abril, cuando las acciones estadounidenses se derrumbaron y los rendimientos de los bonos del Tesoro se dispararon (señal de fuga de capitales). Un arancel del 50% sobre los productos europeos no sólo tendría enormes consecuencias negativas para las empresas y los consumidores estadounidenses, sino que también pondría en peligro una de las principales fortalezas de Estados Unidos: la exportación de servicios. Obviamente, la UE tomaría represalias centradas en las tecnológicas estadounidenses, entre otras empresas.
Además, la exigencia de Trump de que las grandes empresas trasladen la producción a Estados Unidos refleja un énfasis en industrias tradicionales como la automotriz. Pero no hay ninguna posibilidad de que el gobierno alemán se quede de brazos cruzados y permita a sus gigantes del sector trasladar la mayor parte de las operaciones a los Estados Unidos.
Igual de dañinos son los ataques de Trump a Harvard (y a la educación superior en general). Como señalaJason Furman en el Financial Times, la última decisión del gobierno estadounidense por la que prohíbe a Harvard inscribir a estudiantes extranjeros (que por lo general pagan matrícula completa) está diseñada para poner en riesgo su salud financiera. Pero el daño no se limitaría a esta institución de investigación, una de las más importantes del mundo. La región de Boston es en muchos sentidos un Silicon Valley en miniatura, y las medidas de Trump pueden debilitar todo un ecosistema de innovación (y la innovación estadounidense en general). A partir de ahora, estudiantes, académicos e investigadores de todo el mundo se lo pensarán dos veces antes de buscar oportunidades profesionales en Estados Unidos.
Mis investigaciones sobre la regeneración económica regional en el RU han encontrado mucha inspiración en el noreste de los Estados Unidos. Los manuales de economía de los años sesenta y setenta daban por sentado que esa región atravesaba un declive industrial irreversible, lo mismo que el norte de Inglaterra y algunas partes de Europa continental en la actualidad. Pero gracias a sus universidades de primera línea (sobre todo Harvard, el resto de la «Ivy League» y el MIT), la región se ha convertido en una de las zonas más dinámicas y prósperas de Estados Unidos. ¿De veras quiere Trump detener este motor de crecimiento?
Lo que nos trae de nuevo al dólar. El comportamiento caprichoso y autodestructivo de la administración Trump está provocando un veloz empeoramiento de las perspectivas cíclicas y estructurales de la moneda estadounidense. Por el lado estructural, yo he desarrollado un método de determinación del «valor justo» (sobre la base de los trabajos pioneros de John Williamson en relación con el tipo de cambio de equilibrio real), que se basa en los precios relativos y en la productividad relativa.
¿Qué nos dicen estos indicadores? Atacando instituciones de investigación de vanguardia que dan impulso a la productividad y aplicando políticas que suben el nivel de precios (por no hablar del enorme agujero fiscal implícito en el proyecto de ley tributaria), Trump debilita el valor justo a largo plazo del dólar. Y para colmo de males, ignorando y menoscabando instituciones que son sostén del Estado de derecho (y por tanto, de la democracia y de la economía estadounidenses), genera dudas persistentes sobre la gobernanza de los Estados Unidos y con ella, sobre la idoneidad del dólar como moneda de reserva dominante.
Por el lado cíclico, con la creación constante de incertidumbre y nuevos riesgos inflacionarios, Trump debilita las perspectivas de la economía estadounidense a corto plazo. Aunque hay una parte de mí que piensa que tras la caída brusca del dólar tiene que venir un rebote, puede ocurrir también que ese rebote ya se haya producido. El tiempo dirá si es lo que vimos estas últimas semanas cuando dejó de seguir cayendo.
Fuente: Mayo 2025 - Proyect Syndicate