Theotonio dos Santos, Premio Economista Marxista 2013: “El camino es la integración”

En el acto de apertura del VIII Foro de la Asociación Mundial de Economía Política (Florianópolis, 23-26 de mayo de 2013), el científico social brasileño Theotonio dos Santos fue galardonado con el Premio Economista Marxista 2013, que otorga esta entidad desde el año 2011, como reconocimiento a su dilatada producción intelectual que tiene como uno de sus ejes la “Teoría de la Dependencia”.

La cuestión petrolera durante el gobierno de Illia

Una de las principales medidas anunciadas por Arturo Illia (UCRP) en su campaña presidencial (1963) fue la anulación de los contratos petroleros que había firmado Arturo Frondizi durante su gestión (1958-1962). En su mayor parte, se trataba de concesiones a compañías estadounidenses. Al mes de asumir, Illia hizo efectiva esa decisión a través de los decretos 744/63 y 745/63. Ello generó conflictos en la relación bilateral con los Estados Unidos y en el plano interno. En cuando al ámbito local, sectores económicos dominantes manifestaron su disconformidad. Ambos elementos contribuyeron al clima destituyente que fue aumentando hasta derivar en un anunciado golpe de estado en junio de 1966.

Las tres velocidades de la crisis y su bifurcación

Para la segunda mitad de 2012 el ritmo de la economía mundial mostraba dos velocidades: de un lado, Estados Unidos y Europa con crecimiento económico cercano a cero debatiéndose entre el ‘precipicio fiscal’ y el ‘riesgo soberano’; de otro lado, las economías emergentes, con tasas de crecimiento positivas –en vías de desaceleración- si bien con riesgos crecientes efecto de la apreciación cambiaria ligada al flujo de capitales de corto plazo y la disminución de la actividad económica de los países avanzados.

Disparan contra Venezuela, pero quieren matar la integración

A finales de junio, Venezuela asumirá por primera vez la presidencia pro témpore del Mercosur (PPTVEN), en la Cumbre en Montevideo, pero con una activa agenda presidencial. Ya Nicolás Maduro comenzó, en gira por Uruguay, Argentina Y Brasil, a consensuar con los Presidentes la agenda política del bloque. Esta presidencia se desarrollará en el marco del despliegue de las fuerzas derechistas en el continente y de un ambiente político de alta tensión, en el cual la derecha continental intentará romper la unidad política de la región.

La paranoia de los riquísimos y poderosísimos. El dilema de Washington ante la “pérdida” del planeta

¿Tiene actualmente Estados Unidos el mismo control que tenía en otras épocas sobre los recursos energéticos del Oriente Medio?

Los países productores de energía más importantes del mundo siguen estando aún bajo el control de las dictaduras que Occidente apoya. Eso hace que los progresos conseguidos por la Primavera Árabe sean en realidad limitados, aunque no insignificantes.

Otoño del imperio y del capitalismo

Cuando el imperio es incapaz de mantener su hegemonía aportando soluciones a las crisis sistémicas recurre a la “hegemonía explotadora”, con toda la violencia y la destrucción que la acompaña. Así sucedió en la decadencia de la hegemonía imperial de Holanda.

Fue tratando de salvarse imponiendo el libre comercio con una hegemonía explotadora que terminó el imperio británico, y algo similar pero de naturaleza diferente es lo que desde hace ya unas tres décadas estamos presenciando en la decadencia de la hegemonía mundial de Estados Unidos (EE.UU.).

Irak, 10 años después

Ese 20 de marzo de 2003 me senté frente a la tv. La CNN se hizo tremendo festín con la cuenta regresiva a las bombas que muy pronto caerían en sitios estratégicos de Bagdad. Esta era una verdadera guerra, no de actores, pero sí con guiones falsos. Los actores son mentirosos, porque imitan emociones, pero esta vez, el dolor en el desierto de Babilonia, era real, se convertía en dunas de muerte.

No entendía muy bien las lógicas del mundo en aquel entonces, era presa fácil de la guerra contra el terrorismo y del miedo, que ahora sé, impregnan en la gente. Entendía, que los árabes eran unos viejos maniáticos, con mucha barba, llenos de armas y felices tirando bombas desde edificios. Estaba tan equivocado, que hace 10 años, pensaba que Irak era país de locos y que todo sería como lo pintan en Hollywood.

Pero el mismo CNN, que tanta publicidad se encargó de hacer para invadir a Irak, me demostró que todo estaba mal. Que una mujer, junto a sus hijos, no eran más peligrosos que los guionistas de las grandes productoras en Estados Unidos. Que vivir en pequeños pueblos en el desierto, no puede ser tan malo como el establecimiento lo proclama.

10 años después, no son mejores las cosas. No hay una Irak libre, ni con vestigios de armas biológicas como lo decían unos argumentos inventados desde Estados Unidos. La desesperación que produjo y produce en la economía de Norteamérica la obtención de oro negro y la especulación de falsos informes sobre tenencia de armamento nuclear por parte del viejo Saddam Hussein, hicieron de Bagdad una ciudad inmortal. La madrugada del 20 de marzo de 2003, el ejército invasor norteamericano en la llamada “Operación Libertad Iraquí” atacó y destruyó lo que quedaba de la antigua Babilonia.

Ahora, y 100 mil muertos después, es como ver en la tele al aberrante gobierno del norte, que pareciera jugar billar en una mesa de arena. Pero el desierto no es un juego, es un mapa milenario lleno de viejas historias; de beduinos en camello, de mágicas esfinges, de milagros bíblicos, de invasiones persas y babilónicas. Un mapa que es manipulado para crear una tormenta sobre dunas de arena y robarle a Mahoma sus mil y una noches. El Tigris y Éufrates continúan llorando hasta su desembocadura en el golfo Pérsico.

Todo parece muy tranquilo ahora. Los invasores pasan su tiempo en casa, pintando en momentos libres; otros viajan tranquilos, con la certeza de que la arena del desierto se quede allí y no forme tormentas de venganza. Ya todo está consumado, incluso el petróleo iraquí fuera de sus tierras originales, y la sangre de los miles de luchadores, que de ambos bandos defendieron su derecho a ser parte de la historia contemporánea del mundo. Los gringos ganaron, petróleo; los iraquíes perdieron, vidas; la tele basura ganó, Saddam murió en la horca.

Irak: La guerra una mentira y un resultado impreciso

Por Moises Saab (Desde El Cairo) / Una década, más de 111 mil civiles muertos, pugnas regionales, confesionales y un estado general de caos caracterizan hoy la situación de la antigua Mesopotamia, el país que de granero del mundo conocido entonces ha pasado a ser el escenario de una matanza sin fin, devenida monótona a pesar de su violencia.

El "misión cumplida" del presidente norteamericano de la época, George W. Bush, ha devenido objeto de burlas que despierta una sonrisa sardónica en los familiares de los casi cinco mil 500 militares que Washington admite como bajas en una guerra que estaba programada para una semana y aún no termina, sino que amenaza extenderse.

Sin contar los "asesores civiles", un invento diabólico que nunca ha fructificado y sólo ha servido para propiciar una corrupción que ha costado más de mil millones de dólares a los contribuyentes norteamericanos.

En términos internos, las rivalidades confesionales, que en Irak nunca alcanzaron los extremos, a diferencia de en otros países del área, han aflorado con una violencia que causa asombro.

Las áreas en las que residen musulmanes chiítas, y sus lugares sagrados, como la ciudad de Kerbala, son blancos cotidianos de ataques de una violencia nunca vista en ese país.

En el caso de los kurdos, las diferencias parecían resueltas con la creación de una región autónoma en el norte del país, pero no ha sido así: las autoridades de esa zona están abocadas a un conflicto con el Gobierno central por la posesión de tres provincias, Kirkuk, Mosul y Sulaimaniya, en las que existen grandes yacimientos de petróleo.

Además de ese conflicto con raíces étnicas y económicas, los iraquíes han devenido de personas orgullosas de su pasado, que presentaban ante el mundo como una herencia común, a un conglomerado marcado por regionalismos, como evidencian el conflicto con los kurdos y la rebelión en la provincia de Al Anbar, de mayoría sunita.

El signo más obvio del auge del confesionalismo está en el apoyo que recibe el primer ministro Nuri al Maliki de los residentes en la ciudad meridional de Basora, justo por donde llegaron las tropas estadounidenses y sus aliados británicos y españoles.

Además de una contradicción: la red Al Qaeda en Irak tiene hoy más fuerza y miembros de los que nunca pudo soñar bajo el régimen derrocado por la invasión y ocupación estadounidense.

La fragmentación ha llegado al extremo de que en los año 90 surgió la tesis de dividir el país en sultanatos, o lo que es igual, retornar al medioevo y olvidar una historia en la cual aparece con brillo propio la rebelión contra el colonialismo británico y el papel iraquí en la región como factor de contrapeso a Israel.

Es quizás en el ámbito regional donde hay que buscar otra contradicción entre los propósitos de las autoridades estadounidenses con si bien eliminó a Saddam Hussein y el Gobierno del Partido Baas, (las similitudes con los acontecimientos en Siria no son causales), permitió el fortalecimiento de la revolución islámica en Irán.

Es indudable que los muchos y costosos errores de Hussein dieron a Washington en bandeja de plata los pretextos, si falta hicieran, para eliminar al obstáculo que se le presentaba en el Levante de la época y, de paso, establecer su presencia militar en el Golfo Pérsico, un objetivo que hasta entonces le había sido esquivo.

Sin embargo, el despliegue de portaviones y las bases militares en países de la península arábiga es un esfuerzo económico agotador en las actuales condiciones económicas y de resultados imprecisos, como demuestra la resistencia de Irán a pesar de las severas sanciones en su contra y las inquietudes en varios países que le son afines.

Las autoridades persas han hecho saber que en caso del estallido de una agresión en su contra tienen la disposición, y la posibilidad militar, de bloquear el estrecho de Ormuz, el objeto del deseo para los estrategas estadounidenses, ya que por él transita el 35 por ciento del petróleo que alimenta las economías de las potencias occidentales.

Para colmo de desilusiones, Teherán y Bagdad han dado en los últimos meses señales de acercamiento, una pesadilla diplomática ya que crea un muro de contención a tener en cuenta para la política estadounidense en el sensible golfo Pérsico.

En ese contexto, y aparte las consideraciones políticas, está la devastación de un país cuya población sobrevive angustiada en un entorno marcado por la violencia, impuesta por una mentira: las armas de destrucción masiva que nunca existieron.