El trabajo que da el trabajo
Y dijo la señora: ¡Imagínate, ahora mi empleada es amparada por el gobierno, con esas leyes absurdas! Como si nosotros, los patronos, no tratáramos bien a esas desgraciadas, que nacen en una favela, en medio de la pobreza, y tienen la suerte de encontrar un empleo en nuestras familias.
La María Dolores, por ejemplo, no tenía dónde caer muerta. Su padre borracho, su madre lavandera, una retahíla de hermanos. La chavalita comenzó aquí, en esta casa, como cuidadora de mi hijo pequeño Jorge. Yo le enseñé hábitos de higiene, le di un uniforme blanco, dejé que llevase para su casa lo que sobraba de las comidas que mi marido ofrece a sus clientes.
Último artículo: Batallemos por el fin de la discriminación laboral
Falleció nuestro amigo y miembro del Consejo Editorial de SinPermiso Javier Diez Canseco. Este que reproducimos a continuación es su ultimo artículo, escrito muy poco antes de morir. En esta misma entrega encontrará el lector una necrológica de su amigo Oscar Ugarteche. SinPermiso se conduele con sus compañeros políticos y con su familia, particularmente con su hijo Javier, a quien tuvimos el placer de conocer personalmente en unas jornadas de SinPermiso realizadas en Madrid hace ya unos cuantos años. Del trato con Javier Díez Canseco, que fue un colaborador asiduo y entusiasta de SinPermiso desde el comienzo mismo del proyecto va ya casi para una década, impresionaban gratamente muchas cosas. Pero si forzados por la apabullante majestad de la muerte hubiera que quedarse ahora mismo con una, sería ésta: era un alma combatiente excepcional, superlativamente elegante, y su amor al detalle –escondite del diablo— le libró de los dos célebres (auto)reproches brechtianos al militante: ni miró al mundo con impaciencia, ni en obnubilada busca de un futuro amistoso dejó nunca él mismo de serlo. SP
Javier Diez Canseco Cisneros (1948-2013)
La inoportuna muerte de Javier Diez Canseco Cisneros tras un cáncer fulminante agarra a la izquierda latinoamericana y peruana fuera de base. Diagnosticado a inicios de febrero del 2013 de un cáncer al colon, este resultó un sarcoma agresivo que se hizo metástasis y lo mató en pocas semanas. Dirigente político y analista fino desde fines de los años 60, cuando era estudiante en la Pontifica Universidad Católica del Perú, JDC fue el decano del congreso peruano. Salió electo para la Asamblea Constituyente de 1978 y se quedó en el Congreso de la República tres décadas con dos intermedios, cuando Fujimori cerró el congreso en 1992 y cuando corrió a la presidencia en el año 2006.
Lograr la paz eterna
Además del genocidio y el robo de tierras, los vencedores volvieron a practicar la odiada esclavitud que había comenzado a eliminarse en nuestro país en la célebre Asamblea del año XIII...
Esa esclavitud fue reimplantada por el presidente Avellaneda y su ministro de Guerra, el general Julio Argentino Roca. Se puede comprobar en los diarios de Buenos Aires de la época de la “campaña del desierto” en avisos oficiales con el título de “Hoy entrega de indios”. Y cuyo texto rezaba: “A toda familia que lo requiera se le entregará un indio varón como peón, una china como sirvienta y un chinito como mandadero”. Tal cual.
El primer acto del 1° de mayo en Rosario y Virginia Bolten
El 1º de Mayo es una fecha emblemática para los oprimidos, humillados y ofendidos de la Tierra. En esta fecha de 1886 los trabajadores de EE.UU., muchos en las filas anarquistas, realizan una huelga general, acordada el año anterior, en reclamo de las 8 hs. de trabajo. Como consecuencia de esta acción, el 20 de agosto de 1886 la justicia burguesa condena a ocho trabajadores a la horca. A partir de este momento y en todo el mundo esta fecha se convirtió en un día de lucha y solidaridad.
En el año 1890, se realizaron simultáneamente actos en Chivilcoy, Bahía Blanca, Buenos Aires y Rosario. En esta ciudad, la plaza López fue el lugar elegido para la concentración del primer acto conmemorativo del 1º de Mayo.
En la muerte de José Luis Sampedro: al maestro de maestros
Es bien sabido que lo que nos mueve a indagar son nuestras condiciones de existencia. Los conflictos de la época en que nos ha tocado vivir originan la trama principal de nuestros interrogantes. En esa lucha cotidiana caminamos, tropezamos, nos atrapan, nos zafamos; a veces caemos, hasta en fosos, probamos la tierra que nos golpea el rostro y, otras, rectificamos y nos levantamos, e incluso hasta podemos mirar más lejos.
Afortunadamente, en ese camino no estamos solos. Hay muchos que comparten nuestra experiencia, nuestros problemas, sin saber que son comunes, y las padecen con soledad y con miedo. Con otros, nos reconocemos en los mismos dramas, nos regodeamos ocasionalmente en las afinidades y se nos revela un mundo más amplio.
Eva Giberti en Naciones Unidas
Apenas una ínfima porción de nuestro periodismo anunció la participación de Eva Giberti, coordinadora del programa Las víctimas contra las violencias, en el 57° período de sesiones de la Comisión Jurídica y Social de la Mujer (CSW por sus siglas en inglés) en Naciones Unidas. Ni siquiera la coincidencia de fechas entre este evento y la celebración del 8 de marzo alentó la ocurrencia de informar sobre la presencia argentina en este encuentro presidido por la directora ejecutiva de ONU Mujeres, Michelle Bachelet.
Gianni Vattimo: “El Papa Francisco tiene estilo. Ahora espero que pase a la sustancia”
Un comunista católico es por lo menos una rareza, un provocador por naturaleza. Si la Iglesia más reaccionaria levanta la voz, él dirá que “gracias a Dios” es ateo. Pero si se siente acorralado por la izquierda más furiosa y anticlerical, alegará cuánto le debe la razón a la fe. Entonces, lo primero que hay preguntarle al famoso filósofo italiano Gianni Vattimo (creador del concepto de pensamiento débil, seguidor de Heidegger y Nietzsche, autor de una veintena de libros, ex eurodiputado, bautizado, comulgado, confirmado y dirigente de la comunidad homosexual italiana) es si cree o si no cree.
“Sinvergüenzas, hijos de mala madre”
Lo brindó José Solanille, un peón rural que vivía a 500 metros del centro clandestino de detención cordobés. Hizo un pormenorizado relato de las atrocidades que allí se cometieron. Contó de los fusilamientos y de las fosas comunes. El arriero José Julián Solanille, de 83 años, sólo encontró en su vocabulario de campesino insultos y descalificaciones para retratar a los autores de las torturas y el asesinato de cientos de personas; para describir los hedores de los cuerpos quemados, las fosas repletas de cadáveres y los aullidos de los prisioneros de La Perla. Un sitio que distaba, según precisó al dar su testimonio en el juicio por los crímenes cometidos en ese centro clandestino de detención, “a unos 500 metros” de donde se encontraba su propia casa.
Para la vida
Estoy aquí sentado debajo del pequeño sol
el que nos vio águila y también gorrión.
Qué hacer con el silencio cuando la cabeza estalla,
cómo parar la impotencia de no poder hacer nada.
Por qué querer matar a tus hijos
es para que duela años la sangre
ayer por no querer a la Patria
y ahora por quererla demasiado.