El capitalismo en terapia intensiva
La desigualdad podría marcar las próximas décadas de las economías del norte del planeta. Wolfgang Streeck, director del prestigioso Instituto Max Planck de Sociología (Colonia, Alemania), acaba de publicar Buying time: the delayed crisis of democratic capitalism (editado en inglés por Verso Books).
En su libro, Streeck, que conversó la semana pasada con Ñ, analiza las tensiones y conflictos entre países, gobiernos, votantes e intereses capitalistas, explica cómo el impuesto se ha ido convirtiendo en deuda pública y desde ahí en el ajuste que vemos hoy en día.
Rehabilitar a la humanidad contra el capitalismo: Jaurès quería cambiar la sociedad, no gestionarla
El asesinato de Jaurès, el 31 de julio de 1914, no sólo descabezó al Partido Socialista francés, dejándole sin su líder carismático: privó al movimiento obrero internacional de su concepción original de tránsito al socialismo democrático.
Economía política
El 5 de agosto de 2014, en ocasión de la recepción de la distinción que me confirió la Legislatura porteña, como Personalidad Destacada de la Ciencia, presenté algunas ideas que resumo en las líneas siguientes.
La economía es la rama de las ciencias sociales que se ocupa de la producción, el comercio y el dinero y de las políticas que determinan la distribución, del ingreso y la riqueza, entre países y sectores sociales. Por eso, los economistas clásicos la definían como “economía política”. En efecto, la política es un componente esencial de la disciplina.
La economía es un campo privilegiado del conflicto de ideas, intereses y valores en juego, dentro de cada país y en el orden mundial. El conflicto se expresa en el análisis de todos los problemas económicos y en las políticas aplicadas para enfrentarlos. Las ideas dominantes conforman teorías, paradigmas, que fundamentan las políticas que determinan la distribución del ingreso y la riqueza, en definitiva, del poder.
Las contradicciones del capitalismo
David Harvey es profesor de Antropología y Geografía en el Graduate Center de la City University of New York (CUNY). Lleva más de 40 años dando clase sobre El Capital de Marx y es autor de un “Companion” en dos volúmenes de la magna obra de Marx. Esa “lectura minuciosa” del El Capital se basa en una serie de 13 conferencias, cuyos videos ha hecho Harvey accesibles en la Red.
Su último libro es Seventeen Contradictions and the End of Capitalism. Comienza partiendo de la intuición de Marx—que la crisis periódica es endémica en las economías capitalistas—y continúa tratando de ofrecer un análisis de la actual coyuntura histórica. Hablamos con Harvey en Londres la semana pasada. La entrevista la realizó Jonathan Derbyshire para la revista inglesa Prospect.
El último libro de David Harvey
Valentina Zanca, de Profile Books, la editorial que ha publicado recientemente Seventeen Contradictions and the End of Capitalism, entrevista a su autor sobre este último libro suyo.
El discreto encanto de la crisis económica
Aunque la crisis ha puesto en cuestión el pensamiento económico dominante en los últimos 30 años, parece que ha faltado en la izquierda un debate adecuado que se concentrarse en los factores determinantes de la crisis y las perspectivas futuras. En ello ha jugado un cierto papel, como ha señalado il Manifiesto, el eliminar algunas de las claves de ciertas interpretaciones del presente, terminando por centrarse sólo en ciertos aspectos de la crisis (el tema del medio ambiente, los bienes comunes). Intentamos remover las cosas, titulando la iniciativa "El discreto encanto de la crisis económica", inspirándonos en un artículo de Fernando Vianello y Andrea Ginzburg, publicado en Rinascita, en 1973.
Rabia emancipadora
La derecha, articulada como nunca antes a escala mundial por obra y gracia del fenomenal poderío mediático estadounidense, confiaba en que con la muerte del líder bolivariano se acabaría el chavismo. En su tosquedad intelectual se consolaba diciendo que “muerto el perro se acabó la rabia”. Pero la historia ha sido hasta mezquina con sus anhelos. La “rabia” de los pueblos es consecuencia de la inequidad, desigualdad y opresión que incesantemente segrega el capitalismo. Y aquí se amalgamó con una bicentenaria tradición político-intelectual emancipadora personificada, entre muchas otras, en las figuras gigantescas de Bolívar y Martí. De ese feliz encuentro entre la “rabia” y esa tradición política brotan los vientos que recorren nuestra geografía desde comienzos de siglo, impulsados por esa verdadera fuerza desatada de la naturaleza que fue Hugo Chávez.
El PBI no nos cuenta nada fiable acerca de la calidad de vida
Luego de décadas de discusión sobre las ventajas y desventajas de dos pensamientos económicos que dividieron al mundo en el siglo XX, hace tres años nació en Austria una corriente que propone un nuevo modelo, que se ubica a mitad de camino entre el comunismo y el capitalismo, y que pugna por desplazar a este último del centro de la escena: se trata de la economía de los bienes comunes.
Hay que derrocar a los especuladores. Los bancos públicos son una herramienta para la libertad
El dinero, como lamentaba Karl Marx, juega el papel más determinante en el curso de la historia. Una vez los especuladores han sido capaces de concentrar riqueza en sus manos, con el paso del tiempo, han castrado al gobierno, convertido a la prensa en perritos falderos y cortesanos, corrompido a los tribunales y vaciado las instituciones públicas, incluyendo las universidades, con objeto de justificar su pillaje y su codicia. Los especuladores de hoy en día han creado mecanismos financieros grotescos, desde la imposición de tasas de interés usurarias hasta la legalización de fraudes contables, para condenar así a las masas a formas atroces de servidumbre por deudas. Hurtan sumas de fondos públicos tan asombrosas como los 85.000 millones de dólares en valores y bonos respaldados por hipotecas, la mayoría de ellos tóxicos, que endosan cada mes a la Reserva Federal a cambio de dinero efectivo.
Discurso de Fidel Castro en la visita de Nelson Mandela a Cuba (1991)
“Si se quiere tener un ejemplo de un hombre absolutamente íntegro, ese hombre, ese ejemplo es Mandela (APLAUSOS). Si se quiere tener un ejemplo de un hombre inconmoviblemente firme, valiente, heroico, sereno, inteligente, capaz, ese ejemplo y ese hombre es Mandela (APLAUSOS). Y no lo pienso después de haberlo conocido, después de haber tenido el privilegio de conversar con él, después de haber tenido el gran honor de recibirlo en nuestro país, lo pienso desde hace muchos años, y lo identifico como uno de los más extraordinarios símbolos de esta era.”
“Pienso esto de él y de su pueblo, porque si vamos a hablar de las más justas de las causas, es la causa que ellos han representado.