La juventud en Iberoamérica. Tendencias y urgencias
El proceso de investigación y redacción del presente informe fue coordinado por Martín Hopenhayn, oficial a cargo de la División de Desarrollo Social de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), con el apoyo de Francisca Miranda, consultora de la División de Desarrollo Social de la CEPAL.
El dolor y la furia
Disculpen, estimados lectores, si lo que estoy escribiendo se aproxima más a una historia de vida que a una nota periodística. En el momento en que mis dedos se deslizan por el teclado, los equipos de rescate de la explosión de Rosario se esfuerzan por encontrar a las víctimas desaparecidas del fatídico edificio, entre los que se encuentra una sobrina de mi hermano y su pareja.
Hace cuarenta años que vivo en Buenos Aires, trabajando en el mundo editorial. Hace cuarenta años que dejé mi Rosario natal y hace cuarenta años que no siento el olor cotidiano de herramientas, reguladores desarmados, calefones en reparación y todo ese olor característico del propano odorizado que existe en el taller de un gasista, como el de mi padre, que lo era.
Lo que referiré a continuación sucedió en los ’90 y los protagonistas son mi padre, mi hermano y Litoral Gas.
La placita de mi barrio
Mi familia llegó a la Capital en el año 1934, cuando yo tenía siete años. Fuimos a vivir al barrio de Belgrano. Allí, a una cuadra de nuestra casa, estaba la placita que hoy se llama Alberti, en la calle Arcos y Roosevelt (calle que antes tenía el bello nombre de Guanacache). Esa placita –de una manzana– era nuestro lugar de juegos. Era muy bella, con un césped bien verde y muchos árboles y flores. Había rosas, margaritas, jazmines y cien flores más. Parecían cuadros pintados. Sí, había un llamado placero que cuidaba que no pisáramos ni el césped ni las flores, ni que tampoco arrancáramos esos bellos productos de la primavera y el verano. Nosotros jugábamos en los caminos a la mancha, a la cupa, corríamos carreras, a la bolita, a llevarnos a cocochito y a otros cien juegos más de aquella época, con los cuales no pisábamos el césped ni los jardines. El placero nos sonreía pero nos retaba si alguno no cumplía con la orden no escrita de no pisar los canteros.
El ciclo de las villas y el mercado inmobiliario informal
Los hechos ocurridos en diciembre del 2010 en el Parque Indoamericano y en el Club Albariño desnudan la realidad de muchos vecinos de la ciudad de Buenos Aires, los que se ven expulsados de las villas sin más opciones que ocupar algún sitio, más bien cualquier sitio en la ciudad. Muestran, por lo tanto, la complejidad que ha ido adquiriendo habitar una villa y postulamos que evidencia, en particular, el agotamiento de un ciclo de crecimiento de las villas.
¿Qué democracia tenemos?¿Qué democracia queremos?
En los últimos meses se ha ido extendiendo la idea de que las instituciones políticas de los países europeos tienen crecientes dificultades ya no para controlar, sino simplemente para responder o acomodarse a dinámicas económicas y financieras que les desbordan por completo. La economía parece naturalizada, moviéndose al margen de cualquier capacidad de adecuación a las necesidades humanas. Y los efectos sobre la vida de la gente son tremendos. Frente a todo ello, mientras los poderes públicos buscan obstinadamente salidas ortodoxas que satisfagan las exigencias de los mercados financieros, hasta el punto de modificar urgentemente constituciones, mucha gente se empieza a mostrar tremendamente molesta por la docilidad y servidumbre política. En este marco, resulta necesario repensar los principales basamentos de
nuestro sistema democrático.
Violencia en acto y en palabra
Las violencias de género habitaban desde siempre nuestro mundo. Sólo que yo lo confirmé tempranamente, cuando leí por primera vez La condesa sangrienta de Alejandra Pizarnik. Más tardíamente al escudriñar su “Poema del nombre propio”, con la arquitectura de la torre del castillo medieval dominado por la condesa Erzébeth Báthory, noté que la abyección de la violencia en los cadáveres de mujeres por feminicidio yace en la base donde se apuntala el orden social falogocéntrico: Alejandra, Alejandra/ Debajo estoy yo/ Alejandra.
Planisferio, representaciones y poder
Si pido que se imagine dónde esta Sudamérica y dónde Europa en el mundo, seguro que se le viene a la cabeza la imagen mental del “planisferio”. Nosotros ocupamos una ubicación en ese “mundo”. Es la imagen con la cual crecimos. Que aparece en los manuales que estudiamos, en los cuadernos en la última hoja y en nuestros trabajos escolares de geografía. Es la representación con la que crecen nuestros hijos.
Atilio Borón obtuvo el Premio Libertador al Pensamiento Crítico
El título América Latina en la geopolítica del imperialismo, del argentino Atilio Borón, fue la obra ganadora de la octava edición del Premio Libertador al Pensamiento Crítico, en la que participaron 62 títulos.
El jurado, integrado por el uruguayo de Antonio Elías, el español Pascual Serrano, los venezolanos Laura Antillano y Miguel Ángel Contreras, y el cubano Pablo Guadarrama, destacó el análisis acertado que realiza su autor sobre la situación geopolítica del continente
Don Arturo o la integridad en política
Artículo publicado el domingo 25 de Junio de 2006 en el periódico "Río Negro"El ex gobernador de Río Negro pasa revista en esta nota a la personalidad del presidente derrocado en junio del ´66, a quien conoció intensamente y a quien, con justa razón, define como uno de los argentinos más íntegros del siglo XX.
Illia tenía una peculiar idea del tiempo, de los ritmos de la historia, de los posibles escenarios del futuro, de la seducción que siempre tiene la urgencia del presente y de la distinción entre lo importante y lo superfluo, un rechazo tenaz a la "tiranía del instante". Acusado de lentitud e inoperancia, caricaturizado con la imagen de la tortuga, todo culminó en el acto vandálico del 28 de junio.
Por eso resulta sorprendente la cantidad de iniciativas importantes y los logros obtenidos en su breve administración.
Lo raro en la mira
Modestamente morboso, pero habrá que sumar un interrogante más al omnitransmitido caso de Angeles Rawson: ¿cuántas veces fue pronunciada la fórmula "familia ensamblada"? O para decirlo con los términos que impusieron los últimos días: cuál habrá sido el móvil de periodistas y de todo un elenco de expertos forenses que revolearon los ojos y buscaron un guiño cómplice en la audiencia con esa palabra clave mientras avanzaban sobre conjeturas como, por ejemplo, que la familia ensamblada no advirtió que las llaves y el morral estaban en la casa, no reaccionó a tiempo sobre la ausencia de la niña, no sufre lo suficiente. En la familia ensamblada parece germinar la semilla de la muerte, y si no es la alevosía será la negligencia, pero el desorden que descalabra los lazos sin sangre es caldo de cultivo. Justo ahora, que nuevas leyes la apañan y la multiplican, desde el matrimonio igualitario a la Ley de Fertilización Asistida.