Comparaciones entre países y bloques para una eventual guerra en Asia Occidental

Para empezar, debo reconocer que parte de estas comparaciones están parcialmente basadas en el libro de Paul Kennedy titulado “Auge y caída de las grandes potencias”, que leí hace unos cuantos años. Por supuesto, como no estoy escribiendo un libro de texto, tiene que ser mucho más breve porque su intención es otra. Pero aquí vamos.

Definiendo los bloques del conflicto

En este conflicto se formarán 2 bloques o grupos de alianzas. Por un lado tendremos los países agrupados en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), más sus aliados Israel, Jordania, y los países del Consejo de Cooperación del Golfo (el CCG, constituidoArabia Saudita, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Kuwait y Omán), y les sumaremos Jordania, Libia, Túnez y Marruecos, entre otros. Posibles aliados que se pudieran involucrar de una u otra forma son Azerbaiyán y Georgia. Por supuesto, Estados Unidos y la OTAN tiene aliados en todo el mundo, así que de cualquier región pueden surgir aliados e involucrarse países que puede que no tengan nada que ver con esa zona del mundo. A este grupo de países vamos a llamarle el Bloque Imperial o Hegemónico.

Países emergentes: polémica marxismo-institucionalismo

En este trabajo se parte de la premisa de que el problema de la relación agencia-estructura o sujeto-estructura social resulta crucial para entender el momento actual del despliegue de la nueva fase de desarrollo o capitalismo del conocimiento, posterior a la reciente crisis global de 2007-2009, que expresa la contradicción entre el neoliberalismo, como proyección político-ideológica, y una nueva base tecnológico-productiva; así como la cuestión de la diferenciación de los países en desarrollo en “exitosos” y “retardatarios”. El institucionalismo y el marxismo de Gramsci han propuesto soluciones a la dicotomía agente-estructura bajo presupuestos teóricos muy diferentes tratando, el primero, de explicar la cuestión de la diferenciación de los países. Aquí se proporcionan elementos de una explicación alternativa, a partir de la solución gramsciana.

Plutonomía y precariado: el declive de la economía estadounidense

El movimiento “Ocupemos” ha experimentado un desarrollo estimulante. Hasta donde mi memoria alcanza, no ha habido nunca nada parecido. Si consigue reforzar sus lazos y las asociaciones que se han creado en estos meses a lo largo del oscuro periodo que se avecina –no habrá victoria rápida– podría protagonizar un momento decisivo en la historia de los Estados Unidos.

La singularidad de este movimiento no debería sorprender. Después de todo, vivimos una época inédita, que arranca en 1970 y que ha supuesto un auténtico punto de inflexión en la historia de los Estados Unidos. Durante siglos, desde sus inicios como país, fueron una sociedad en desarrollo. Que no lo fueran siempre en la dirección correcta es otra historia. Pero en términos generales, el progreso supuso riqueza, industrialización, desarrollo y esperanza. Existía una expectativa más o menos amplia de que esto seguiría siendo así. Y lo fue, incluso en los tiempos más oscuros.

Tengo edad suficiente para recordar la Gran Depresión. A mediados de los años 30, la situación era objetivamente más dura que la actual. El ánimo, sin embargo, era otro. Había una sensación generalizada de que saldríamos adelante. Incluso la gente sin empleo, entre los que se contaban algunos parientes míos, pensaba que las cosas mejorarían.

Hay alternativas

En 1978 el presidente del sindicato más poderoso de Estados Unidos, Douglas Fraser, de la federación de los trabajadores de la industria del automóvil United Auto Workers (UAW) condenó a los “dirigentes de la comunidad empresarial” por haber “escogido seguir en tal país la vía de la guerra de clases (class war) unilateral, una guerra de clases en contra de la clase trabajadora, de los desempleados, de los pobres, de las minorías, de los jóvenes y de los ancianos, e incluso de los sectores de las clases medias de nuestra sociedad”.

Fraser también los condenó por haber “roto y descartado el frágil pacto no escrito entre el mundo empresarial y el mundo del trabajo, que había existido previamente durante el periodo de crecimiento y progreso” en el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial conocido como la “edad dorada” del capitalismo de Estado.

El reconocimiento de la realidad por parte de Fraser fue acertado aunque tardío. Lo cierto es que los dirigentes empresariales y sus asociados en otros sectores de las élites dominantes estaban constantemente dedicados a una siempre presente guerra de clases, que se convirtió en unilateral, sólo en una dirección, cuando sus víctimas abandonaron tal lucha.

El liberal Sarkozy aplicará la tasa Tobin

El gravamen Tobin sobre las transacciones financieras ha conocido uno de los destinos más paradójicos de los últimos 40 años. Pensado por el economista liberal James Tobin en los años ’70, repudiado por la derecha liberal, defendido por los militantes antiglobalización de todo el planeta durante décadas, principalmente por la ONG Attac, bandera del socialismo europeo y tema recurrente en las negociaciones internacionales (G-20, G-7) desde que estalló la crisis en 2008, el gravamen Tobin está a punto de plasmarse gracias a la iniciativa de uno de los presidentes más liberales de la Unión Europea, Nicolas Sarkozy. El presidente francés salió del círculo del consenso y anunció que Francia llevaría a la práctica la tasa Tobin sin esperar que sus socios europeos llegaran a un acuerdo para implementarla. Berlín, Londres y Roma se mostraron particularmente hostiles al hecho de que París avance solo en este principio que duerme en el cajón de los desacuerdos desde hace muchos meses. Pese a ello, Francia mantuvo el rumbo. El consejero especial del presidente francés, Henri Guaino, precisó que Francia tomaría una “decisión al respecto” antes de finales del mes de enero.

La gran perversión

Para resolver la crisis económico-financiera de Grecia y de Italia se han formado, por exigencia del Banco Central europeo, gobiernos solo de técnicos sin participación de ningún político. Se partía de la ilusión de que se trata de un problema económico que debe resolverse económicamente. Quien solo entiende de economía, acaba no entendiendo ni siquiera la economía. La crisis no es de economía mal manejada, sino de ética y de humanidad. Ambas muy relacionadas con la política. Por eso la primera lección de un marxismo básico es entender que la economía no es parte de la matemática y de la estadística sino un capítulo de la política. Gran parte de la obra de Marx está dedicada a desmontar la economía política del capital. Cuando en Inglaterra ocurrió una crisis semejante a la actual y se creó un gobierno de técnicos, Marx hizo duras críticas mofándose con ironía, pues preveía un fracaso total, como efectivamente ocurrió. No se puede usar el veneno que creó la crisis como remedio para curarla.

Para dirigir los respectivos gobiernos de Grecia y de Italia han llamado a gente que pertenece a los altos niveles bancarios. Los bancos y las bolsas han sido los que han provocado la presente crisis que casi hundió todo el sistema económico. Estos señores son como talibanes fundamentalistas: creen de buena fe en los dogmas del mercado libre y en el juego de las bolsas. ¿En que lugar del universo se proclama el ideal de greed is good, la codicia es buena? ¿Cómo hacer de un vicio (y, digámoslo también, de un pecado) una virtud? Están sentados en Wall Street de Nueva York y en la City de Londres.

Principales puntos de la declaración de mandatarios del G20

Los mandatarios del G20, que reúne a las principales economías desarrolladas y emergentes, adoptaron este viernes en la cumbre de Cannes (sur de Francia) una declaración en la que reiteran su compromiso a trabajar juntos para reactivar el crecimiento económico, la creación de empleo y la estabilidad financiera.

Asimismo, se han comprometido a promover la inclusión social y contribuir a que la globalización satisfaga las necesidades de la gente.

Estos son los principales puntos:

- Estrategia mundial para el crecimiento y el empleo

Se comprometen a coordinar las acciones y políticas y cada uno hará su parte. En este sentido, han elaborado un Plan de Acción para el Crecimiento y el Empleo a fin de corregir a corto plazo las vulnerabilidades y a reforzar a medio plazo los fundamentos para el crecimiento. Para ello, es necesario primero corregir los desequilibrios fiscales en Europa, adoptar reformas estructurales, así como medidas para fomentar el consumo interno.

- Sistema Monetario Internacional

El objetivo es hacer que el sistema sea más representativo, estable y resistente a los flujos de capital volátiles. También acordaron que la composición de la cesta de derechos especiales de giro siga reflejando el papel de las monedas en el comercio mundial y el sistema financiero por lo menos hasta el 2015, aunque se puede revisar antes, si las monedas cumplen las exigencias para entrar en la cesta. Asimismo, manifiestan su compromiso a un sistema de cambio determinado por el mercado y reforzar la flexibilidad que refleje los fundamentos económicos.

- Reforma del sector financiero

Los mandatarios quieren evitar comportamientos como los que ocasionaron la crisis financiera del 2008 y para ello han decidido regular y supervisar todos los mercados financieros, los participantes y los productos.

- Corregir la volatilidad los mercados y promover la agricultura

Mejorar la regulación y supervisión de los mercados de derivados de materias primas para evitar los abusos. Asimismo, pretenden promover la producción agrícola para garantizar la alimentación de la población. En este sentido, pretenden actuar en el marco del Plan de Acción de la Volatilidad de los Precios de Alimentos y Agricultura, adoptado en junio pasado, en particular en la investigación y el desarrollo de la productividad agrícola.

- Mejorar los mercados energéticos y la lucha contra el cambio climático

Comprometidos a mejorar el funcionamiento y la transparencia de los mercados energéticos y al éxito de la Conferencia de Durban sobre el Cambio Climático.

- Evitar proteccionismo y reformar el sistema de comercio multilateral

Reiteran sus compromisos asumidos hasta el final de 2013 en Toronto para evitar cualquier nueva medida proteccionista que pueda surgir, incluidas nuevas restricciones y medidas inconsistentes de la Organización de Comercio Mundial (OMC) para estimular las exportaciones. Asimismo siguen comprometidos con el mandato de la Agenda de Doha para el Desarrollo.

- Corregir los desafíos del desarrollo

Reconocen que las crisis económicas afectan "desproporcionadamente" a los más vulnerables por lo que se compromete a trabajar en pos de un crecimiento inclusivo y resistente.

- Intensificar la lucha contra la corrupción

Abogan por la rápida implementación del marco legislativo internacional para combatir la corrupción, así como la adopción de medidas nacionales para prevenir y combatir esta lacra y los sobornos de extranjeros y reforzar la colaboración internacional.

- Reformar la gobernanza mundial para el siglo XXI

Recomienda que el G20 siga siendo un grupo informal que acerque a las mayores economías desde un punto de igualdad que ponga el compromiso político detrás de la agenda económica y financiera.

De la gesta que enterró el Alca a la construcción de la Unasur

La IV Cumbre de las Américas se celebró en noviembre de 2005 con todos los jefes de Estado del continente americano, a excepción de Cuba. El lema oficial fue “Crear Trabajo para Enfrentar la Pobreza y Fortalecer la Gobernabilidad Democrática”. Un lema que, en realidad, disfrazaba las verdaderas intenciones de la Casa Blanca: consolidar la presencia económica, política y militar de la primera potencia en el continente. La pantomima culminó con el rotundo “no” y el Alca entró en crisis. Hoy, es un proyecto fallido que el gobierno de Barack Obama decidió archivar. Una decisión que no podía ser otra de cara a la contundente expresión con que sintetizó Chávez, en aquella ocasión histórica, el sentir de los pueblos latinoamericanos: “¡Al carajo con el Alca!”.

Relaciones soberanas

Cristina Fernández de Kirchner, en sus tres días en Cannes, tuvo la precaución de empezar su agenda con una reunión con representantes de los trabajadores. No es un dato menor: la Confederación Sindical Internacional (CSI) surgió como resultado de la fusión –hace apenas cinco años– de la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (Ciosl) y la Confederación Mundial del Trabajo (CMT) y está presidida por una mujer, la australiana Sharon Burrow. En un mundo en el cual los líderes de los países más poderosos fueron al G-20 a dar apoyo explícito a los recortes y ajustes impuestos por supuestas necesidades de austeridad fiscal, la Presidenta argentina quiso poner su atención en las miradas y las demandas de la CSI, que representa a cerca de 166 millones de trabajadores, con presencia en 156 países y que nuclea a unas 300 organizaciones. El nacimiento de la CSI fue celebrado tanto por la CUT brasilera y la CTA argentina como por las principales centrales de España, Italia, Grecia y Francia, países que ahora ven cómo sus gobiernos, tanto socialdemócratas o de derecha, están empeñados en dilapidar las últimas murallas del Estado de Bienestar construido tras el fin de la Segunda Guerra mundial.

Libia y el canibalismo neocolonial

El cadáver de Khadafi en el freezer de un shopping es la metáfora de una nueva política global que propone devorarse a todo un continente.

Cuarenta y ocho horas antes de que el cadáver de Muammar Khadafi terminara impúdicamente expuesto ante las multitudes en el freezer de un shopping libio, la clarividente secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, aterrizó en Trípoli para hacer la V de la victoria y prodigar elogios a las hordas del impresentable Consejo Nacional de Transición (CNT), una constelación artificial compuesta por distintas facciones de exiliados y desertores libios cuyos principales meritos se resumen en haber colaborado alternativamente con Al-Qaeda, la CIA, el MI6 británico o los servicios de inteligencia franceses. La secretaria de Estado no hizo gala de facultades extrasensoriales cuando frente a estudiantes de la Universidad de Trípoli vaticinó que EE.UU. quería a Khadafi “muerto o vivo”. En ese orden. Clinton estaba verbalizando la política de asesinatos selectivos implementada por la administración Obama.De allí, hasta la consagración del canibalismo y la necrofilia imperial faltaban pocas horas.