Palabras de Marie-Monique Robin al recibir la Legión de Honor de la República Francesa

Gracias, Dominique, por haber aceptado acompañarme en esta improbable entrega de la legión de honor. Digo improbable porque quedé muy sorprendida al descubrir a inicios de enero en el Boletín Oficial que Delphine Batho, ministra de ecología, de desarrollo sustentable y de energía, me había propuesto para ser nombrada caballero de la legión de honor. Debo reconocer que mi primera reacción fue rechazar esta insigna de la República instituida por Napoleón.

Muchos amigos cercanos, pero también los representantes de ARTE y de Editions La Découverte, con quienes trabajo desde hace años, me recomendaron aceptar, destacando que recibir la medalla era una manera de honrar a todos aquellos cuyos casos ilustré en "28 años de servicio", para retomar la expresión utilizada en el decreto presidencial:

Mi tío Gregorio

No sé si contento es la palabra. Pero sí sé que mi tío Gregorio hubiera dicho: “Bueno...” con la n larga y la o casi imperceptible. Después de la muerte de Jorge Videla en la cárcel, ese “bueno...” hubiera sonado a ciclo cumplido, a tarea bien hecha, y al mismo tiempo a pena sin remedio y a cierta reparación. La reparación no borra la amargura. No enmienda ni corrige un daño. Pero socialmente implica un leve desagravio. A mi tío eso le importaba, incluso más allá de sí mismo.

Sentencia histórica

En un fallo que marcará un hito en la historia del proceso de justicia por los graves crímenes cometidos por las dictaduras de la región, el ex general José Efraín Ríos Montt fue condenado a 80 años de prisión por ser responsable de genocidio y crímenes de lesa humanidad cometidos entre abril de 1982 y agosto de 1983, período durante el cual gobernó Guatemala. El Tribunal A de Mayor Riesgo revocó su arresto domiciliario y dispuso que cumpla la pena en cárcel común. Por su parte, el ex jefe de inteligencia José Mauricio Rodríguez Sánchez fue absuelto.

Hay 180 días para regularizar a las empleadas domésticas

Para empezar, un cambio en la manera de llamar a quienes trabajan en las tareas domésticas. La nueva ley recientemente sancionada se denomina régimen especial de contrato de trabajo para personal de casas particulares. Atrás quedó aquel viejo decreto ley 326/56 servicio doméstico, precisamente de 1956, un régimen especial que establecía condiciones laborales que no estaban presentes en la ley de contrato de trabajo.