Subsidios a la energía: La coincidencia del macrismo con el FMI

Entrevista a Noemí Brenta por Belen Ennis

 

En nuestro informe "Por qué el FMI (y Macri) no quieren subsidios energéticos" (ver bibliografía), explicábamos que a pesar de reconocer que los países del G-20 invierten más de 1.000 dólares per cápita en subsidios a los combustibles fósiles -tales los casos de EE.UU. (2.180 dólares), Australia (1.260 dólares) y el Reino Unido (635 dólares), entre otros- el Fondo Monetario Internacional (FMI) brega fervientemente por la quita, o en su defecto la disminución, de dichos subsidios a nivel mundial. 

Escudado en el argumento del "Cambio Climático", el organismo propone que todos los países del orbe reorienten su matriz energética hacia la incorporación masiva de las tecnologías eólica y solar. Sin embargo, la cuestión de fondo no es esa. Lo que verdaderamente molesta al FMI es la expansión del consumo popular, y bien sabido es que una energía subsidiada equivale a energía abundante, barata y accesible para la ciudadanía. Además, cuando la energía porta tales características, deviene en una fenomenal herramienta de desarrollo social, modernización económica e industrialización. Entonces, ¿se entiende el por qué de tanta oposición proveniente del Poder Financiero a los subsidios? Y lo más importante de todo -dada la coincidencia entre las posiciones del FMI y la administración macrista a la hora de justificar la estafa del tarifazo gasífero y eléctrico-: ¿Queda alguna duda de que ese mismo poder es el que opera en la Casa Rosada desde el 10 de diciembre a esta parte? Para conversar acerca de estas y otras cuestiones relacionadas, el Observatorio OETEC decidió entrevistar a la Dra. Noemí Brenta -Licenciada en economía UADE y Doctora en economía UBA medalla de oro. Docente e investigadora universitaria; y especialista en asuntos del FMI-. 

1) El Fondo Monetario Internacional reconoce en su informe "Contando el costo de los subsidios energéticos" (2015) que los países del G20 pagan más de 1000 dólares per cápita al año en subsidios energéticos. Sin embargo, se opone a los mismos. ¿Qué argumentos utiliza para justificar su posición?

En primer lugar, es importante entender cómo el FMI calcula los subsidios energéticos que propone eliminar y cargar en las tarifas que pagan los consumidores, ya que su cálculo arroja un número enorme, de gran impacto para justificar su quita, y la realidad es bien diferente. Ocurre que el FMI computa como subsidio no sólo la parte del costo de la energía que el consumidor no paga (y paga el gobierno), sino que también suma otros conceptos que supuestamente deberían pagar los consumidores, como el daño ambiental asociado al consumo de energía. Así llegan a un cálculo de los subsidios energéticos en todo el mundo de 5,3 trillones de dólares (billones, para nosotros), equivalentes según sus cálculos a 6,5% del producto bruto mundial, una enormidad, más o menos como el PBI de Francia e Inglaterra juntos. Pero hay que leer estos números con precaución, porque, como dice el mismo informe del FMI, los subsidios efectivamente pagados, los reales, son muchísimo más bajos: 0,4% del producto bruto mundial en 2015. Esto sugiere cifras bastante discutibles, intenciones de disparar las tarifas energéticas al cielo (y mandar a los consumidores al quinto infierno), y también margen para negociar.

En segundo lugar, los argumentos del FMI para eliminar los subsidios energéticos son dogmáticos y manipuladores, minimizan lo bueno posible (aunque no probado) y maximizan u ocultan lo malo, como siempre que el organismo emprende campañas para imponer o persuadir la adopción de determinadas políticas. Inversamente y empleando técnicas de retórica, enfatizan los supuestos beneficios de eliminar los subsidios, y que van desde reducir las enfermedades y muertes prematuras causadas por la polución, frenar el calentamiento global y las calamidades de la naturaleza, hasta bajar el gasto público, aunque el FMI reconoce que los aumentos de las tarifas energéticas generarán una pérdida del bienestar de los consumidores, presuntamente compensada por los demás beneficios de este nuevo mantra global.

2) ¿En qué consiste la "Reforma Energética" propuesta por el FMI?
La reforma propuesta por el FMI es solo de tarifas. Consiste en que los países que aun no lo han hecho aumenten las tarifas de la energía, para que los consumidores la paguen a su precio de mercado más un plus por el daño ambiental y otros conceptos difíciles de cuantificar con exactitud, y los gobiernos así eliminen los subsidios energéticos.

3) ¿Qué rol ocupan el Cambio Climático y el Calentamiento Global en la oposición del FMI a las fuentes convencionales? ¿Son argumentos válidos o forman parte de una excusa para promover otro tipo de negocios?
Si bien el tema de bajar los subsidios energéticos es de larga data en el FMI, ahora agregaron a los argumentos la necesidad de reducir las emisiones de carbono acordadas en la Conferencia de las Naciones sobre el Cambio Climático realizada en París en 2015. En efecto, el FMI menciona los riesgos del cambio climático y del calentamiento global ligado al uso de combustibles fósiles, como argumentos para respaldar los aumentos de tarifas energéticas y la eliminación de los subsidios, pero no se pronuncian abiertamente contra el fracking, lo cual es bastante contradictorio. También enfatiza que estas mayores tarifas harían rentables a las inversiones en energías renovables, que de este modo aumentarían y facilitarían a los gobiernos la incorporación de infraestructura energética. Todo esto está encuadrado en el clásico enfoque del FMI de prioridad de la inversión privada y subsidiariedad del sector público.

El organismo también menciona que debería haber una coordinación global de este proceso -léase, que debería quedar bajo control de los países más poderosos-, liderado por Estados Unidos, que además tiene una influencia decisiva sobre el FMI, al que utilizan como dispositivo de influencia y validación de los intereses económicos y estratégicos estadounidenses en el mundo. Esto no es una declaración de barricada sino que está demostrado y documentado, e incluso reconocido por consultores habituales del FMI, como Carmen Reinhart, economistas del establishment como Meltzer, y también Stiglitz.

4) ¿En qué puntos se vinculan el discurso del FMI y el del macrismo respecto de la quita de los subsidios energéticos? ¿Qué diferencias encuentra con la política energética del kirchnerismo? ¿Volvimos a las "relaciones carnales" en materia de energía?
Las posiciones del FMI y del macrismo coinciden completamente. Aunque aquí el gobierno no dijo que sumaría a las tarifas los costos del daño ambiental, la opacidad de la información sobre los costos de las empresas, sobre el gas en boca de pozo, y sobre todo la desmesura de los aumentos, que multiplicaron entre tres y diez veces las tarifas energéticas, y la promesa de continuarlos, sugieren que este criterio del impuesto pigouviano (sobre el daño ambiental) podría también haberse incluido en los aumentos o incluirse en el futuro.

Los gobiernos kirchneristas se hicieron cargo de cubrir las diferencias entre las nuevas tarifas de gas y electricidad renegociadas con las empresas concesionarias y las pagadas por los consumidores -recordemos que en los noventa las tarifas fueron dolarizadas-, a fin de que los aumentos de tarifas no redujeran su poder adquisitivo, afectando la recuperación, el crecimiento y el empleo. Esto contrarió las recomendaciones del FMI, quien exigía mayor generosidad del gobierno con las concesionarias y aumentos sustanciales de las tarifas. Cuando la economía se afianzó, el gobierno comenzó a reducir los subsidios de la electricidad para industrias y comercios en 2007, y en 2008 los de gas; pero interrumpió este proceso para atenuar el contagio de la recesión mundial iniciada en 2009. A partir de 2012 el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner comenzó a eliminar subsidios a la población de mayores ingresos, con idas y venidas por el agravamiento de la recesión europea, las dificultades para mantener el crecimiento de la economía argentina en un contexto mundial recesivo, y el martilleo de la oposición para rechazar el "tarifazo".

Respecto de las relaciones carnales, todo indica que el gobierno actual está alineando a la Argentina con las políticas de Estados Unidos, aunque la realidad de intereses divergentes de sectores con gran poder de lobby en los dos países obliga a ciertos matices. Pero debemos tener presente que en la materia que nos ocupa, controlar el nuevo paradigma energético es parte de la estrategia norteamericana para mantener su hegemonía en el siglo XXI, principalmente frente a China, su nuevo rival también en el desarrollo de tecnología de energías renovables.

5) Siendo que la suba de tarifas ya se cobró las primeras 20 muertes por hipotermia o intoxicación con monóxido de carbono en Córdoba, desde el OETEC preferimos hablar de Genocidio Energético y no de tarifazo a secas ¿Coincide? ¿Qué implicancias conllevaría la eliminación de los subsidios a la energía? ¿Por qué es tan importante mantenerlos?
Sí, coincido, es muy necesario señalar cada genocidio que las políticas neoliberales infligen a la población, privándola de lo más básico, como los alimentos, la salud, el trabajo, el abrigo, la vida, la dignidad. Aumentar las tarifas en la proporción en que se hizo significa que el consumidor, la pyme, etc., después de pagar las tarifas, si puede hacerlo, dispondrán de menos dinero para gastar en todo lo demás, es decir que su capacidad de compra y de producción se reducirá, y también su bienestar, además del efecto multiplicador de la recesión y el desempleo. Por otra parte, las empresas trasladan los aumentos de tarifas a los precios, atizando la inflación. Puede alegarse que esto ocurre una sola vez, pero el anuncio del gobierno de que habrá más aumentos en el futuro llevan a pensar que el proceso inflacionario se realimentará cada vez que aumente la nafta, el gas, la electricidad, etc., agravando su impacto recesivo sobre el conjunto de la economía, en ciclos de estanflación.

Tampoco es verdad que eliminar los subsidios reducirá el gasto público y bajará el déficit fiscal. Justamente porque el impacto recesivo del aumento de tarifas -vía caída del consumo, la inversión y la producción de las empresas - disminuye también la recaudación tributaria, que depende del nivel de actividad. Menor consumo implica menor recaudación del IVA, menores ventas significan caída de las ganancias y menor recaudación de éste y de otros impuestos nacionales y provinciales. La economía es un sistema totalmente interconectado, por eso es tan importante para la política económica contar con un concepto claro y veraz que oriente las políticas, como lo fue el de crecimiento inclusivo, reindustrialización y desendeudamiento. No alcanza con lindas palabras que la realidad cotidiana contradice, como prometer bajar la pobreza mientras el desempleo aumenta, disminuyen los ingresos de asalariados, jubilados y pymes, y mueren personas por hipotermia o intoxicación, por no poder pagar los desmesurados aumentos tarifarios.

Conclusiones (OETEC)

Efectivamente, no alcanza. Como ya no le alcanzan al pueblo argentino cada una de las mentiras que el macrismo repite a coro para intentar justificar un aumento en las tarifas que no es más que una estafa porque la única "razonabilidad" posible del tarifazo son los intereses empresarios de la CEOcracia en el poder, por más que el Sr. Aranguren haga la fantochada de renunciar a sus acciones tres días antes de la audiencia pública. Lo anterior no hace más que demostrar el nivel de desesperación alcanzado por una gestión nacional acorralada en sus propias contradicciones. Es entendible. La "pesada herencia" de haber recibo un país con una producción hidrocarburífera en aumento, con una caída en las importaciones de GNL y gas boliviano, y con un proceso de inversiones privadas en desarrollo, todo en un contexto de expansión exponencial del consumo y sin necesidad de ningún tarifazo que impida a la ciudadanía gozar de la energía como un servicio público y no como privilegio de unos pocos, debe resultar una carga demasiado incómoda para cualquier administración mercadista.

 

Observatorio de la Energía, Tecnología e Infraestructura para el Desarrollo (OETEC) - 20 de septiembre de 2016

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