Una experiencia europea: la frustración del socialismo reformista
En los años iniciales del nuevo milenio se presenta un nuevo movimiento en muchas partes del mundo, una resistencia masiva contra la globalización neoliberal. Nuevas formas y constelaciones dicen lo mismo que muchos de los viejos ya dejaron de decir, y se resisten a la transformación de la tierra, del agua, de la fuerza humana laboral, de toda la vida humana en mercancía. Advierten que la política tiene que ser movilización, organización y participación.
La expansión brutal del capital lleva a que casi todo intento de detenerla conduzca a un enfrentamiento directo y, además, con elcapital internacional. Por eso también se ha hecho más evidente que la línea divisoria entre la izquierda revolucionaria y la reformista no tiene validez. El reformismo tiene que ser revolucionario, y viceversa. Las reformas tienen que fortalecer al pueblo y socavar las bases del sistema capitalista para lograr la meta de construir una sociedad nueva, solidaria, igualitaria, en armonía con la naturaleza. Por lo cual, en la época de la globalización, los movimientos y los partidos de base social, más que nunca, tienen que ser internacionalistas.
Duro cruce entre Berlín y París por el rescate de la economía griega
Europa no tiene buenas opciones para sacar a Grecia del pozo de la deuda. El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, adelantó ayer la opción de un canje. En una carta enviada a sus homólogos europeos, al Banco Central Europeo (BCE) y al FMI, aboga por una reestructuración a través de un canje de bonos, otro plan de rescate y más dureza en los planes de ajuste. Pero su propuesta chocó de frente contra Francia, la Unión Europea y las agencias de calificación.
París fue tajante en su negativa. La posición de Francia es “el rechazo a la reestructuración de la deuda griega. No nos desviamos” de esa línea, advirtió el portavoz del gobierno y ministro de Presupuesto francés, Francois Baroin. Una simple razón: La banca privada francesa es acreedora de 60 mil millones de euros de los 320 mil millones de euros de la deuda griega.
El fracaso de la austeridad
WASHINGTON.- A menudo me quejo, con razón, sobre el estado del debate económico norteamericano. Y la irresponsabilidad de algunos políticos -como los republicanos que afirman que el no pago de la deuda de Estados Unidos no sería gran cosa- da miedo.
Pero al menos, en Estados Unidos, los fanáticos del dolor, aquellos que sostienen que subir los tipos de interés y recortar el gasto público ante el desempleo masivo mejorará las cosas en lugar de empeorarlas, se topan con alguna resistencia de la Reserva Federal y del gobierno de Obama.