Neoliberalismo periférico y "sociedad del des-conocimiento"

Diego Hurtado

 

Del falso programa político presentado por el macrismo en la campaña electoral para encubrir las intenciones predatorias de las corporaciones que lo controlan, queremos enfocarnos en dos puntos interconectados: (i) un núcleo de incoherencias discursivas: el uso que hacen Macri y sus CEOs de las nociones de "competitividad", "emprendedorismo" y "sociedad del conocimiento"; y (ii) una mentira: la promesa de dar continuidad a las políticas de CyT del segundo ciclo peronista (2003-2015).

Abstrayéndonos del alto nivel de corrupción sistémica, nos interesa analizar de qué manera el fracaso de los "equipos técnicos" y los "planes de gestión" del macrismo y, como contrapunto, la baja calidad institucional y la evidente improvisación que suplanta la ausencia de políticas públicas impactan sobre una concepción anacrónica de la relación entre los mundos del trabajo y del conocimiento. El macrismo está construyendo un colosal Frankenstein socioeconómico que no necesita conocimiento de ningún tipo, ni en las empresas ni en el sector público. Mientras avanza sobre la "flexibilización laboral", la Argentina de Macri y Barañao está desaprendiendo a hacer satélites, aviones, vacunas, radares, principios activos para medicamentos, etc. El desincentivo y el desaprendizaje en los mundos del trabajo y del conocimiento son síntomas inequívocos de subdesarrollo. 

El problema son los empresarios, no los trabajadores

A diferencia del neoliberalismo de países desarrollados como EE.UU., Gran Bretaña o Alemania -los "países normales" en el ideal ahistórico macrista-, que sostienen con inversión pública masiva una intensa actividad científico-tecnológica como motor de la competitividad de sus economías, el neoliberalismo periférico de la alianza Cambiemos, en asociación con los grupos económicos empresarios de naturaleza financiera y oligopólica en sectores de procesamiento de materias primas, necesita elevar la desocupación a un 15% y bajar los "costos laborales" a través de una ley de "flexibilización laboral". Es decir, la caída del salario real, el deterioro de las condiciones laborales y una menor cobertura de seguridad social, indemnizaciones, vacaciones, etc., paradójicamente aumentarían la competitividad de las empresas.

 

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