El proceso de fragmentación de YPF: rupturas y continuidades entre el gobierno de facto y el de Carlos Menem
El acelerado y extenso proceso de privatización de empresas iniciado durante la administración de Menem, elemento esencial de las reformas estructurales de esa década, incluyó la principal empresa nacional, YPF. Según sostenía el gobierno, era necesario reestructurarla vendiendo ciertos activos para acrecentar su “valor económico”: “más músculo y menos grasa”. Bajo esta señal, se gestó el proceso de fragmentación de la compañía cuya finalidad manifiesta era “incrementar su eficiencia” en el nuevo “entorno competitivo” para luego ser transferido su capital social al sector privado. Sin embargo, en el presente trabajo se discute dicha perspectiva al sostener que su fragmentación tuvo como finalidad que los sectores dominantes locales, que desde mediados de los ’70 externalizaban costos e internalizaban renta de YPF, pudieran participar del “negocio”, al adquirir sus principales activos antes de que fuera privatizada. Este elemento se considera relevante en tanto que marcaría una peculiar línea de continuidad entre el último gobierno de facto y el menemista.
El legado de la última dictadura en el mercado hidrocarburífero: la antesala de las reformas de los 90
El presente artículo tiene por objetivo, en el marco de los 20 años del inicio de la privatización de la petrolera estatal con la sanción de la Ley N° 24.145, rediscutir las causas que coadyuvaron a que, hacia finales del mandato de Raúl Alfonsín e inicios de la presidencia de Carlos Menem, la empresa tuviera una dificultosa situación económica. Conforme esto, mientras el gobierno afirmaba que el quebranto de la empresa se debía a su “ineficiencia” endógena, en este trabajo se pretende aportar a la discusión al sostener que los desequilibrios económicos se debían a una serie de políticas económicas exógenas a la empresa, implementadas desde la dictadura militar-civil de 1976 y continuadas por el radicalismo, que fueron perjudicando la solidez de la firma y acrecentando el poder del sector privado que operaba como contratista. Esta discusión se considera importante, en tanto que puede ser un punto de partida para analizar las posteriores reformas implementadas en la década del 90.
¿Por qué no amaina la crisis?
¿Por qué sigue agudizándose y extendiéndose la crisis económica europea? ¿Ignorancia? ¿Demasiado poder concentrado en pocas manos? ¿O será, quizá, todo lo contrario: que los que deben tomar las decisiones necesarias no tienen el poder para hacerlo? Creo que es una diabólica combinación de estos tres factores.
Ignorancia. Está claro que ni entre los gobiernos ni entre los expertos hay acuerdo acerca de qué hacer. El debate entre los defensores de la austeridad y quienes proponen gastar más para estimular el crecimiento de la economía domina los titulares. A medida que la crisis arrecia, este debate se transforma en un torneo de frases hechas y afirmaciones superficiales. Después de todo, la austeridad no suele ser una opción entre varias. Los pobres no viven austeramente porque, después de pensarlo bien, decidieran que prefieren ser frugales. Así, para muchos países -y familias- la austeridad es una feroz e ineludible realidad. Por otro lado, imponerles más austeridad a quienes ya no pueden vivir con lo poco que tienen tampoco es una opción válida. El debate sigue y la seguridad con la cual los más renombrados economistas ofrecen sus recomendaciones contrasta con la validez de sus pronósticos.
Andrew Lo, del MIT, acaba de publicar en el Journal of Economic Literature una reseña de los 21 libros que más resonancia tuvieron en los debates sobre la crisis. Su conclusión: "De este amplio y contradictorio conjunto de interpretaciones no emerge una narrativa única; la gran variedad de conclusiones. enfatiza la desesperada necesidad que tienen los economistas profesionales de ponerse de acuerdo sobre una base de datos común de la cual puedan construir inferencias y narrativas más precisas".
En otras palabras, si los mejores economistas ni siquiera se pueden poner de acuerdo sobre cuáles son los datos relevantes para explicar la crisis, no debe sorprendernos que tampoco estén de acuerdo acerca de qué hacer para salir de ella.
Mucho poder en pocas manos. También es obvio que la crisis no es sólo económica y que las contradicciones entre los expertos no bastan para explicar lo que está sucediendo. La política tiene mucho que ver, y hablar de política es hablar de poder. Hay protagonistas de este drama que, aunque no tienen el poder para solucionar la crisis, tienen el poder de vetar las iniciativas ajenas que no les convienen y así truncar el juego. La canciller alemana, Angela Merkel, por ejemplo, es uno de estos protagonistas con enorme poder de veto. La venta de un bono único emitido por Europa es un buen ejemplo de iniciativas válidas que hasta ahora han sido frenadas por Alemania. Estos eurobonos tendrían la garantía colectiva de todo el continente, lo que disminuiría su prima de riesgo.
Pero en estos tiempos el poder no sólo se concentra en algunos países y líderes. Los financieros que tienen la capacidad de mover grandes volúmenes de capital también son protagonistas importantes del drama europeo. Si bien no pueden imponer políticas, sí pueden vetar decisiones o limitar las opciones de los gobiernos.
Poco poder en muchas manos. Por otro lado, un paradójico y contradictorio aspecto del poder en estos tiempos es su escasez, precariedad y transitoriedad. Aun los más poderosos se encuentran con inmensas limitaciones para ejercer el poder. Y además lo pierden con inusitada frecuencia, siendo reemplazados por rivales, colegas o sorprendentes contendientes que aparecen súbitamente. Merkel no puede hacer todo lo que le gustaría y sus opciones son restringidas por una miríada de micropoderes que, si bien no tienen la fuerza de imponer sus deseos, sí tienen cómo limitar a los más poderosos. Ni siquiera los líderes de las finanzas pueden hoy dormir tranquilos suponiendo que sus cargos e instituciones están a salvo de la turbulencia en la que vivimos. Incluso quienes más poder tienen sólo pueden influir sobre su evolución de manera tenue e indirecta. La crisis sigue porque en Europa no hay quien tenga el poder para contenerla. Por ahora.
Un mundo en transición
Al carcomer el centro neurálgico del capitalismo, la multibillonaria estafa piramidal que derivó en la actual crisis financiera y económica global ha tenido por lo menos el mérito de dejar en evidencia que las falencias del neoliberalismo no se deben a unas cuantas manzanas podridas: son las raíces mismas del árbol las que están corrompidas. En un mundo sujeto a profundos cambios, afrontar este problema es vital para el futuro de la democracia.
Como bien recuerda el historiador Eric Hobsbawm, "no existe un vínculo necesario o lógico entre los distintos componentes del conglomerado "democracia-liberal"" (1). Por el contrario, las tensiones entre ambos son cada día más manifiestas; el liberalismo en su peor expresión, la del libre flujo de capitales, está poniendo a prueba a la democracia. Porque –continúa Hobsbawm sin rodeos– “el ideal de la soberanía del mercado no es un complemento de la democracia liberal, sino una alternativa a este sistema”. En efecto, para los grandes patrones del mundo devenidos en una nueva aristocracia, la democracia y el Estado de Derecho no constituyen más que trabas en su búsqueda desesperada de ganancia y de imposición de las leyes del libre comercio a todos los ámbitos de la vida.
El principio del cambio en Ledesma
Una parte de las pruebas que activaron la adormecida investigación sobre la desaparición de Luis Arédez, ex dirigentes sindicales, obreros y estudiantes jujeños estaban intactas, guardadas en cajas que aparecieron cuando la Justicia decidió, luego de décadas de mirar hacia otro lado, allanar las propiedades de Ledesma. Incluso algunos papeles habrían estado enterrados en el predio del ingenio. No es la primera vez que aparecen documentos que acreditan las prácticas del terrorismo de Estado, pero la constante de los represores fue la destrucción de todo indicio. La dictadura incluso estableció por decreto la garantía de su propia protección. Sin embargo, los dueños de la tierra, de la vida y de la muerte en Libertador General San Martín confiaron en que nadie jamás los tocaría, y no los incineraron. Es la esencia de la impunidad con la que dominan intocables en ese pueblo, que hasta pierde su nombre cuando lo llaman Ledesma. ¿Cómo se explica si no que ni Olga Márquez de Arédez ni los demás pobladores que se enferman de dolencias respiratorias causadas por el bagazo (desecho de la caña de azúcar) nunca hayan podido obtener en el hospital local un diagnóstico que diga “bagazosis”? Libertador-Ledesma es la localidad de América con el promedio de vida más bajo: 43 años. Durante décadas, los Blaquier cosecharon denuncias –que tampoco prosperaron– de miles de empleados enfermos por trabajo insalubre que fueron despedidos. La mayoría no completaban los 30 años de aportes para obtener la jubilación, y tampoco podían acceder a ella por no tener 65 años de edad. Los Arédez no fueron los únicos pero sí de los primeros y más visibles que resistieron a los Blaquier. Eran las ovejas negras en medio del miedo y el silencio, junto a dirigentes como Jorge Weisz, Carlos Patrignani y Hugo Condorí. A fines de los años ’50, el médico pediatra Luis Arédez era “un mediquito zurdo” que tenía el “gesto demagógico” de recetar remedios caros para los obreros del ingenio, según lo definió el capataz Mario Paz en la película Sol de Noche, de Eduardo Aliverti. “Nosotros coimeamos a todos pero no dejamos las impresiones digitales”, fue la confesión que se le escapó a Paz ante cámara. “Mi marido sacó la estadística de que entre agosto y octubre morían de diez a quince chicos de los trabajadores del ingenio por día, llevaba las denuncias a los ministerios y todas las cajoneaban”, contaba la esposa de Arédez, que era odontóloga.
"La idea es pensar la región desde Argentina"
Desde hace casi una década un fastasma amigable recorre latinoamérica: la integración regional. Con el rechazo al ALCA de 2005 como mojón pero con una agenda mucho más rica y compleja, en un mundo que va de crisis en crisis, Mercosur y Unasur viven los avatares de una convivencia al mismo tiempo deseada y necesaria. La aparición reciente de Integración o dependencia. Diez tesis sobre el presente de América latina, nos pareció una buena oportunidad para charlar sobre estos temas con sus autores Emiliano Flores, Emanuel Damoni y Federico Vázquez (habitual columnista del suple, además) tres de las mentes más lúcidas de esta generación.
¿Cómo surge Integración o dependencia?
La recuperacion del control de YPF una decisión estratégica
Se debe recuperar el carácter estratégico del tema energético, en todas las etapas de producción y comercialización. La autoridad pública debe asumir la definición e implementación de las políticas y el planeamiento estratégico del sector eléctrico y de hidrocarburos, con participación del sector privado, pero con el objetivo de que la Argentina recupere su renta petrolera y consolide la ventaja competitiva de contar con energía barata.
La expropiación del paquete accionario mayoritario de YPF, en manos de la empresa multinacional Repsol, es una de las medidas de mayor alcance adoptadas por el Estado argentino en los últimos años. Ello es así por su significación política y económica y porque atañe a un sector altamente estratégico, como es el de los hidrocarburos. Desde el Plan Fénix, consideramos necesario dar a conocer nuestra postura.
¿Qué es capital ficticio?
En varios escritos que circulan dentro de la izquierda, se define al capital ficticio como todo tipo de acreencia o título financiero; esto es, se lo identifica con los títulos (bonos, acciones) que proporcionan rentabilidad a quienes los poseen. Se sostiene que, a diferencia del capital real, el ficticio no constituye riqueza social, ya que los títulos no poseen valor intrínseco.
El objetivo de esta nota es precisar, en primer lugar, cual es la noción de capital ficticio en Marx, y en segundo término, presentar algunas conclusiones relacionadas con la idea de que sería posible salir de las crisis capitalistas, o solucionar los problemas fundamentales vinculados a la acumulación del capital, mediante inyecciones de capital ficticio.
Responsabilidades por Bankia
Con la información fragmentaria, contradictoria, inexacta, cuando no tendenciosa, que recibimos sobre el deterioro patrimonial del grupo que ha dado lugar a Bankia es difícil poder establecer, por ahora, un marco de responsabilidades para sus anteriores gestores y los órganos reguladores. Llama la atención, en primer lugar, que no conste expediente alguno abierto por no haber presentado en su día las cuentas anuales del ejercicio 2011. Eso, junto a otros indicios, como la supervisión de la salida a Bolsa en la primavera pasada, dan en qué pensar. No menos llamativa es la falta de reacción de los accionistas que han visto su inversión reducida a menos de la mitad, máxime si la comparamos con la reacción de esta misma semana, en menos de cuatro días, de los accionistas minoritarios de Facebook que, por ocultación de minusvaloración del negocio, han demandado a los emisores y a los bancos colocadores.
Luces y sombras
¿Minería sí o minería no? El exponencial crecimiento en la cantidad de proyectos mineros a cielo abierto, de sólo 18 en 2002 a 614 el año pasado según datos de la Secretaría de Minería de la Nación, la intención del Gobierno de promocionar la actividad modificando algunos aspectos como la compra de insumos nacionales, la liquidación de divisas o suspensión del giro de utilidades, el espectacular alza en el precio de los metales y el apoyo de una parte del pueblo de las provincias mineras a raíz de los puestos de trabajo generados y el aporte al presupuesto provincial, debería correr el eje de la discusión. La pregunta que surge entonces es qué tipo de minería se hace en Argentina y en qué medida aporta al desarrollo económico. Cash visitó el mayor yacimiento de cobre del país, Bajo de la Alumbrera, y consultó a expertos para dilucidar esta cuestión.
En Argentina, y en general en América latina, se experimenta un boom minero. En 2010, la región explicó el 27 por ciento del presupuesto exploratorio mundial, y Argentina entró en la lista de los 10 países con mayor proyección en la materia. Ese ranking lo encabezan Canadá, Australia y Estados Unidos. Según datos del Banco Central, el stock de inversión extranjera directa en minería en el país creció un 40 por ciento entre 2009 y 2010, y es el cuarto más importante de la economía nacional, detrás del petróleo, la industria química, la automotriz y las comunicaciones. La minería es el cuarto complejo exportador más grande, con ventas por casi 4 mil millones de dólares el año pasado.