¿Es posible mejorar la reestructuración de las deudas soberanas?

Las crisis de deudas soberanas constituyen una de las grandes disfuncionalidades de la globalización financiera actual. La evolución de los mercados internacionales de crédito soberano agregó complejidad a los procesos de reestructuración de deudas soberanas. A diferencia de las bancarrotas empresarias, los incumplimientos de deudas soberanas tienen implicaciones macroeconómicas nacionales y globales de carácter sistémico. El enfoque contractual de reestructuración de deudas soberanas vigente puede ser cada vez menos potente en superar los problemas de acción colectiva. Sin embargo, ésta es la única opción viable en la actualidad. Las propuestas recientes por parte del International Capital Market Association (icma) pueden mejorar sustancialmente dicho enfoque. Aunque interesante como idea, la alternativa estatutaria es aún impracticable.

El discreto entierro de la Ronda de Doha

Ha pasado casi desapercibido, pero a finales del año pasado, en la reunión ministerial en Nairobi de la Organización Mundial del Comercio (OMC), con la participación de 164 países, se enterró discretamente la Ronda de Doha, tras 14 años de esfuerzos inútiles. Se trataba con ella de dar un nuevo impulso a la liberalización del comercio internacional. Se la bautizó como la “ronda del desarrollo”, pues pretendía reducir las barreras al comercio, con una apertura desigual para los países industrializados y para los más rezagados, que pedían mayor capacidad de penetración para sus productos. Iniciada en 2001, dos meses después de los ataque del 11 de septiembre, en la reunión en la capital de Qatar, tras la Ronda Uruguay, tenía que haberse cerrado en 2005, entre otras cosas, reduciendo las ayudas a la exportación de productos agrícolas. Algo que sí se ha acordado, relativamente, a este respecto en Nairobi, junto a otros avances. Pero la idea de un gran acuerdo ha muerto.

Faltan los dólares para empezar la fiesta

El candidato Mauricio Macri lo reiteró varias veces en el tramo final de la campaña para las elecciones presidenciales: el país no tiene problemas de divisas, le sobran divisas por sus excedentes exportables. Sólo hacía falta remover “el cepo cambiario” para que los exportadores “pudiesen vender, porque a este dólar que no existe, nadie puede cubrir los costos”, resumía. El dólar inexistente era el oficial en torno de los 9,50 pesos, corrían las últimas semanas de octubre, primeras de noviembre, y cada vez más claramente la idea de Macri Presidente se asociaba a una megadevaluación y quita de retenciones al agro, para que “los exportadores traigan los dólares”.

Construir una crisis

La conjunción de diagnósticos negativos exagerados acerca de las variables económicas que dejó el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, con afirmaciones falaces sobre el impacto de las primeras medidas económicas difundidas por el equipo liderado por el ministro Alfonso Prat-Gay y la insólita eliminación de todos los indicadores estadísticos del Indec-Todesca, facilitan el maquillaje u ocultamiento del extraordinario ajuste sobre el salario y las jubilaciones del gobierno de Mauricio Macri. La fábula de la crisis para justificar medidas regresivas de la distribución de la riqueza no es sólo un recurso de marketing electoral o de la gestión de gobierno, sino que está respaldada por documentos teóricos de economistas. Esas investigaciones académicas postulan la necesidad de una crisis para poder avanzar en profundas reformas regresivas en términos sociales. Y si no se presenta la crisis, como fue el intento fallido del establishment durante el año pasado, la tarea es construir el sentido de la existencia de una crisis o, en forma más fulminante, instrumentar medidas (megadevaluación, tarifazo, shock inflacionario, despidos) para provocar una crisis culpando de ella a la herencia recibida.

Desregulación financiera y endeudamiento

Uno de los rasgos fundamentales del neoliberalismo fue la dependencia del sistema financiero internacional. En otras palabras, la economía obtenía los dólares que necesitaba para funcionar a partir del ingreso de enormes flujos de deuda externa. Así fue como la deuda externa entre 1975 y 2001 se multiplicó por 17,7. Asimismo, en esos años los negocios financieros al interior del país fueron los más dinámicos de la economía por la generosa rentabilidad que ofrecían.

¿Un acuerdo social para bajar salarios?

Hace meses advertimos en esta sección de la existencia de un proyecto de acuerdo social para “reducir salarios”, pergeñado por argentinos en Ginebra. Hoy el presidente Macri anuncia que convocará para alcanzar aquel acuerdo “pro capital puro”, pero las recientes subas de precios se lo dificultan. Se pretende que los sindicatos acepten pasivamente los incrementos y, además, que acuerden los nuevos sueldos de convenio “a la baja” (ajuste), conforme inflación futura.

Sinceramiento (¿?)

Hace dos días me escribió mi colega Mariano Blejman un mail que transcribo (con su permiso):

“Hola Adrián,

Disculpá que me meta en tu correo por una nimiedad. Veo en todos los canales y radios: ‘Se devalúa un 40%. Sube el dólar 40%’. Creo que están haciendo mal las cuentas. Si 14 es el 100%, entonces 10 es un 71%. La depreciación me da 29%. Por un dólar (si es que tengo dólares) me dan un 40% más que ayer en pesos, pero la devaluación del peso es 29%. ¿Me equivoco?”

Alerta por medidas que atentan contra el mercado interno y las Pymes

La Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (APYME) expresa su rechazo a la megadevaluación anunciada por el ministro Prat Gay mediante la desregulación de la compra y venta de divisas y la aplicación de la llamada flotación sucia.

Esta medida significa una fenomenal transferencia de ingresos desde los sectores asalariados y las Pymes hacia el complejo agroexportador, grandes industrias transnacionalizadas y el sector financiero concentrado (en gran parte extranjero). Debe considerarse que se adopta en el marco de una situación externa negativa, sobre todo por la crisis en Brasil, y el aumento de tasas en EE.UU.